Pol¨ªticas regresivas sobre el aborto, los gays o las mujeres avanzan bajo la presidencia de Trump
Los halcones conservadores exprimen su poder en la agenda social estadounidense
La era Trump ha demostrado en apenas ocho meses que ninguna conquista social es irreversible. Soterradas por el drama permanente de Washington, de la trama rusa a los tacones de la Primera Dama, pasando por las amenazas de un holocausto nuclear, un conjunto de pol¨ªticas regresivas sobre el aborto, la comunidad LGTB y la igualdad entre hombres y mujeres se ha abierto paso en Estados Unidos. El rodillo conservador ha vuelto a vetar a los transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito, ha eliminado protecciones a trabajadores y estudiantes gays y, entre otras medidas, ha enterrado unas normas de transparencia con las que se intentaba luchar contra la discriminaci¨®n salarial en las empresas.
Nada en el historial del presidente (tres matrimonios, una portada en Playboy o sus famosos comentarios soeces sobre sexo y mujeres, por ejemplo) invitaba a pensar que los cristianos evang¨¦licos y otros conservadores religiosos hallaran una especial sinton¨ªa. Tampoco en su campa?a electoral en asuntos como el aborto o los derechos LGTB ocuparon un lugar central. Y en los primeros d¨ªas de Gobierno, muchos analistas atribuyeron a la primog¨¦nita del presidente, Ivanka Trump, un papel moderador que mantendr¨ªa a la Casa Blanca abierta al liberalismo social.
Todas estas asunciones se han derrumbado. Por primera vez en 10 a?os, los republicanos controlan tanto la Casa Blanca como las c¨¢maras legislativas. Y en el Tribunal Supremo, gran transformador de la sociedad estadounidense a trav¨¦s de sus sentencias, lograron colocar a un conservador pata negra, Neil Gorsuch. La Casa Blanca, con problemas para sacar adelante algunas iniciativas estrella como la reforma sanitaria, ha hallado menos obst¨¢culos para satisfacer a la derecha religiosa, especialmente molesta con el avance en los derechos de los gays y transg¨¦nero en los ¨²ltimos a?os.
El veto a estos ¨²ltimos en el Ej¨¦rcito se consum¨® con la ligereza de un tuit. Trump anunci¨® el pasado 26 de julio que los miembros de este colectivo ya no podr¨ªan ingresar. Liquid¨® as¨ª la reforma emprendida por Barack Obama, que, despu¨¦s de bendecir que los transg¨¦nero ya enrolados pudieran seguir sirviendo tras su cambio de g¨¦nero, abr¨ªa la puerta a que los transexuales pudieran ingresar en las fuerzas armadas ya en esa circunstancia. Esa puerta se ha vuelto a cerrar, alegando ¡°costes m¨¦dicos¡±, y el Pent¨¢gono tiene que decidir adem¨¢s si los miles de miembros de este colectivo que ya est¨¢n en sus filas pueden seguir en ella o los expulsa.
Una tarta nupcial para una boda gay
El golpe al eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil de la comunidad LGTB, que cre¨ªa haber conquistado la normalizaci¨®n tras a?os de lucha, caus¨® conmoci¨®n. Pero ese mismo d¨ªa 26, con mucho menos revuelo, la Administraci¨®n Trump impulsaba otra medida contra los trabajadores homosexuales. El Departamento de Justicia se involubraba en un pleito entre particulares en un tribunal de Nueva York para argumentar que la ley de derechos civiles no protege a los trabajadores en casos de discriminaci¨®n por su orientaci¨®n sexual. Esta posici¨®n supone revertir la doctrina de Administraci¨®n anterior, decidida en 2015 en el seno de la Comisi¨®n de Igualdad de Oportunidades en el Senado.
El caso giraba en torno al despido de un instructor de esqu¨ª despedido despu¨¦s de haber comentado a una clienta que era homosexual y ¨¦sta haberse quejado con su jefe. El Gobierno present¨® un escrito en el que argumentaba, citando la Ley de Derechos Civiles de 1964 -que proh¨ªbe la discriminaci¨®n por de raza, sexo, religi¨®n o nacionalidad- que ¡°la ¨²nica cuesti¨®n aqu¨ª es si, como ley, el T¨ªtulo VII se aplica tambi¨¦n a la discriminaci¨®n por orientaci¨®n sexual¡±, y conclu¨ªa que no.
