Contra la maldici¨®n del petr¨®leo
Guerras, corrupci¨®n y autoritarismo azotan a la mayor¨ªa de los pa¨ªses con grandes reservas de crudo y gas. ?Es posible que Occidente deje de comerciar con esos productores?
Los jueces se quedaron estupefactos con lo que encontraron en aquel pisito de la elegante avenida Foch de Par¨ªs. En la mansi¨®n propiedad de Teodor¨ªn Obiang, valorada en 107 millones de euros, hab¨ªa discoteca, sal¨®n de belleza y gimnasio, grifos ba?ados en oro y cuadros originales de Degas y Renoir. En el garaje, m¨¢s de 20 coches de lujo: Bentley, Mercedes, Rolls Royce, Bugatti, Porsche¡ Aquello era parte de una fortuna que se blanqueaba en el extranjero y hab¨ªa sido amasada, seg¨²n la justicia europea y norteamericana, de forma il¨ªcita por el hijo del presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema.
Guinea Ecuatorial encarna lo que algunos te¨®ricos llaman la maldici¨®n de los recursos naturales. Es uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos de ?frica gracias a sus reservas de petr¨®leo. Desde que comenz¨® a explotarlas, hace un cuarto de siglo, el tama?o de su econom¨ªa se ha multiplicado casi por 20. Nada de ello parece haber repercutido en el nivel de vida de sus ciudadanos (dos tercios de la poblaci¨®n vive en extrema pobreza, con menos de d¨®lares al d¨ªa). Pero s¨ª en la de una ¨¦lite que ha hecho del pa¨ªs su feudo y lo gobierna con mano de hierro para mantener las reglas de juego.
Algo similar sucede en Irak, Siria, Arabia Saud¨ª, Qatar, Nigeria, Venezuela¡ Salvo contadas excepciones, como EE UU y Noruega, los pa¨ªses ricos en petr¨®leo son menos democr¨¢ticos, menos estables econ¨®micamente y sufren m¨¢s violencia (delincuencia, guerras) que los que no tienen crudo. El fil¨®sofo Leif Wenar, profesor en el King¡¯s Collegue de Londres, reflexiona en torno a esta maldici¨®n en Petr¨®leo de sangre (Armaenia). Responsabiliza en ¨²ltima instancia a los pa¨ªses consumidores por perpetuarla al acceder a comprar un petr¨®leo obtenido de forma ileg¨ªtima y cuya venta sirve para financiar reg¨ªmenes autoritarios como el saud¨ª o la ofensiva del Estado Isl¨¢mico. ¡°En la mayor¨ªa de estos pa¨ªses, el petr¨®leo comienza a ser explotado con una dictadura ya establecida y ese dinero fortalece al dictador¡±, explica el autor en una entrevista.
El fil¨®sofo Leif Wenar defiende que es posible dejar de comprar hidrocarburos a reg¨ªmenes autoritarios
El ¡°petromundo¡± que describe Wenar en su ensayo mueve m¨¢s de dos billones de d¨®lares al a?o. Aunque cada vez se habla m¨¢s de la necesidad de reducir la dependencia de los combustibles f¨®siles, sus derivados a¨²n est¨¢n presentes en multitud de productos, como gafas, cremas, insecticidas, champ¨², detergentes, productos de limpieza, zapatos, envases de alimentos, cables, bolsas de pl¨¢stico, juguetes¡ Pero tan solo el 16% de las reservas del petr¨®leo se encuentran en pa¨ªses considerados ¡°libres¡± por la organizaci¨®n Freedom House.
Propone Wenar dejar de comprar petr¨®leo a esos pa¨ªses por considerarlo un robo a la poblaci¨®n. ¡°Existe una ley no escrita en el comercio internacional que convierte en legal en un pa¨ªs algo obtenido ilegalmente en otro. Pasa con el petr¨®leo y con minerales como el colt¨¢n, con el que se fabrican los m¨®viles, a veces obtenido con violencia extrema en Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo¡±, explica. Tambi¨¦n sucedi¨® con los diamantes de sangre que financiaron las carnicer¨ªas de Charles Taylor en Sierra Leona y Liberia en los noventa.
