¡°Puse a la ni?a en el suelo y me tumb¨¦ sobre ella hasta que cesaron los disparos¡±
La r¨¢faga de tiros sembr¨® el p¨¢nico en los asistentes de un concierto que ten¨ªan muy presente la matanza de Orlando. La de Las Vegas ha sido peor
Esta no es la conversaci¨®n habitual de compa?eros de asiento en un avi¨®n. ¡°Mi hija me llam¨® inmediatamente¡±. ¡°Las m¨ªas ayudaron a subir heridos a una camioneta¡±. Era un vuelo de Los ?ngeles a Las Vegas a primera hora del lunes y estas eran las cosas que se contaban pasajeros desconocidos. Eran padres como Marc Cisneros, que no hab¨ªa pegado ojo en toda la noche. Su esposa y sus hijas, Erika y Ariana (19 y 21 a?os) estaban en el concierto contra el que hab¨ªa disparado un individuo a sangre fr¨ªa desde un hotel.
A esa hora se conoc¨ªan ya las cifras de m¨¢s de 50 muertos y m¨¢s de 400 heridos. Cisneros recibi¨® la llamada a las 22.15, recuerda, apenas minutos de comenzar las r¨¢fagas que hielan la sangre cuando se oyen en los v¨ªdeos que circulan por las redes. Cisneros tambi¨¦n vio el v¨ªdeo y reconoci¨® en seguida ¡°el sonido de un AK-47¡±. ¡°Cuando me llamaron estaban corriendo¡±. Junto con muchos otros, lograron llegar hasta el hotel MGM, en la acera de enfrente del Mandalay Bay, donde les hicieron entrar para resguardarse.
Cisneros es agente del sheriff de Los ?ngeles. ¡°Uno de mis compa?eros estaba all¨ª tambi¨¦n con una amiga y no la encuentra. Un sargento de los nuestros est¨¢ herido en el hombro¡±, contaba antes de llegar a Las Vegas. En 19 a?os en el cuerpo ha visto de todo, pero ¡°te sientes in¨²til e indefenso cuando se trata de tus propias hijas¡±.
En ese momento acababa de terminar su actuaci¨®n en el festival Route 91 el cantante Jake Owen. Al empezar la siguiente, Jason Aldean, se empezaron a o¨ªr las r¨¢fagas. La confusi¨®n inicial dur¨® unos segundos. ¡°Ah¨ª empez¨® el caos, el p¨¢nico, la gente corr¨ªa buscando un lugar donde resguardarse¡±, dijo Owen a CNN.
No hab¨ªa escapatoria. Alrededor de 22.000 personas en un recinto al aire libre, vallado, y un asesino disparando desde un piso 32 del Mandalay Bay, a unos cientos de metros. "Fue como si disparasen a peces dentro de un barril¡±, dijo gr¨¢ficamente Owen.
Muchos testigos describieron los primeros segundos del tiroteo como fuegos artificiales. Carly Krygier, que se encontraba en el concierto con su hija, lo dijo as¨ª a CNN, pero los gritos de angustia pronto le hicieron dares cuenta de la situaci¨®n. "Puse a la ni?a en el suelo y me tumb¨¦ encima de de ella, cuando o¨ª una pausa en los disparos, empec¨¦ a correr".
Tambi¨¦n a la carrera, otros asistentes se refugiaron en la camioneta de Mike Cronk. Cuatro heridos, contaba esta ma?ana en la ABC, se subieron a la parte de atr¨¢s y algunos entraron con ¨¦l en el interior, pero no todos lo superaron. ¡°Uno de ellos muri¨® en mis brazos¡±, dijo.
Otra mujer, sin identificar, relat¨® en la misma cadena c¨®mo recogi¨® en su autom¨®vil a una abuela y a su nieta, una ni?a peque?a que no dejaba de preguntar si iban a morir. ¡°No sab¨ªa d¨®nde estaban los dem¨¢s, no sab¨ªa qu¨¦ iba a pasar, as¨ª que llam¨¦ a mi marido y le dije que le quer¨ªa¡±. La testigo, que describ¨ªa la situaci¨®n cubierta por una manta y con el rostro descompuesto ante la c¨¢mara de televisi¨®n, es una aficionada a la m¨²sica country, frecuente en este tipo de conciertos, y siempre pens¨®, dadas las tragedias de este tipo que cada cierto tiempo se producen en Estados Unidos, ¡°que algo as¨ª podr¨ªa ocurrir alguna vez¡±. Que algo as¨ª pod¨ªa tocarles a ellos. El recuerdo del tiroteo en la discoteca Pulse de Orlando, en 2016, el que hab¨ªa producido m¨¢s muertos, este domingo por la noche, estaba en la mente de muchos en Las Vegas.
Bryan Claypool es uno de los que pudieron resguardarse en un cuarto, dentro de un edificio cercano al bulevar por donde la gente corr¨ªa despavorida. O¨ªa los disparos a trav¨¦s de la puerta y no sab¨ªa qu¨¦ hacer. ¡°El peor momento fue cuando vi a seis chicas de 20 o 22 a?os que lloraban, ignor¨¢bamos d¨®nde estaba el tiroteo y no sab¨ªa qu¨¦ decisi¨®n tomar¡±, explicaba en la ACB. ¡°Si nos qued¨¢bamos ten¨ªa miedo de que entrara y nos matara¡±. ¡°Esto no est¨¢ pasando no me voy a morir¡±, se dec¨ªa a s¨ª mismo, tratando de mantener la ¡°mente fr¨ªa¡±. Cuando dejaron de o¨ªr disparos, por fin se atrevieron a salir y huir.
M¨¢s o menos por entonces Justine, la hija de 23 a?os de Jesse Rose, se decidi¨® a llamarle. Cuando lo hizo, contaba este padre de camino a Las Vegas, fue para decirle que estaba ayudando a subir heridos a una camioneta. As¨ª hab¨ªa terminado su concierto. El lunes a mediod¨ªa (hora de Nueva York) la cifra de muertos alcanzaba los 58 y la de heridos superaba los 500.
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