Trump resiste entre los suyos
En su sexto mes en la Casa Blanca, el presidente apenas pierde apoyos entre los republicanos. Sus votantes minimizan la trama rusa y los fracasos legislativos
En Washington, Donald Trump vive atenazado por las constantes revelaciones de la trama rusa y los esc¨¢ndalos que desata con sus bravuconadas. Pero a una hora en coche de la capital estadounidense, el panorama es muy distinto: en la Virginia rural, la investigaci¨®n a los lazos con Mosc¨² del entorno del republicano se desecha como un complot contra ¨¦l y su presidencia se ve como un retorno del optimismo.
El microcosmos de Warrenton (Virginia), un municipio de 9.600 habitantes en el que Trump gan¨® en las elecciones, ilustra la dualidad que vive EE UU en el sexto mes, este jueves, del magnate inmobiliario en la Casa Blanca. El ritmo vertiginoso de la pol¨ªtica estadounidense desde la investidura presidencial del 20 de enero solo ha hecho que acentuar la polarizaci¨®n que sacude al pa¨ªs desde hace a?os.
Trump es el presidente m¨¢s impopular al inicio de su mandato de la historia reciente. Parece imposible que haya una semana sin pol¨¦micas en su entorno, la sospecha de coordinaci¨®n con las maniobras electorales rusas ensombrece su agenda y, tras el fracaso de la reforma sanitaria en el Senado, no ha podido exhibir a¨²n ning¨²n ¨¦xito legislativo.
Sin embargo, apenas sufre erosi¨®n entre su heterog¨¦nea base de votantes. Se impone la fidelidad a un empresario que dej¨® en papel mojado todos los manuales pol¨ªticos. Entre abril y julio, la aprobaci¨®n de Trump ha ca¨ªdo del 42% al 36%, seg¨²n una encuesta reciente de The Washington Post y ABC News. Pero entre los republicanos casi no ha variado: del 84% al 82%.
¡°Ha hecho muchas cosas. No se ven f¨¢cilmente pero hay grandes cambios¡±, dice Greg Burns, un jubilado de 71 a?os, en un caf¨¦ de Warrenton. ¡°Hay un cambio positivo, la gente es m¨¢s positiva. La econom¨ªa est¨¢ mejor. Los trabajos mejorar¨¢n, eventualmente tambi¨¦n los impuestos. Estoy dispuesto a ser paciente¡±.
Burns vot¨® a Trump el 8 de noviembre. En el condado de Fauquier, cuya capital es Warrenton, el republicano venci¨® por 24 puntos de diferencia a la dem¨®crata Hillary Clinton, una distancia mayor de la de Mitt Romney en 2012 frente a Barack Obama.
Fauquier se considera a s¨ª mismo el inicio del sur de EE UU. Fue un lugar hist¨®rico de la antigua Confederaci¨®n esclavista durante la guerra civil. Ahora es un feudo conservador y de los primeros condados republicanos a los que se llega desde el ¨¢rea de Washington, un basti¨®n dem¨®crata. Clinton gan¨® por los pelos en Virginia gracias a la fuerza del voto urbano. En zonas rurales, Trump se impuso con holgura. El mismo patr¨®n se repiti¨® en todo el pa¨ªs.
Rick Shepherd, de 67 a?os, asegura que not¨® un cambio en enero. ¡°El tel¨¦fono empez¨® a sonar¡±, dice. Trabaja en el sector de la construcci¨®n y la gente, sostiene, es ¡°m¨¢s optimista¡± que antes. ¡°EE UU vuelve a tener una posici¨®n de respeto en el mundo y en la econom¨ªa¡±, se?ala. Cree que Trump lo est¨¢ haciendo ¡°bastante bien¡±, pero admite que le incomodan sus mensajes incendiarios en Twitter y que no era su republicano preferido. Le vot¨® como ant¨ªtesis de la ¡°deshonesta¡± Clinton, el apodo de Trump a su rival.