Este mes el departamento tambi¨¦n se person¨® en otro pleito para defender a un pastelero de Lakewood (Colorado) llamado Jack Philips que se hab¨ªa negado expl¨ªcitamente a vender una tarta nupcial a una pareja porque estaba formada por gays. ¡°Los m¨¢s religiosos apoyaron a Trump, pese a reconocer un hombre poco conocedor de la Biblia porque les garantizaba algo muy importante para ello, un juez conservador en el Supremo. Y algunas de estas decisiones, como la de los transg¨¦nero, buscan satisfacerles a ellos. Incluso muchos republicanos, como el senador John McCain est¨¢n en contra de este paso atr¨¢s¡±, opina Geoffrey Skelley, del Centro de Pol¨ªtica de la Universidad de Virginia.
Halcones conservadores
El vicepresidente, Mike Pence, fue escogido como aval ideol¨®gico de la agenda conservadora y el fiscal general, Jeff Sessions, est¨¢ actuando como principal catalizador al frente del Departamento de Justicia. Ambos tienen credenciales para ello. Pence, muy religioso, firm¨® en 2015, cuando era gobernador de Indiana, una ley que permit¨ªa a comercios y restaurante vetar como clientes a parejas gais, pero fue tal la pol¨¦mica que tuvo que rectificar. Sessions, un exsenador republicano de Alabama con duras acusaciones de racismo a sus espaldas, ha votado hist¨®ricamente contra las pol¨ªticas a favor del aborto o los derechos LGTB y ahora desempe?a un papel clave a la hora de dirigir las pol¨ªticas trumpistas.
La mano dura prometida por Trump contra la droga, por ejemplo, se cristaliz¨® en mayo con un cambio de directriz de su departamento, que inst¨® a los jueces a aplicar las penas m¨¢s duras posibles. La recomendaci¨®n daba marcha atr¨¢s en la estrategia de Obama, que buscaba evitar largas condenas para consumidores y peque?os traficantes no violentos para facilitar su reinserci¨®n y no retroalimentar el problema.
Un goteo de decisiones ha confirmado el giro conservador desde que Trump lleg¨® a la Casa Blanca. En febrero, por ejemplo, anunci¨® que retiraba la pol¨ªtica de Obama que exig¨ªa a los colegios p¨²blicos que garantizaran a los alumnos el acceso a ba?os y vestuarios del g¨¦nero con el que se identifican. En mayo firm¨® la orden ejecutiva de libertad religiosa, por la cual daba luz verde a los cl¨¦rigos a apoyar candidatos electorales desde el p¨²lpito e instaba a revisar una norma de Obama por la cual las empresas deb¨ªan cubrir los anticonceptivos en los planes de seguros m¨¦dicos para sus empleados, abriendo la puerta a excepciones.
Contra las ONG que practican abortos
Y en enero recuper¨® una norma por la cual ninguna ONG, que sea proveedor sanitario en el extranjero, puede usar fondos estadounidenses para practicar abortos o asesorar al respecto. En mayo anunci¨® que ampliaba esta pol¨ªtica y cortaba por completo el grifo a cualquier entidad que lo promoviera, aunque usara esos fondos para la prevenci¨®n del SIDA o la malaria, lo que se va a traducir en el abandono de muchas organizaciones que operan en ?frica.
Algunas pol¨ªticas desaparecieron y otras ya no entrar¨¢n en vigor, como la referente a la igualdad de salarios aprobada por la Administraci¨®n de Obama. En 2018, las empresas de m¨¢s de 100 trabajadores tendr¨ªan que dar una amplia informaci¨®n sobre los sueldos con el fin de mejorar la transparencia y combatir la discriminaci¨®n por sexo o raza. Ivanka Trump, que busca convertirse en una referente del feminismo y el liderazgo de mujeres, ha respaldado la decisi¨®n de la Casa Blanca de no aplicarla. Comparte el fin, dice, pero cree que no conseguir¨ªa sus objetivos.
Trump puede encontrarse con muchas dificultades entre los republicanos, pero con una parte de la derecha religiosa el idilio es evidente, como algunos de los grupos reconocen con sorpresa. Tony Perkins, presidente del Consejo de Investigaci¨®n de la Familia, lo admit¨ªa en un comunicado el pasado mayo: ¡°Este presidente no piensa en peque?o¡±, se?alaba, ¡°para los provida, que est¨¢n acostumbrados a que algunos pol¨ªticos hagan lo m¨ªnimo, esta ha sido una agradable sorpresa¡±.?
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