?Sirve un v¨ªdeo colgado en la Red para juzgar un crimen de guerra?
La CPI ordena por primera vez un arresto basado en pruebas recogidas solo en plataformas 'online'
El pliego de la fiscal¨ªa describe la primera ejecuci¨®n extrajudicial de Mahmoud al Werfalli del siguiente modo: ¡°Dispara al encapuchado con su mano izquierda en varias ocasiones y este cae al suelo. Mr. Al Werfalli se acerca al cuerpo, le dispara de nuevo varias veces y dice ¡®t¨² has sido enga?ado por el que te hizo da?o. Has sido enga?ado por sat¨¢n¡¯¡±. Lo que no detalla el escrito es la sa?a del verdugo, comandante libio. Tirotea a su v¨ªctima desde lejos con una ametralladora ¡ªun segundo individuo hace lo propio a mayor distancia¡ª. Se acerca al cuerpo y, ahora con un fusil autom¨¢tico Kal¨¢shnikov, le asesta varios disparos. La ¨²ltima bala atraviesa al encapuchado a la altura del cuello. Esta secuencia fue grabada y subida a la red social Facebook el 4 de junio de 2016. La Corte Penal Internacional (CPI), con sede en la Haya, ha incluido este v¨ªdeo y otros seis m¨¢s como ¨²nicas pruebas en la orden de arresto emitida en contra de Al Werfalli por cr¨ªmenes de guerra. Se le acusa del asesinato de 33 personas entre el 3 de junio de 2016 y el 7 de julio de 2017. Es la primera vez que el tribunal fundamenta una acusaci¨®n exclusivamente en pruebas obtenidas en las redes sociales, un contenedor de informaci¨®n que sin duda desaf¨ªa los procesos habituales de verificaci¨®n.
Mahmoud Mustafa Busayf al Werfalli es comandante de las Fuerzas Especiales Al Saiqa, una brigada que desert¨® del Ej¨¦rcito libio tras el levantamiento de 2011 contra el r¨¦gimen de Muamar el Gadafi. Al Werfalli es aliado adem¨¢s del general Khalifa Haftar, jefe del denominado Ej¨¦rcito Nacional Libio, exaliado de la CIA y hombre fuerte en la franja oriental de Libia en torno a Bengasi, la segunda ciudad del pa¨ªs. La CPI, con el escrito de los siete v¨ªdeos, requiri¨® a las autoridades libias el arresto de Al Werfalli el pasado 15 de agosto. Dos d¨ªas despu¨¦s, un portavoz de Haftar agradeci¨® la petici¨®n de La Haya e inform¨® de que el comandante hab¨ªa sido arrestado.
Pero las redes volvieron a jugarle una mala pasada a Al Werfalli ¡ªque tampoco se esconde mucho¡ª. Varias fotos colgadas en la Red, algunas en perfiles vinculados al ej¨¦rcito de Haftar, le situaron en Ajdabiya. Libre como un p¨¢jaro. As¨ª que la CPI volvi¨® el pasado mi¨¦rcoles a pedir su detenci¨®n. En el comunicado remitido a Tr¨ªpoli, la fiscal Fatou Bensouda se hace eco precisamente de los informes que ¡°supuestamente indican el hecho de que el sospechoso est¨¢ en libertad y ha podido participar en nuevas muertes desde que fuera emitida la orden de arresto¡±. En las fechas en las que aparecieron las nuevas fotos de Al Werfalli, la prensa local inform¨® de la ejecuci¨®n de cinco presos en la misma localidad de Ajdabiya.
Prospere o no la orden de detenci¨®n, el caso Al Werfalli sienta un precedente en la recogida de pruebas acusatorias en el m¨¢ximo ¨®rgano de justicia penal internacional. Seg¨²n Fadi el Abdallah, portavoz del tribunal, en activo desde julio 2002, ¡°en cada pelda?o de un proceso judicial de esta clase hay distintos grados de prueba exigida a los fiscales para apoyar la acusaci¨®n¡±. ¡°Esta vez, los jueces consideraron suficiente las cintas para ordenar el arresto. Si el caso progresa y llega a juicio, el grado de exigencia con las pruebas que sostengan los v¨ªdeos aumentar¨¢ hasta que no haya resquicio de duda razonable sobre lo ocurrido y su autor¨ªa. Eso es lo que debe demostrar la fiscal¨ªa¡±. En el caso contra Thomas Lubanga, el se?or de la guerra congole?o condenado a 14 a?os de c¨¢rcel en 2012 por reclutar ni?os soldado, la fiscal¨ªa apoy¨® su acusaci¨®n en abundante material gr¨¢fico, pero no solo.
El desaf¨ªo en el proceso contra Al Werfalli est¨¢ en la comprobaci¨®n de los v¨ªdeos colgados en la Red. En este terreno tambi¨¦n se est¨¢n moviendo los medios. El proyecto de periodismo de investigaci¨®n online Bellingcat, fundado por el reportero brit¨¢nico Eliot Higgins, ha tratado en efecto de examinar los siete v¨ªdeos mencionados por la CPI en su orden de detenci¨®n. Bellingcat, uno de los mejores intentos de este nuevo periodismo investigativo, ha logrado a trav¨¦s de la plataforma online Check y la colaboraci¨®n de especialistas en mapeo ¡ªmuchas veces an¨®nimos¡ª geolocalizar tres de las siete grabaciones. Todos los v¨ªdeos se pueden ver a trav¨¦s de diferentes atajos online y todos tienen fecha, hora y autor de carga. Pero los expertos en la materia se han topado, como quiz¨¢ lo haya hecho la CPI, con uno de los mayores obst¨¢culos: ?cu¨¢ndo se grabaron?
La fiscal¨ªa de la Corte dispone de un departamento forense especializado en manejar material digital y audiovisual, que la apoya en sus investigaciones. ¡°En algunos casos, cuando lo consideramos necesario y despu¨¦s de efectuar un estudio exhaustivo, hemos externalizado este tipo de servicio¡±, se?alan sus portavoces. Libia no es un Estado miembro del Estatuto de Roma, el texto fundacional de la CPI, pero el Consejo de Seguridad de la ONU decidi¨® en 2011, por unanimidad, remitir el caso a sus jueces y fiscales. Peor ni siquiera ha logrado juzgar todav¨ªa a Said el Islam, el hijo favorito de Gadafi y su posible heredero, que fue capturado en Zintan (sur de Libia) en 2011 por las milicias de la zona. La fiscal¨ªa de la Corte sigue reclamando su entrega, sin ¨¦xito. Ante esta situaci¨®n, el arresto de Al Werfalli servir¨ªa para demostrar que la CPI no busca solo a los presuntos criminales del entorno de Gadafi, sino que aborda la violencia perpetrada por otros civiles o militares en Libia.
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