Las palabras de los dos vecinos de Warrenton muestran tendencias, plasmadas en las encuestas, detr¨¢s del apoyo robusto al presidente. Respaldan el argumento de Trump de que la investigaci¨®n de un fiscal especial y el Congreso sobre una posible coordinaci¨®n con el Kremlin durante la campa?a electoral es una ¡°caza de brujas¡± sin prueba de irregularidad. Evidencian que la marcha de la econom¨ªa es una prioridad para los votantes del republicano. Les une el rechazo a los dem¨®cratas. Y tambi¨¦n comparten el hartazgo con lo que perciben como la debilidad y el excesivo buenismo de los a?os de Obama, ya sea en pol¨ªtica exterior o en el lenguaje pol¨ªticamente correcto.
Burns ve en Trump a un ¡°luchador¡± y una esperanza. ¡°Estaba muy preocupado por el rumbo que tomaba el pa¨ªs, estaba siendo destruido culturalmente¡±, dice. Cree que la inmigraci¨®n irregular estaba fuera de control y los valores tradicionales amenazados. Ese declive, opina, ahora se ha esfumado.
Uno de los pocos reproches que se le escuchan a este exfuncionario del Gobierno federal es a la divisi¨®n republicana que ha impedido la aprobaci¨®n de una reforma sanitaria. Defiende aumentar la competencia respecto a la ley actual, conocida popularmente como Obamacare, pero admite que le preocupa si sus tres hijos pueden verse afectados por los cambios.
El mensaje disruptivo que catapult¨® a Trump a la presidencia sigue calando en lugares como Warrenton. Esa combinaci¨®n de ret¨®rica contra el establishment y la globalizaci¨®n, ira contra la inmigraci¨®n, promesa de ¡°volver a hacer grande a Am¨¦rica¡± y odio a los Clinton que logr¨® seducir desde republicanos cl¨¢sicos a la clase trabajadora dem¨®crata.
Advertencias
Trump encontrar¨ªa en este pueblo de Virginia a aquellos votantes fieles a los que le gusta saludar con el pu?o en alto, como un boxeador, y con los que se identifica y le dan fuerzas. Pero tambi¨¦n ver¨ªa indicios de grietas y decepci¨®n a tener en cuenta.
¡°Podr¨ªa estar haci¨¦ndolo mejor¡±, dice Robert Martin, de 27 a?os, empleado de un restaurante y que vot¨® por el republicano. Le atra¨ªa el lema de ¡°Am¨¦rica primero¡± pero se queja de que Trump est¨¢ gastando demasiado dinero en el extranjero, por ejemplo en operaciones militares. Considera injusto el veto parcial a visitantes de seis pa¨ªses musulmanes y asegura que escogi¨® a Trump porque ¡°no se f¨ªa¡± de Clinton.
¡°No me ha impresionado. No ha avanzado en muchos de los asuntos por los que hizo campa?a¡±, agrega Joseph Mancini. Este ingeniero de 49 a?os es un defensor feroz de la Segunda Enmienda de la Constituci¨®n, que blinda el derecho a portar armas, y esa es su m¨¢xima prioridad al votar.
Cree que Trump no ha hecho suficiente para demostrar su apoyo a las armas de fuego y a la ¡°libertad individual¡±. Se queja de que tampoco ha avanzado en algunas promesas de reforma econ¨®mica ni en la construcci¨®n de un muro con M¨¦xico. Y deplora su lenguaje: ¡°Es vergonzoso. Necesita rebajarlo, ser un poco menos ofensivo con la gente y trabajar con todo el mundo¡±.
Polarizaci¨®n dem¨®crata
Hillary Clinton obtuvo un 34% de votos en el condado de Fauquier en las elecciones presidenciales. En las calles de Warrenton, no es dif¨ªcil encontrar a votantes de la excandidata dem¨®crata. Y la mayor¨ªa est¨¢n muy enfadados con la marcha de la presidencia de Donald Trump, en un reflejo de la polarizaci¨®n que vive el pa¨ªs.
Ed Kreutter, una jubilada de 76 a?os, lo llama el "monstruo que tenemos en la Casa Blanca". "No tiene ni idea de c¨®mo vive la gente real", dice. Patti Reid, de unos 60 a?os, habla de un "tren descarrilado". Y Denise, de 55 a?os, esgrime que el republicano "no conecta con la clase media y pobre". Ella trabaja en una tienda situada frente a un centro social, que fue un lugar de votaci¨®n el d¨ªa de las elecciones. En la entrada del centro, asegura, hubo discusiones acaloradas entre votantes de Trump y Clinton.
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