Otro precedente significativo que el experto se?ala es la esclavitud. ¡°Con el tiempo se aboli¨®, a pesar del coste econ¨®mico que acarre¨®. El fin del comercio de esclavos en el Atl¨¢ntico supuso que miles de brit¨¢nicos perdieron sus empleos y sus negocios. El Gobierno tuvo que invertir parte de su presupuesto en buscar alternativas¡±, dice. No est¨¢ de m¨¢s recordar que, seg¨²n recoge Wenar en su trabajo, las medidas para acabar con la esclavitud en el Reino Unido en el siglo XIX tuvieron un coste anual equivalente a casi el 2% de la renta nacional durante seis d¨¦cadas.
Europa importa el 54% de la energ¨ªa que consume y es muy dependiente de los combustibles f¨®siles
Hoy la cuesti¨®n es si Occidente se puede permitir el lujo de vivir sin ese petr¨®leo, y si est¨¢ dispuesto a asumir el coste de promover una ley de comercio limpio que fuerce a esos pa¨ªses a repartir entre la poblaci¨®n la riqueza que obtienen con sus recursos naturales. En EE UU esa posibilidad est¨¢, al menos, m¨¢s cerca. En los ¨²ltimos a?os, la primera econom¨ªa del mundo ha reducido su dependencia energ¨¦tica ¡ªya produce cerca del 80% de lo que consume; un nivel que parec¨ªa una utop¨ªa hace unos a?os¡ª gracias al aumento del gas (sobre todo por las t¨¦cnicas del fracking), la extracci¨®n de petr¨®leo y el desarrollo de las energ¨ªas renovables. La compa?¨ªa BP calcula que EE UU ser¨¢ autosuficiente en materia energ¨¦tica a partir de 2021.
La situaci¨®n es m¨¢s complicada en Europa, que importa el 54% de la energ¨ªa que consume (10 puntos m¨¢s que en los noventa), seg¨²n la oficina estad¨ªstica comunitaria (Eurostat), y es altamente dependiente de los combustibles f¨®siles. Las crisis desatadas por los cortes del gas ruso son la mejor prueba de la vulnerabilidad del Viejo Continente en este aspecto. La amenaza que supone el cambio clim¨¢tico tambi¨¦n deber¨ªa impulsar un cambio. ¡°Aunque solo sea por esa raz¨®n, deber¨ªamos estar reduciendo nuestra dependencia de los combustibles f¨®siles a una mayor velocidad¡±, advierte Wenar.
Su libro supone un complemento filos¨®fico a la literatura econ¨®mica sobre la maldici¨®n de los recursos. Los an¨¢lisis de Joseph Stiglitz y Paul Collier han puesto de manifiesto las carencias institucionales de los pa¨ªses ricos en petr¨®leo, que suelen tener, de media, un crecimiento m¨¢s deficiente y con mayores desigualdades que el de los pa¨ªses sin estos recursos. Y no se trata solo del crudo. En lugares ricos en otras materias primas, como Am¨¦rica Latina, una de las preocupaciones m¨¢s recurrentes es c¨®mo convertir esa riqueza natural en inversiones productivas.
Abolir la esclavitud tambi¨¦n tuvo un coste econ¨®mico que afect¨® a miles de empleos y negocios en Reino Unido
La huella que deja el petr¨®leo en los pa¨ªses ha sido documentada por el polit¨®logo Michael Ross en The Oil Curse (la maldici¨®n del petr¨®leo). Seg¨²n sus c¨¢lculos, los pa¨ªses ricos en crudo tienen un 50% m¨¢s de posibilidades de ser gobernados por reg¨ªmenes autoritarios que los que no tienen crudo, y el doble de posibilidades de sufrir conflictos b¨¦licos. ¡°Desde los ochenta, los pa¨ªses en v¨ªas en desarrollo son m¨¢s ricos, democr¨¢ticos y pac¨ªficos, salvo los que tienen petr¨®leo en ?frica y Oriente Pr¨®ximo, entre otros¡±, afirma.
El poder que gira en torno al oro negro ha inspirado la obra de Daniel Yergin, uno de los principales historiadores del petr¨®leo, mientras obras como Private Empire, de Steve Coll, sobre la norteamericana ExxonMobil (dirigida entre 2006 y 2016 por Rex Tillerson, actual secretario de Estado de EE UU), desgranan la gran influencia de estas compa?¨ªas y las consecuencias de ser un pa¨ªs productor de petr¨®leo.
Hallar crudo puede cambiar el devenir de un territorio. El rey Idris de Libia lo supo ver enseguida. Cuando, a mediados del siglo pasado, le comunicaron que se hab¨ªa encontrado petr¨®leo, se lament¨®: ¡°Ojal¨¢ nuestra gente hubiera descubierto agua¡±.
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