Javier Duarte, el pol¨ªtico m¨¢s odiado de M¨¦xico: callado, procesado y hundido
Cr¨®nica de 12 horas de audiencia en la c¨¢rcel del norte de la Ciudad de M¨¦xico. El juez acepta las pruebas de la fiscal¨ªa. El exgobernador de Veracruz ir¨¢ a juicio por delincuencia organizada y lavado de dinero
Pasar desapercibido, fundirse con el revoltijo jur¨ªdico de los abogados, convertirse en un argumento legal, sentarse, mirar a los lados, doblar papeles como quien firma decretos. Javier Duarte vivi¨® ayer el principio del fin. Su fin. El juez acept¨® finalmente las pruebas de la fiscal¨ªa mexicana y decidi¨® procesarlo por dos delitos, delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia il¨ªcita. O, dicho de otra forma, por robar. Por robar, hacer robar y tratar de disimular.
Los investigadores acusan al exgobernador de Veracruz de sacar 80 millones de d¨®lares de las arcas del estado. De crear una red de testaferros, compinches y empresas falsas. De usarla para que el robo pareciera legal. De ser el l¨ªder, el capo. Seg¨²n explic¨® ayer el Ministerio P¨²blico, Duarte dedic¨® todo su mandato a saquear las cuentas del estado. Su estado. La regi¨®n que gobern¨® de 2011 a 2016.
Duarte se ha convertido en el gran villano de M¨¦xico. Alzado en su d¨ªa como uno de los estandartes del nuevo PRI, el mandatario era pura derrota este s¨¢bado. El silencio. En 12 horas de audiencia, apenas abri¨® la boca tres veces, las tres para decir que estaba de acuerdo con los alegatos de su abogado. "Me adhiero a lo expresado por mi representante", contestaba al juez.
Hace apenas cinco a?os, Duarte era ejemplo de la nueva generaci¨®n de un partido que hab¨ªa gobernado el pa¨ªs sin interrupci¨®n durante 71 a?os. El propio presidente, Enrique Pe?a Nieto, lo nombr¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n, queriendo as¨ª romper con el pasado, elevando las bondades del PRI a las virtudes de una nueva camada de gobernadores y diputados. Resulta curioso que ahora, cinco a?os despu¨¦s, Duarte simboliza de nuevo al PRI, otra vez arrugado. A ese PRI del mismo Pe?a Nieto, desplomado en los ¨ªndices de popularidad, denostado por amplios sectores del pa¨ªs. Criticado por plegarse ante Donald Trump, por la inflaci¨®n, por el aumento de la inseguridad y la violencia. Al PRI del exgobernador Roberto Borge, preso en Panam¨¢, acusado en M¨¦xico de lavar dinero. Al PRI del exgobernador C¨¦sar Duarte, pr¨®fugo de la justicia, tambi¨¦n por robar.
M¨¢s que un juicio contra Duarte, parece un juicio contra el nuevo PRI.
82 pruebas
Los fiscales de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica, PGR, aparecieron en la sala de audiencias como trenes de mercanc¨ªa. Dolidos en su orgullo, explicaron al detalle los motivos por los que acusaban a Duarte. La prensa mexicana hab¨ªa criticado con dureza su actuaci¨®n del lunes. Parec¨ªa, le¨ªan las columnas de opini¨®n, que la fiscal¨ªa no ten¨ªa ning¨²n inter¨¦s en procesar al exgobernador.
A falta de seis meses para que concluya su investigaci¨®n, el Ministerio P¨²blico present¨® 82 pruebas contra Duarte. Las hay de todo tipo, pero las m¨¢s importantes son los testimonios de tres de sus antiguos colaboradores. Se trata de Alfonso Ortega, abogado y uno de los arquitectos de la trama de empresas falsas; de Arturo Berm¨²dez, antiguo jefe de la polic¨ªa de Veracruz, actualmente en prisi¨®n y de Juan Jos¨¦ Janeiro, abogado se?alado como otro de los arquitectos de la trama.
