Arabia Saud¨ª da un giro y busca estrechar lazos con el gobierno chi¨ª de Irak
Riad reabre su frontera con el pa¨ªs vecino y estudia establecer vuelos directos y consulados
Arabia Saud¨ª ha reabierto este verano su frontera con Irak por primera vez desde hace 27 a?os, cuando Sadam Husein invadi¨® el vecino Kuwait. La medida, que las autoridades han presentado como parte de sus ¡°esfuerzos para reforzar las relaciones bilaterales¡±, sigue a una serie de visitas oficiales de alto nivel en los ¨²ltimos meses. Es un giro de 180? en la pol¨ªtica que Riad ven¨ªa manteniendo hacia Bagdad desde la intervenci¨®n estadounidense de 2003 y que dej¨® Irak en manos de Ir¨¢n. De consolidarse, la normalizaci¨®n ayudar¨ªa a reducir la brecha chi¨ª-sun¨ª en la regi¨®n, pero algunos analistas temen que s¨®lo busque aislar a Teher¨¢n.
El potencial es enorme. El paso fronterizo de Arar, que hasta ahora s¨®lo funcionaba una vez al a?o para el cruce de los peregrinos a La Meca durante el Haj, y un segundo pendiente de inauguraci¨®n en Jamima, un poco m¨¢s al sureste, van a permitir los viajes de negocios y el comercio. Adem¨¢s, los saud¨ªes han sugerido planes para abrir sendos consulados en Basora y Nayaf, vuelos directos, lazos ferroviarios y, lo que es m¨¢s importante para Irak, el acceso al oleoducto que le conecta con el mar Rojo y que Riad le confisc¨® como parte de las reparaciones por la guerra de Kuwait.
Esas normales relaciones de vecindad han estado bloqueadas hasta ahora por el factor confesional. A pesar de su recelo hacia el r¨¦gimen de Sadam, la familia real saud¨ª (erigida en cabeza del islam sun¨ª) vio el derribo de ese dictador por EE UU como un regalo a Ir¨¢n (faro del islam chi¨ª), su principal rival en la regi¨®n, ya que dio el poder a los chi¨ªes tambi¨¦n mayoritarios en Irak. Al cierre de la frontera, se sum¨® entonces la clausura de la Embajada saud¨ª en Bagdad y un desentendimiento que le impidi¨® ejercer un contrapeso constructivo a la influencia iran¨ª justo cuando estallaba una guerra sectaria que se ha extendido a todo Oriente Pr¨®ximo.
El acercamiento entre Riad y Bagdad da esperanzas de que ayude a cerrar esa herida. Sin embargo, aunque hay consenso sobre el deseo iraqu¨ª de ganar una mayor aceptaci¨®n en el mundo ¨¢rabe (sun¨ª) y sanear su econom¨ªa tras la sangr¨ªa de la guerra contra el Estado Isl¨¢mico (ISIS), existen divergencias sobre los motivos saud¨ªes. El semanario brit¨¢nico The Economist lo atribu¨ªa en un reciente art¨ªculo a un cambio de estrategia animado por un eventual entendimiento con Ir¨¢n. No todo el mundo est¨¢ de acuerdo.
¡°Ahora que Irak empieza a recobrar la normalidad pol¨ªtica, los saud¨ªes se enfrentan a la realidad y, con gran presi¨®n de Estados Unidos, est¨¢n restaurando cierto nivel de cooperaci¨®n¡±, interpreta Abbas Kadhim, investigador del Instituto de Pol¨ªtica Exterior de la Universidad Johns Hopkins, sin ocultar su escepticismo. ¡°Las pol¨ªticas de Arabia Saud¨ª no se adoptan en un marco institucional sino que dependen del capricho de un hombre y puede cambiar de la noche a la ma?ana¡±, a?ade en una entrevista por correo electr¨®nico.
El recelo tiene fundamento, ya que durante d¨¦cadas el Reino del Desierto ha sido la fuente del dogma antichi¨ª del islam sun¨ª. Adem¨¢s, desde la llegada al poder del rey Salm¨¢n, y su hijo, ministro de Defensa y heredero, el pr¨ªncipe Mohamed, optaron por plantar cara a Ir¨¢n y a sus aliados en la regi¨®n. Este a?o, sin embargo, la visita de su ministro de Exteriores a Bagdad, y las del jefe del Gobierno iraqu¨ª, Haider al Abadi, y varios de sus ministros a Arabia Saud¨ª, se?alan otra cosa. Pero la mayor sorpresa ha sido la inusual imagen del pr¨ªncipe Mohamed junto al cl¨¦rigo chi¨ª iraqu¨ª Muqtada al Sadr, un controvertido pol¨ªtico que defiende un nacionalismo que supere las divisiones confesionales, a quien recibi¨® el pasado julio.
Para Madawi al Rasheed, profesora visitante del Middle East Center de la London School of Economics, el hecho de tender puentes de forma simult¨¢nea a Al Abadi y a uno de sus mayores cr¨ªticos indica que Riad busca poner pie en el pa¨ªs vecino. ¡°El reino intenta usar Irak como v¨ªa de acceso a Teher¨¢n¡±, se?ala. Y sin embargo, el jefe de la diplomacia saud¨ª, Adel al Jubeir, ha rechazado con firmeza las especulaciones sobre un deshielo con Ir¨¢n despu¨¦s de un par de declaraciones iran¨ªes en ese sentido.
¡°La motivaci¨®n saud¨ª es f¨¢cil de adivinar: alejar a Bagdad de Teher¨¢n, o al menos debilitar el v¨ªnculo¡±, opina por su parte Simon Henderson, director del Programa de Pol¨ªtica Energ¨¦tica y del Golfo en el Washington Institute.
Sin duda, el acercamiento de Riad hacia las comunidades chi¨ªes que se muestran m¨¢s cr¨ªticas hacia la dominaci¨®n iran¨ª es una forma de aislar a su rival. En el caso de los sadristas iraqu¨ªes, llega adem¨¢s en un momento especialmente delicado tanto por la necesidad de que la mayor¨ªa chi¨ª tienda puentes hacia la minor¨ªa sun¨ª tras la derrota del ISIS, como por el debate interchi¨ª sobre la excesiva influencia de Teher¨¢n. El riesgo, como ha apuntado Maya Yang de la consultora Gulf State Analytics, es que ese intento termine intensificando las divisiones que en apariencia busca superar. Al recelo de los m¨¢s radicales en ambas confesiones, se une el escepticismo de quienes atribuyen la decisi¨®n saud¨ª a mero oportunismo por razones geoestrat¨¦gicas.
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