La violencia visita el para¨ªso
La guerra del narco llega a Baja California Sur, una de las principales zonas tur¨ªsticas y ecol¨®gicas de M¨¦xico, con 279 muertos en lo que va de a?o
La muerte ha llegado al para¨ªso. En Baja California Sur, uno de los destinos tur¨ªsticos y ecol¨®gicos m¨¢s importantes de M¨¦xico, mundialmente famoso por albergar, entre otras bellezas, el Mar de Cort¨¦s que populariz¨® el ocean¨®grafo franc¨¦s Jacques Costeau, solo en este mes de julio ha habido 32 asesinatos. Uno por d¨ªa.
La fuerza de la violencia del narco ha irrumpido bajo un sol de justicia en lo que es el segundo hogar de muchas de las estrellas m¨¢s rutilantes de Hollywood como Charlize Theron, Sean Penn, George Clooney o Jennifer Aniston, un mundo de lujo, de playas v¨ªrgenes, campos de golf y tesoros naturales que parec¨ªa fuera de la org¨ªa de sangre que vive M¨¦xico (unos 12.000 muertos en lo que va de a?o). En siete meses, la punta de la pen¨ªnsula californiana ya ocupa un deshonroso cuarto lugar en la lista de Estados con m¨¢s homicidios: 279, un 369% m¨¢s que en 2016 y el primer puesto en extorsi¨®n (133 casos, una tasa del 16,42 por cada 100.000 habitantes).
"Todo ha cambiado. Es incre¨ªble. Hay muertos todos los d¨ªas. Dicen que si no te metes, no pasa nada pero qui¨¦n sabe¡ Antes era el para¨ªso", asegura Natalia, una joven vendedora de una boutique situada en el centro hist¨®rico de San Jos¨¦ del Cabo, una mir¨ªada de calles llenas de galer¨ªas, de tiendas trendy y de bares y hoteles de dise?o. "La gente imaginaba que la violencia era solo en la televisi¨®n", asegura un reportero de nota roja de un peri¨®dico de La Paz, capital del Estado, con a?os de oficio, que pide no dar su nombre por temor a las represalias, como le ocurri¨® a Maximino Rodr¨ªguez, del Colectivo Peric¨² de la Paz, asesinado en abril a las puertas de un centro comercial. "Como autoprotecci¨®n no hacemos investigaci¨®n sobre narcotr¨¢fico", explica. Su jefe de informaci¨®n confirma el motivo de la pol¨ªtica del medio para proteger a los periodistas. "No queremos acabar como en Ciudad Ju¨¢rez".
Una especie de omert¨¢ atenaza a los habitantes de uno de los Estados menos poblados del pa¨ªs (apenas 700.000 personas, casi el 10% extranjeros, la mayor¨ªa estadounidenses), que vive del turismo de alta gama (el 75% de su PIB), con el segundo aeropuerto con mayor n¨²mero de vuelos privados de M¨¦xico, y que observa con miedo, sorpresa e incredulidad c¨®mo lo que parec¨ªa un remanso de tranquilidad en un mar de violencia ocupa ahora las primeras planas de peri¨®dicos y noticieros: 14 cad¨¢veres encontrados cerca de una reserva marina, cuerpos desmembrados en las proximidades de la zona tur¨ªstica, balaceras en vest¨ªbulos de hoteles exclusivos o en gasolineras, desapariciones...
La burbuja ha estallado y la mayor¨ªa de los consultados para este reportaje exige el anonimato. Es el caso de la propietaria de otro establecimiento de lujo que resume as¨ª la situaci¨®n: "Antes esto era como una isla. Ahora estamos como en el resto de la Rep¨²blica. Ya llegaron". "Esto est¨¢ igual o peor que Canc¨²n", dice un empresario que divide su vida entre los enclaves tur¨ªsticos de M¨¦xico: Playa del Carmen, en el Atl¨¢ntico, y Cabo San Lucas, en el Pac¨ªfico. "Ya le peg¨® fuerte. Todo el mundo est¨¢ coludido. Trajeron las narcomantas, trajeron todo lo peor de all¨¢ ac¨¢".
