¡°Nuestra democracia es la barbarie¡±
El escritor e investigador mexicano asegura que en muchos lugares de su pa¨ªs "impera la ley de la selva"
El hijo de Martha Gonz¨¢lez, un agente de polic¨ªa de Veracruz (M¨¦xico), desapareci¨® con cinco colegas en 2013. En marzo de este a?o, Colectivo Solecito, una asociaci¨®n de familiares de desaparecidos, ayud¨® a dar con una fosa com¨²n en este Estado mexicano: all¨ª hab¨ªa 250 cr¨¢neos, una reserva de muerte del narco; un cementerio de almas an¨®nimas a las que hubo que ir poniendo, con tiempo y trabajo, una identidad. "Llevamos casi diez a?os desenterrando fosas como esta. No s¨¦ c¨®mo seguimos cavando y seguimos encontrando barbarie", dice el escritor mexicano e investigador de los carteles Diego Osorno.
De Veracruz fue gobernador Javier Duarte, un pol¨ªtico huido de la justicia y encarcelado entre acusaciones de delincuencia organizada y enriquecimiento il¨ªcito. Se ha comprobado que las fuerzas de seguridad oficiales deten¨ªan a personas por diversas razones y luego ¨¦stas desaparec¨ªan. Ahora se sabe, tambi¨¦n, que algunas fueron asesinadas y enterradas en una fosa clandestina. "Una investigaci¨®n seria en Veracruz para deslindar la responsabilidad en estos cr¨ªmenes no solo deber¨ªa abarcar a Duarte, sino tambi¨¦n a cuerpos militares como la Marina Armada, que ha registrado diversos casos de tortura y ejecuciones extrajudiciales", dice Osorno desde el desierto de Sonora, donde vive. Una investigaci¨®n que habr¨ªa de llevarse a cabo desde el exterior: "Aqu¨ª la serpiente nunca se va a morder la cola a s¨ª misma".
"En pueblos y ciudades de Sinaloa y otros Estados, la gente admira m¨¢s al Chapo Guzm¨¢n o a los capos locales que al presidente Pe?a Nieto. En esos lugares, ante la corrupci¨®n del Estado se ha consolidado una cultura nefasta que gira en torno al narco. Ahora que mataron a nuestro amigo, el gran periodista Javiez Valdez, otro amigo de Sinaloa me dijo encabronado por qu¨¦ poca gente sal¨ªa a la calle a protestar por el crimen: 'La gente quiere m¨¢s a los narcos que a los periodistas'. Lo que muchos quieren en Sinaloa es dinero a como d¨¦ lugar. El dinero est¨¢ en el centro de nuestra vida y dinero f¨¢cil es lo que significa un narcotraficante, sobre todo en un pa¨ªs donde la justicia est¨¢ desbordada y la ley que impera en muchos sitios es la ley de la selva", explica Osorno, que destrip¨® al narco en La guerra de los zetas (Debate, 2016) y publica ahora Un vaquero cruza la frontera de silencio (Mondadori).
En su libro sobre los zetas describe lugares no tan presentes en las noticias como el norte de Tamaulipas, Coahuila o Nuevo Le¨®n, pueblos y ciudades fronterizas con Texas "en los que se ha borrado el humanismo y no existen bibliotecas, clubes de cine, escuelas de letras, talleres de pintura ni nada que contrarreste la barbarie. Es sobre todo en estos lugares donde pienso que no es que haya barbarie en nuestra democracia, sino que nuestra democracia es la barbarie".
Los 250 cr¨¢neos encontrados en Veracruz dan una cuenta ¨ªnfima de las estad¨ªsticas de muertos, desaparecidos y la terrible impunidad en M¨¦xico. "Los 250 cuerpos de Veracruz se sumaron a unas estad¨ªsticas que reflejan en una d¨¦cada casi 200.000 personas asesinadas, 30.000 desaparecidas y otras 35.000 desplazadas a la fuerza. M¨¦xico de ninguna forma es una dictadura pero en lo que va de siglo XXI ha registrado una cantidad superior de horror a la de cualquier dictadura latinoamericana del siglo pasado". Un lugar en el que el de contar cosas es un oficio arriesgado y heterodoxo. "Luego de estos diez a?os de experiencia, creo que quien cubre el narcotr¨¢fico en M¨¦xico tiene algo de corresponsal de guerra, detective privado y poeta".
El hallazgo de la fosa de Veracruz es un indicador de algo m¨¢s poderoso que afecta a la intrincada relaci¨®n entre el narco y la administraci¨®n. "Fosas clandestinas como esa y otras que se han encontrado de manera reciente en diversos lugares del pa¨ªs, justo estaban funcionando en esos dos a?os de aparente calma y control. Hay que recordar que en M¨¦xico, el narcotr¨¢fico y ciertos sectores del Gobierno trabajan de la mano. Ahora podemos sospechar, y debemos investigar, si estas fosas clandestinas se hicieron para crear una paz ficticia. Una paz sepulcral".
Al saber de la identificaci¨®n de su hijo, Martha Gonz¨¢lez dijo al pie de la fosa a la cadena CNN: "Nos dan solo los huesos, pero al menos puedo tenerlos, puedo mantenerlo en alg¨²n lugar donde no se llueva, donde pueda poner una flor".
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