El ¨¦xito de la amnist¨ªa australiana de armas ilegales: cada d¨ªa se entregan 500

Rifles de caza y peque?os rev¨®lveres, pero tambi¨¦n metralletas, pistolones de la Primera Guerra Mundial y hasta un lanzallamas. Gracias a una amnist¨ªa gubernamental que acaba a finales de mes, los australianos han entregado 26.000 armas sin licencia a las autoridades entre el 1 de julio y el 1 de septiembre. La media sale a casi 500 por d¨ªa.

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La cifra supone un 10% de las 260.000 armas ilegales que se calcula hay en el pa¨ªs, seg¨²n explic¨® el ministro de Justicia que describi¨® esta amnist¨ªa como "necesaria" dado el aumento del crimen organizado y del riesgo de ataques terroristas en Australia (donde se han evitado 13 atentados desde 2014).

Es la segunda vez que Australia ofrece un indulto semejante. La primera amnist¨ªa tuvo lugar en 1996, tras la masacre de Port Arthur en la que un hombre de 28 a?os con antecedentes psiqui¨¢tricos irrumpi¨® con un rifle autom¨¢tico en un lugar tur¨ªstico de la isla de Tasmania, matando a 35 personas. El primer ministro John Howard endureci¨® entonces el control de armas con varias medidas, entre ellas una compra p¨²blica de armas ilegales que supuso la destrucci¨®n de un impresionante arsenal de 643.726 piezas.

Esta amnist¨ªa es algo distinta. El Estado no compra las armas depositadas en los distintos puntos de entrega sino que ofrece tres meses para que todo el que posea un arma ilegal la registre, la venda a otro particular o la entregue para su destrucci¨®n (en cuyo caso no ser¨¢ compensado econ¨®micamente).

En ning¨²n caso se har¨¢n preguntas o se pedir¨¢n datos.

Pasado este periodo excepcional, la posesi¨®n de un arma sin licencia volver¨¢ a suponer una multa de 280.000 d¨®lares australianos (188.000 euros) y hasta 14 a?os de c¨¢rcel.

"Aunque la mayor¨ªa de las armas sin registrar no est¨¢n normalmente en manos de personas con intenciones criminales, estas armas acaban en manos de otros que s¨ª las usan con prop¨®sitos delictivos", explica el Gobierno en la web oficial del indulto, donde se cita como ejemplo la escopeta sin registrar utilizada por el lobo solitario Man Haron Monis en el secuestro del Caf¨¦ Lindt en 2014, en el que murieron dos rehenes (y el propio terrorista).?

Metralletas y samur¨¢is

Entre las 26.000 piezas recogidas por las autoridades hay algunas curiosidades hist¨®ricas, heredadas de generaci¨®n en generaci¨®n en familias, o simplemente olvidadas en un ¨¢tico, sin que nadie se molestase en declararlas durante d¨¦cadas.

En una armer¨ªa del sur del pa¨ªs se entreg¨® una pistola Luger de la Primera Guerra Mundial en perfecto estado de funcionamiento y con la funda original incluida. Una anciana de Brisbane entreg¨® por su parte un arsenal de 15 piezas, que encontr¨® cuando limpiaba los trastos de su difunto marido. Entre ellas hab¨ªa una rara metralleta vintage, una Colt anterior a 1900, tres Lugers alemanas y una pistola francesa de la Segunda Guerra Mundial. El due?o de la armer¨ªa donde las entreg¨® la viuda explic¨® que tambi¨¦n hab¨ªa recogido un lanzallamas de los a?os cuarenta. Entre las piezas entregadas m¨¢s inusuales hay un rifle Beaumont Adams de 1856, un rifle Lee Enfield de la Primera Guerra Mundial, dos carabinas y un revolver Smith and Wesson .455 de la Segunda Guerra Mundial y una ametralladora de la Guerra de Vietnam.

Este tipo de piezas no son destruidas, sino que sus due?os pueden aprovechar la ocasi¨®n para registrarlas y venderlas a coleccionistas, armer¨ªas o museos.

Las autoridades tambi¨¦n han recogido un subfusil de fabricaci¨®n casera, varias espadas samur¨¢is y al menos una granada de mano, adem¨¢s de 146 kilos de explosivos, m¨¢s de 20 de p¨®lvora y miles de detonadores, ya que la amnist¨ªa de armas se solapa con otra de explosivos.