Espa?a es el aliado de EE UU, no el independentismo
Washington defiende al Gobierno espa?ol y apoya la unidad frente a los separatistas
Simpat¨ªa, cierta distancia y muchos intereses comunes. Washington sit¨²a a Madrid en su zona templada. No hay conflictos y las relaciones son las propias de dos aliados. Comparten intereses estrat¨¦gicos, se intercambian con fluidez informaci¨®n antiterrorista y ni siquiera hay roces con esa balanza comercial que tanto encrespa al presidente Donald Trump. Por el contrario, Espa?a invierte m¨¢s en Estados Unidos que a la inversa (60.000 millones de euros frente a 50.000 millones en 2015) y adem¨¢s alberga dos bases militares estadounidenses. ¡°No hay ninguna controversia, Espa?a es un aliado que se escapa de la atenci¨®n de Trump, mucho m¨¢s centrado en el d¨¦ficit comercial con Alemania. Y eso es algo francamente bueno para Espa?a¡±, afirma Jeffrey Anderson, profesor de la Universidad de Georgetown.
Bajo estas coordenadas, la primera potencia mundial no quiere bajo ning¨²n pretexto inmiscuirse en pol¨ªtica nacional espa?ola. Una distancia respetuosa que se refleja en la postura del Departamento de Estado sobre el independentismo catal¨¢n. No s¨®lo lo considera un asunto interno del Gobierno espa?ol sino que desde hace dos a?os afirma que apoya una ¡°Espa?a fuerte y unida¡±. Una referencia a la unidad territorial que surgi¨® por boca de Barack Obama durante la visita de Felipe VI a la Casa Blanca en septiembre de 2015, justo dos semanas antes de las elecciones que se iban a celebrar en Catalu?a en clave plebiscitaria.
Esta aproximaci¨®n a Espa?a, tranquila y confiada, se repite en el mundo medi¨¢tico e intelectual. El caso independentista se observa con lejan¨ªa.Aunque a medida que se acerca el conato de refer¨¦ndum ilegal ha ganado un m¨ªnimo de espacio en ciertos medios progresistas, sigue muy lejos de ocupar los carriles centrales del debate washingtoniano. Hasta ahora solo ha generado algunos art¨ªculos espor¨¢dicos, pero sin repercusi¨®n ninguna en el oc¨¦ano informativo y a a?os luz del pulso con Corea del Norte, el Obamacare, Venezuela o los vertiginosos desbordamientos tuiteros del presidente.
Ni siquiera en el poli¨¦drico universo pol¨ªtico estadounidense, capaz de albergar las m¨¢s variadas representaciones, ha prendido la llama. Las ef¨ªmeras visitas del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y de su vicepresidente, Oriol Junqueras, ya pertenecen al pasado. Sus retratos de una Espa?a atrasada y coercitiva no tuvieron eco y tampoco sus anhelos hallaron o¨ªdos en la gigantesca maquinaria oficial. En un pa¨ªs cuya Constituci¨®n no reconoce la autodeterminaci¨®n ni la secesi¨®n, este tipo de demandas independentistas tiene poca capacidad de generar masa cr¨ªtica. Y menos en la Casa Blanca.
Bill Clinton se mostr¨® contrario a la separaci¨®n del Quebec en 1995, y Barack Obama apoy¨® en 2014 la permanencia de Escocia en el Reino Unido. Con Trump tampoco hubo variaci¨®n alguna. Aunque en su d¨ªa el republicano salud¨® el Brexit, ahora que act¨²a como presidente rechaza salirse de la l¨ªnea oficial. ¡°No sabe nada sobre Catalu?a y es casi imposible que diga algo contrario al Gobierno espa?ol. Para la Casa Blanca, Espa?a es una democracia consolidada. Y la cuesti¨®n catalana no tiene nada que ver con el apoyo al Brexit, que es de otra ¨ªndole¡±, indica el profesor Anderson.
Ante esa perspectiva, la visita de Rajoy a la Casa Blanca, la segunda desde que gobierna, se present¨® ayer como una estancia r¨¢pida y sin sobresaltos. Hubo encuentro en el Despacho Oval, almuerzo de trabajo y conferencia de prensa conjunta en el Rose Garden. Trump se mostr¨® conciliador, midi¨® sus palabras como pocas veces lo hace y se port¨® como un buen amigo e incluso fue m¨¢s all¨¢ de la postura del Departamento de Estado. Habl¨® del amor de los catalanes a Espa?a y de la necesidad de que el pa¨ªs siga unido. ¡°Ser¨ªa una tonter¨ªa no permanecer¡±. Sin fisuras. Fue una respuesta clara, se?al de buena voluntad y donde el principal punto de fricci¨®n de la pol¨ªtica espa?ola fue debidamente enfriado. Para Estados Unidos el aliado es Espa?a, no el independentismo.
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