FARC: la chirimoya escarlata
El cartel testimoniaba el inter¨¦s en dejar de ser percibidas como un grupo armado criminal
La idea detr¨¢s de esta entrega era consignar algo de lo mucho que sobre la historia del pensamiento pol¨ªtico en Am¨¦rica Latina puede impartir la lectura de Las ideas en la guerra, del fil¨®sofo antioque?o Jorge Giraldo Ram¨ªrez. Pero vino a distraerme el concierto gratuito que el viernes pasado ofrecieron las FARC en la plaza de Bol¨ªvar de Bogot¨¢.
Un sabio dicho irland¨¦s (recogido por Heinrich B?ll) afirma que cuando Dios hizo el tiempo, hizo suficiente, para que nunca faltase.
Un copywriter de publicidad electoral arg¨¹ir¨¢ que Rodrigo Londo?o Echeverri no le dice nada a los j¨®venes millennials colombianos.
Quede, pues, para m¨¢s tarde la rese?a demorada de un libro en verdad insoslayable y vayamos sin demora al concierto de Timochenko y la banda de corazones solitarios del comandante Te¨®filo Forero.
El afiche que empapelaba los muros del centro de la ciudad invitaba a los bogotanos al lanzamiento de un nuevo partido. El cartel testimoniaba el inter¨¦s de las FARC en dejar de ser percibidas como un criminal grupo armado con coartada pol¨ªtica, y hacerse sentir, m¨¢s bien, como un ameno grupo musical desarmado, una atracci¨®n para toda la familia. FARC: somos cantautores de comentario social, persuasivos y musicalizados onegeros de la equidad, la tolerancia y la inclusi¨®n.
Sobre un beat¨ªfico fondo azul, en tonalidad Star Wars (¡°nada de rojo, camarada, nada colorado, ni bermell¨®n, ni p¨²rpura, ni granate, ni rub¨ª, ni punz¨®¡±), el encabezado pon¨ªa, distra¨ªdamente, en plan tr¨¢mite y sin mayor ¨¦nfasis: ¡°FARC, lanzamiento del partido pol¨ªtico¡±, como quien anuncia ¡°FARC, la serie, sexta temporada¡±.
M¨¢s espacio ocupaban, aunque en desle¨ªdas letras blancas, los nombres de las estrellas principales: Johnny Rivera, Mike Bah¨ªa y Ky-Mani Marley. Con ellos, Tot¨® la Momposina, la orquesta Arag¨®n, la banda Bassotti y muchos, muchos m¨¢s.
Ya se ha hecho, creo, suficiente ex¨¦gesis de lo que podr¨¢n entra?ar de ahora en adelante las legendarias siglas (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Com¨²n). M¨¢s que el nuevo-viejo nombre, me impresion¨® el logo, inequ¨ªvoco gui?o socialdem¨®crata evocativo de las rosas del PSOE y del PS franc¨¦s.
Vista de lejos como yo la vi, proyectada sobre el frontis de la Catedral Primada de Bogot¨¢, la rosa de las FARC se me antoj¨® la secci¨®n transversal de una chirimoya que tuviese la pulpa escarlata (m¨¢s bien color de sangre marchita), con una impertinente estrella de cinco puntas mao¨ªstas engastada en el medio.
En un aparte nada conspicuo, junto a las indicaciones de c¨®mo acceder a la plaza y la advertencia contra el consumo desmedido de alcohol y sustancias psicoactivas, pod¨ªa leerse que, hacia las siete de la noche, habr¨ªa una ¡°intervenci¨®n de Timol¨¦on Jim¨¦nez¡±.
Timol¨¦on Jim¨¦nez es el nombre de guerra de Rodrigo Londo?o Echeverri, el afamado Timochenko, el mero-mero comandante en jefe de las FARC. ?Qu¨¦ hay en un nombre?
Usted dir¨¢ si soy un majadero que se entretiene con frusler¨ªas, pero yo me figuraba que ahora que se disponen a actuar a cielo abierto, sujetos al escrutinio del electorado, sin fusiles AK-47 ni paquetitos de C4 que ocultar, los l¨ªderes de las FARC se identificar¨ªan en p¨²blico con muy civiles nombres propios, autenticables por la Registradur¨ªa.
No siendo as¨ª, m¨¢s congruente con la socarroner¨ªa del afiche habr¨ªa sido presentarse como ¡°alias Timole¨®n Jim¨¦nez¡±, igual que en un parte de inteligencia policial que diera cuenta del asesinato de monse?or Isa¨ªas Duarte Cancino o el de Consuelo Ara¨²jo Noguera.
Un copywriter de publicidad electoral arg¨¹ir¨¢ que Rodrigo Londo?o Echeverri no le dice nada a los j¨®venes millennials colombianos. En cambio, Timole¨®n Jim¨¦nez, tal vez s¨ª.
Justamente: concediendo que los niveles de recordaci¨®n lo son todo en publicidad, entonces pudo haberse sacado m¨¢s provecho del afiche anunciando como disc jockey a Daddy Timochenko DJ.
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