Muchos analistas insisten en que el narcotr¨¢fico siempre estuvo presente en el territorio, a solo dos horas de avi¨®n de Los ?ngeles, pero marcan el 31 de julio de 2014, justo hace tres a?os, como el d¨ªa en que estall¨® la guerra entre los carteles por el control de la plaza. En esa fecha, en la carretera que une La Paz con San Jos¨¦ de los Planes, hubo una emboscada mortal contra Jes¨²s Esteban Espinoza Vel¨¢zquez, al¨ªas El Pantera, sicario de D¨¢maso L¨®pez N¨²?ez, El Licenciado y hasta su detenci¨®n uno de los capos del cartel de Sinaloa tras la ca¨ªda de El Chapo, y dos de sus escoltas, en la que, seg¨²n la prensa local, tambi¨¦n habr¨ªan estado implicados miembros de las fuerzas de seguridad.
A partir de ese momento, las cifras se dispararon: 52 muertos en 2014, 135 en 2015 y 196 en 2016, seg¨²n recuentos que oscilan, aunque fuentes de la Procuradur¨ªa General de Justicia del Estado cifran el balance en unos 667 homicidios desde que estall¨® el enfrentamiento entre facciones del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n (CNJG) o Tijuana Nueva Generaci¨®n (CTNG) en contra de Sinaloa o Fuerzas Especiales de Los D¨¢maso (FED), como sostiene el semanario Zeta, de Tijuana. La batalla se dirime ahora sobre todo en las calles de Cabo San Lucas, San Jos¨¦, La Paz y hasta en una localidad tan tranquila como Loreto, pueblo m¨¢gico y puerta al Mar de Cort¨¦s.
Los expertos apuntan tambi¨¦n a que la guerra tambi¨¦n se debe al intento de establecer una nueva ruta alternativa al continente, desde la punta sur hasta Tijuana, en la frontera con EE UU. En junio, la Marina incaut¨® casi dos toneladas de coca¨ªna frente a la costa de Los Cabos. La situaci¨®n se agrava adem¨¢s por la venta de droga al menudeo, dada la enorme cantidad de turistas. "Basta con sentarte en la Marina de Cabo San Lucas o en la playa del M¨¦dano para que te ofrezcan todo tipo de drogas: mota (marihuana), coca¨ªna, lo que quieras. A plena luz del d¨ªa y con toda impunidad", dice un promotor inmobiliario de la zona.
Para evitar que continuase el deterioro de la situaci¨®n en un territorio lejano y con escasos efectivos del Estado, gobernado por el PAN, el Gobierno federal decidi¨® enviar a partir de Semana Santa a unos mil militares, entre Ej¨¦rcito y Marina. "Desde que llegaron, me siento mucho m¨¢s tranquilo", dice el mismo promotor. "Es invaluable el apoyo de la Marina y del Ej¨¦rcito para recuperar la paz", asegura el procurador general de Justicia de Baja California Sur, Erasmo Palemon Alamilla, que sostiene que la situaci¨®n est¨¢ mejorando, aunque no se atreve a cantar victoria. Tampoco el delegado de la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica (PGR), consultado por este peri¨®dico, quiso ser muy expl¨ªcito sobre las operaciones ni el tiempo de permanencia de estas unidades que, seg¨²n algunos medios, ser¨¢ de tres a?os. "A pesar de todo, es un problema focalizado. El turismo no ha resultado afectado", se?ala Palemon.
De momento, pero la Confederaci¨®n Patronal de la Rep¨²blica Mexicana (Coparmex) de Baja California Sur ya expres¨® en marzo la preocupaci¨®n de los hosteleros y empresarios porque la violencia terminase afectando al sector tur¨ªstico. ¡°Desde luego, los gringos ricos y los que se alojan en hoteles de lujo o viven en zonas exclusivas con grandes medidas de seguridad, no lo notan", dice un empresario de la zona, que pese a todo, vive un aut¨¦ntico boom inmobiliario (hasta 4.000 d¨®lares el metro cuadrado) y prepara la construcci¨®n de hasta 6.000 nuevas plazas hoteleras. Las cifras oficiales no desmienten al procurador: en esta temporada baja (de julio a septiembre, fechas en las que viajan los turistas nacionales), la ocupaci¨®n hotelera no se ha resentido. "De hecho, tenemos m¨¢s demanda que otros a?os", asegura Rold¨¢n, gerente de un hotel del centro de San Jos¨¦. La prueba de fuego de la eficacia de las fuerzas de seguridad y para el futuro de la econom¨ªa de Baja California Sur llegar¨¢ en diciembre, cuando miles de turistas estadounidenses desciendan al extremo m¨¢s meridional de la pen¨ªnsula.?
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