El comandante transexual que se resiste a volver al armario
Blake Dremann, que ocult¨® varios a?os al Ej¨¦rcito su cambio de sexo, teme ahora el veto de Trump a los transg¨¦nero
¡°Simplemente pasa que este marino es trans¡±, reza el cartel. Blake Dremann lo exhibi¨® mientras desfilaba en junio en la marcha del orgullo gay en Washington y ahora cuelga en su casa. El mensaje era n¨ªtido: lo importante es que soy marino, mi identidad sexual es indiferente. Ambos conceptos conforman un mismo mundo. Pero ahora este teniente comandante de la Armada estadounidense teme que sean de nuevo mundos incompatibles. El miedo ha vuelto.
Dremann, de 36 a?os, es una de las hasta 13.000 personas transg¨¦nero que se calcula hay en el Ej¨¦rcito de Estados Unidos. La incertidumbre les invade desde el pasado mi¨¦rcoles, cuando Donald Trump anunci¨® que el Pent¨¢gono dejar¨¢ de aceptar que los transg¨¦nero sirvan abiertamente en las Fuerzas Armadas. Esa prohibici¨®n fue levantada en 2016 por el Gobierno de Barack Obama. El presidente Trump aleg¨® motivos econ¨®micos por el coste m¨¦dico del cambio de g¨¦nero y de efectividad militar.
¡°Alentamos a la gente a seguir con su trabajo, educando a su entorno sobre qu¨¦ significa ser transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito y sobre c¨®mo no afectamos a la preparaci¨®n, ni a la cohesi¨®n y no somos exorbitantemente caros¡±, subraya Dremann en una entrevista en su casa, a las afueras de Washington, cerca de la base en la que trabaja como supervisor de la cadena de suministro de buques. ¡°Este no era un asunto que ten¨ªa que tratarse. Continuaremos avanzando¡±.
Dremann, que se alist¨® a la Armada en 2006 y ha recibido condecoraciones, dirige Sparta, la mayor organizaci¨®n de transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito. Intenta proyectar una imagen de calma, est¨¢ dispuesto a llevar a los tribunales la prohibici¨®n de Trump, si es que se concreta, y asegura que no puede imaginarse que de golpe se expulsara a miles de militares por el simple hecho de ser transg¨¦nero. Pero detr¨¢s de su discurso, aflora una enorme preocupaci¨®n.
Dremann teme volver al pasado. A la oscuridad de una doble vida, como cuando ¨¦l vest¨ªa con ropa de mujer ¡ªsu g¨¦nero de nacimiento¡ª sabiendo que en realidad sent¨ªa que era un hombre. En 2011, empez¨® a identificarse como transg¨¦nero y en 2013 inici¨® un tratamiento m¨¦dico, que pag¨® de su bolsillo, para la reasignaci¨®n de sexo. No se lo cont¨® a nadie en el Ej¨¦rcito. Oficialmente, segu¨ªa siendo una mujer, de las pocas en la Armada. Su voz m¨¢s grave, si alguien le preguntaba, era resultado del tabaco.
¡ª?Por qu¨¦ lo escondi¨® a sus superiores?
¡ªTen¨ªas que hacerlo. Simplemente no se lo dec¨ªas a nadie. Era mi vida privada y era lo que necesitaba hacer para continuar siendo efectivo en el trabajo.
¡ª?Qu¨¦ era lo que le preocupaba si lo revelaba?
¡ªClaramente me podr¨ªan haber despedido. Estaba haciendo todo lo posible por no avergonzar a la Armada y a mi familia.
Dremann sali¨® del armario en julio de 2015. Se esper¨® a que el Departamento de Defensa anunciara entonces que somet¨ªa a revisi¨®n su veto a los transg¨¦nero, para comunicarle a sus superiores que ten¨ªa un nuevo nombre masculino. ¡°Fueron plenamente comprensivos¡±, cuenta. Ese a?o, fue ascendido a teniente comandante y el Pent¨¢gono empez¨® a pagarle la continuaci¨®n de su tratamiento. ¡°He ganado en confianza y liderazgo. Soy 10 veces el marino que era antes¡±.
Los transg¨¦nero no ten¨ªan cabida en el Ej¨¦rcito, igual que hasta 2011 los homosexuales. El 30 de junio de 2016, el Pent¨¢gono anunci¨® que a partir de ese momento los militares ¡°solamente por ser individuos transg¨¦nero¡± ya no pod¨ªan ser ¡°involuntariamente separados, despedidos o neg¨¢rseles el realistamiento o la continuaci¨®n de su servicio¡±.
Y desde octubre de 2016, el Ej¨¦rcito puede ofrecer tratamiento de conversi¨®n de g¨¦nero. Dremann asegura que ese el asunto que m¨¢s suspicacias levanta entre los cr¨ªticos, pero esgrime que la duraci¨®n del proceso es parecida a la que experimentar¨ªa un militar con una lesi¨®n en la rodilla y rechaza los argumentos de que es un coste p¨²blico demasiado elevado.
Las organizaciones de defensa de los transg¨¦neros calculan que el coste del proceso de reasignaci¨®n de g¨¦nero a militares costar¨ªa entre 2,4 y 8,4 millones de d¨®lares al a?o, comparado con los 41 millones que gast¨® Defensa en 2014 en el f¨¢rmaco para mejorar la actividad sexual.
El teniente comandante enfatiza que lo importante es cumplir la misi¨®n militar independientemente del g¨¦nero del uniformado. ¡°Hemos demostrado nuestro servicio durante d¨¦cadas, incluso cuando est¨¢bamos en el armario¡±, sostiene. Pero asegura que, si no se hubiera derogado la prohibici¨®n de los transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito, ¨¦l hubiese seguido ocultando su identidad: ¡°Simplemente lo hubiese pospuesto¡±.
El pasado y el presente
El pasado y el presente de Blake Dremann son visibles en su casa. Tiene colgadas dos fotograf¨ªas de ¨¦l cuando era mujer, con un nombre que declina revelar, con los expresidentes George W. Bush y Barack Obama. Y tambi¨¦n hay carteles sobre transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito.
Dremann asegura que con cuatro o cinco a?os not¨® que hab¨ªa algo que no comprend¨ªa sobre su identidad sexual, pero cree que el criarse en una familia muy conservadora le dificult¨® explorar esa inquietud. Al entrar en el Ej¨¦rcito se dio cuenta de que viv¨ªa en una "burbuja". Su reconocimiento como transg¨¦nero, explica, le ha alejado de algunos familiares y amigos, y le ha acercado a otros.
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