Un parto milagroso en medio del caos
Una madre primeriza da a luz a su beb¨¦ en plena calle pocos minutos despu¨¦s del terremoto
¡°Ya est¨¢, compadre, ya tuvo al beb¨¦, en medio del sismo¡±. Quien habla es Amado Ortiz, un joven padre primerizo. Se comunica por tel¨¦fono con un allegado desde la puerta del Sanatorio Durango, en la calle hom¨®nima de la Roma Norte, la zona cero del terremoto que ha sacudido este martes la Ciudad de M¨¦xico. Pocas horas antes, el se¨ªsmo de magnitud 7,1 hab¨ªa sumido en un inmenso estupor a la capital mexicana y, al mismo tiempo, hab¨ªa nacido su primog¨¦nito. J¨¦ssica Mendoza, madre del ni?o, dice que ha sido un parto milagroso y que su instinto maternal le permiti¨® aislarse de todo lo que estaba ocurriendo ¨Csegundos eternos de oscilaciones en los que la vida misma est¨¢ en juego¨C para poder dar a luz al peque?o. El resto corri¨® a cargo del equipo de m¨¦dicos y enfermeros del centro hospitalario, quienes trasladaron a la mujer a la calle y, mientras todo temblaba, consiguieron salvar las dos vidas sin preocuparse por la suya propia.
Mendoza llevaba seis cent¨ªmetros de dilataci¨®n cuando el suelo empez¨® a temblar. Estaba en una sala de parto y recuperaci¨®n, y su instinto de madre le ceg¨® de lo que estaba pasando. ¡°Pese a todo lo que ocurr¨ªa a mi alrededor, segu¨ª con mi alumbramiento. Me aisl¨¦ por completo: no escuchaba nada. Solo recuerdo que estaba mi m¨¦dico, las enfermeras, una doula [una mujer que acompa?a a la parturienta mientras da a luz], mi marido y mi madre. Ellos abr¨ªan paso entre el caos para poder dar con un espacio seguro¡±. Se trataba, a?ade el padre de Adolfo I?aki y esposo de Jessica, ¡°de buscar el lugar m¨¢s id¨®neo y seguro, donde simplemente no corrieran peligro¡±. Ese punto result¨® ser una banqueta situada en la esquina misma del sanatorio, en la confluencia de las calles de Durango y Sonora, protegida de potenciales derrumbes. All¨ª, unos polic¨ªas construyeron con s¨¢banas una suerte de hospital de campa?a improvisado.
Desde ese momento hasta que dio finalmente a luz pas¨® media hora que se hizo eterna. No fue necesaria ni anestesia ni intervenci¨®n quir¨²rgica. Los medios materiales con los que los sanitarios atendieron al beb¨¦ fueron igualmente precarios: unas gasas esterilizadas, unos guantes y un aparato para medir la frecuencia card¨ªaca del neonato. Apenas 20 minutos despu¨¦s ¨Ccasi una hora tras el terremoto¨C, madre e hijo fueron trasladados a una sala especialmente habilitada para acoger a los pacientes que hab¨ªan tenido que abandonar las habitaciones del centro hospitalario. ¡°Es un hospital viejo, pero aguant¨® bien¡±, apostilla Mendoza. ¡°A¨²n as¨ª, cuando entr¨¦ hab¨ªa pedazos derrumb¨¢ndose¡±.
¡°Ha sido un milagro¡±, resume Mendoza todav¨ªa emocionada ya desde su domicilio. Quiere agradecer la labor realizada por los m¨¦dicos ¨C¡°la doctora Elisabeth Valencia y todo su equipo¡±¨C y los polic¨ªas que improvisaron un paritorio en plena Roma Norte. ¡°Han estado magn¨ªficos; demasiado profesionales¡±, a?ade.
Ortiz tambi¨¦n habla de todo ello nervioso, al tiempo que agradecido. ¡°El mundo se ca¨ªa y ¨¦l vino a salvar el nuestro. Es el mensaje m¨¢s grande de amor y ejemplo de fuerza y valent¨ªa ante la vida¡±, explica el joven mexicano. A su alrededor, decenas de pacientes han sido desalojados de la cl¨ªnica. Ahora esperan al lado de bolsas de suero entubado o en sillas de ruedas a que se compruebe el buen estado de la estructura del edificio o a que, en definitiva, el temor pase. A las 10 de la noche ¨Ccasi nueve horas despu¨¦s del temblor¨C, el camell¨®n (bulevar) de esa misma calle se ha convertido en un hospital de campa?a, plagado de grandes tiendas blancas. Despu¨¦s del desalojo, ese ser¨¢ el techo, esta noche, para los enfermos y el cuerpo m¨¦dico. ¡°Dentro de la gran tragedia que hemos vivido en la Ciudad de M¨¦xico, ha sido muy hermoso. Si Adolfo I?aki ha sobrevivido a este terremoto justo cuando estaba naciendo, va a superar todo en la vida¡±.
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