La ¨²ltima batalla de los Waj?pi contra el hombre blanco
As¨ª resiste un pueblo ind¨ªgena que habita la Amazonia de Brasil hace siglos el decreto presidencial que puede abrir a la explotaci¨®n minera una enorme reserva
Los indios Waj?pi viven en este rinc¨®n de la selva amaz¨®nica desde antes de que Brasil fuera descubierto por los portugueses, en 1500. A lo largo de los siglos han sobrevivido a todo tipo de peligros gracias a la relaci¨®n simbi¨®tica que mantienen con la naturaleza. El cacique Kasiripin¨¢ Waj?pi, de 63 a?os, recuerda que los suyos estuvieron a punto de desaparecer en dos ocasiones. La ¨²ltima en 1970, cuando el sarampi¨®n diezm¨® a su pueblo. ?l vio morir a beb¨¦s, ancianos y ni?os. Entonces eran 2.000. S¨®lo 150 lograron sobrevivir. ¡°No queremos que vuelva a pasar. Por esto [el presidente Michel] Temer tiene que eliminar ese decreto para siempre¡±, explica Waj?pi, uno de los caciques de este grupo, que vive en un ¨¢rea de 6.000 kil¨®metros cuadrados de esta rica selva, donde se proh¨ªbe la entrada de extra?os. EL PA?S obtuvo la autorizaci¨®n de los ind¨ªgenas para visitarlos. Para llegar hasta all¨ª, es necesario viajar seis horas en coche saliendo de Macap¨¢, capital del Estado, al norte de Brasil. En 2017, se enfrentan a una nueva amenaza.
El decreto al que tanto temen los Waj?pi fue firmado por el presidente el pasado 22 de agosto dentro de su plan privatizador. Extingu¨ªa la Reserva Nacional del Cobre y Asociados (Renca), un ¨¢rea de 46.499 kil¨®metros cuadrados, con lo que se abr¨ªa la posibilidad de que un 10,5% de ese territorio fuera licitado para la explotaci¨®n minera, pues el resto est¨¢ protegido. Localizada entre los Estados de Acre y Amap¨¢, al sur de la Guyana Francesa, la denominada Renca es m¨¢s grande que Dinamarca. Acumula algunos tesoros codiciados por la industria de la miner¨ªa, como el oro, el cobre y el manganeso. Pero tocar la selva amaz¨®nica es un problema cuando el 20% de la fauna del planeta se encuentra dentro de ella.
Los 1.300 miembros de los Waj?pi se reparten por ese pedazo de la Amazonia brasile?a, al norte del pa¨ªs, y son una de las memorias vivas m¨¢s antiguas de all¨ª. A pesar de llevar m¨¢s de cinco siglos all¨ª, no consiguieron demarcar sus tierras legalmente hasta 1996. Aun as¨ª, se ven constantemente acosados por madereros y buscadores de oro ilegales. La deforestaci¨®n ilegal en toda la Amazonia alcanz¨® casi 10.000 kil¨®metros cuadrados de selva el a?o pasado.
Los Waj?pi se mueven por el bosque para defender sus fronteras. Ellos saben que son un blanco potencial. Una carretera de tierra con verde a ambos lados lleva hasta su reserva. Al llegar, el verde lo inunda todo. Hasta donde alcanza la vista. Quienes llegan hasta all¨ª sienten como si hubieran viajado en el tiempo. Hombres y mujeres caminan con el torso desnudo, durante el d¨ªa, para soportar el calor de m¨¢s de 30 grados, manteniendo la tradici¨®n de los pueblos ind¨ªgenas. Se pintan con tinta de semillas, como el uruc¨², un fruto de la zona, que les da una coloraci¨®n roja. Todas las mujeres llevan un peine en la cintura para desenredarse el pelo. Sus casas son de bamb¨², revestidas con paja. Duermen en hamacas.
La relaci¨®n con la selva es m¨ªstica. La Amazonia, seg¨²n ellos, pertenece a dioses invisibles. ¡°La tierra tiene due?o, el r¨ªo tiene due?o, los ¨¢rboles tienen due?o. No fue el hombre el que invent¨® la naturaleza¡±, dice el cacique Waj?pi. Por eso tiene que ser respetada, y los minerales han de quedarse donde est¨¢n para que los ¨¢rboles permanezcan siempre en pie. ¡°Si no fuera por nosotros creo que este bosque ni siquiera existir¨ªa¡±, apostilla. Es la Amazonia que los alimenta y los protege de la ganancia de los blancos.
La Reserva Nacional del Cobre y Asociados (Renca) fue creada al final de la dictadura militar (1964-1985), m¨¢s como estrategia nacionalista contra la explotaci¨®n privada extranjera que como verdadero intento de desarrollar la miner¨ªa. Desde entonces, nunca fue tocada por empresas. En realidad, contempla una decena de reservas, incluyendo la mitad de las tierras de los Waj?pi.
Fiebre del oro
El decreto de Temer gener¨® reacciones inmediatas. Cre¨® tal malestar en la UE, que se plantea expresarlo oficialmente ante Brasil. La presi¨®n de grupos medioambientales e internacional por proteger la Amazonia hizo que el Gobierno brasile?o dejara el decreto en suspenso durante cuatro meses.
De nada sirvi¨® que el Gobierno garantizara que preservar¨ªa las ¨¢reas protegidas. Nadie se cree que sea posible, ya que el ecosistema se ver¨ªa afectado de una u otra forma. ¡°Si se elimina la Renca, empieza la fiebre de la miner¨ªa para la Amazonia¡±, avisa Verena Almeida, ec¨®loga que trabaja en la selva. Sostiene que, con ella, llegar¨ªan la deforestaci¨®n y un aumento de la poblaci¨®n, atra¨ªda por la fiebre del oro que pondr¨ªa en riesgo la vida de las poblaciones ind¨ªgenas y de los activistas que defienden los bosques. No es una exageraci¨®n. Las noticias de asesinatos de indios en conflicto por las tierras y de defensores del medio ambiente se han multiplicado en Brasil. Un informe de julio de la ONG Global Witness revel¨® que el pa¨ªs lider¨®, con 49 asesinados, la lista de muertes violentas de activistas medioambientales en el mundo en 2016.
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