Apoy¨¢ndose en un powerpoint de 24 diapositivas, la PGR explic¨® c¨®mo la red delictiva de Duarte habr¨ªa sacado dinero de las arcas del estado y lo habr¨ªa inyectado al sistema financiero, comprando y vendiendo propiedades, aparentando as¨ª su legalidad. Uno de los fiscales explic¨® por ejemplo c¨®mo diferentes dependencias del Gobierno licitaron contratos con empresas fantasma. C¨®mo los contratos eran en realidad una farsa. C¨®mo el dinero iba a parar a otras empresas y finalmente a manos de sus testaferros. C¨®mo esos testaferros, haci¨¦ndose pasar por campesinos, compraron miles de metros cuadrados de terreno en la costa de Campeche, en el Golfo de M¨¦xico, a menos de un peso -centavos de d¨®lar- el metro cuadrado. C¨®mo empresas de la trama adquirieron m¨¢s tarde esos terrenos, a m¨¢s de 250 pesos el metro cuadrado, tratando de limpiar el rastro del robo inicial.
Es uno de los ejemplos. Los fiscales explicaron tambi¨¦n que el dinero robado sirvi¨® para comprar un yate de 800.000 d¨®lares, joyas por valor de 225.000 d¨®lares, departamentos en la costa del Atl¨¢ntico, tiempos compartidos en un hotel de lujo en Nueva York, en la Ciudad de M¨¦xico... A ratos parec¨ªa el juicio en s¨ª y no una audiencia preliminar, un tr¨¢mite. El juez s¨®lo ten¨ªa que decidir si abr¨ªa proceso, es decir, si estimaba que la contundencia de las pruebas eran suficiente como para mandar a Duarte a juicio.
Durante la semana, la presi¨®n hab¨ªa sido muy alta. La defensa de Duarte hab¨ªa vendido la sensaci¨®n de que el caso de la PGR era muy d¨¦bil. El historial de la propia instituci¨®n hac¨ªa el resto. No hubiera sido la primera vez que un tribunal desechaba uno de sus casos estrella. En octubre de 2015, el juez liber¨® a un grupo de militares acusados de asesinar a ocho personas, despu¨¦s de un enfrentamiento en un pueblo del Estado de M¨¦xico. Consideraba que las pruebas que hab¨ªa aportado la PGR no eran suficientes. El caso Tlatlaya hab¨ªa sido un esc¨¢ndalo en M¨¦xico y pese a ello, mor¨ªa a orillas del juzgado.
Con Duarte, los fiscales pelearon como si les fuera la vida. No import¨® la elegancia de los alegatos de la defensa, que argument¨® que, en realidad, las pruebas de la PGR no probaban los hechos; que no detallaban quienes, c¨®mo y cu¨¢ndo se hab¨ªan robado los 80 millones de d¨®lares. El juez decidi¨® que eso quedaba para el juicio. De momento, dijo, los indicios eran m¨¢s que suficientes para mandar a Duarte al banquillo.
La audiencia concluy¨® y Duarte sali¨® del juzgado rodeado de polic¨ªas encapuchados, armados, el fr¨ªo cayendo del Cerro del Chuquihuite, el l¨ªmite de la ciudad con el Estado de M¨¦xico. La sala de audiencias funciona junto al reclusorio y el viaje fue corto. El exgobernador no dijo ni trat¨® de declarar nada.
Parece muy lejano el d¨ªa en que recit¨® un poema al salir de una audiencia en Guatemala, donde le hab¨ªan capturado meses antes. Y sin embargo s¨®lo han transcurrido dos semanas. Duarte declam¨® entonces: "Paciencia, prudencia, verbal contingencia, presencia o ausencia seg¨²n conveniencia".
La prensa descubri¨® poco despu¨¦s que el exgobernador recordaba as¨ª a su esposa, Karime Mac¨ªas. Dos a?os antes, Mac¨ªas hab¨ªa escrito casi lo mismo en una columna. Su "receta milagrosa" para vivir en virtud.
Los medios se tomaron a guasa a Duarte. El exmandatario se hab¨ªa equivocado. Dijo contingencia en vez de continencia. Ese mismo d¨ªa se supo que Mac¨ªas hab¨ªa iniciado los tr¨¢mites de divorcio.
El exgobernador espera ahora en el reclusorio norte de la Ciudad de M¨¦xico. El juez ha decidido que all¨ª est¨¢ bien y se ha negado a trasladarlo. La PGR cuenta con seis meses para concluir su investigaci¨®n. Si los abogados de Duarte no recurren la decisi¨®n, el tiempo corre. La justicia mexicana tiene un a?o para dictar sentencia.
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