La violencia en M¨¦xico tambi¨¦n golpea al campus
Puebla, el Estado con m¨¢s universidades en el pa¨ªs, sufre un repunte de m¨¢s del 50% en robos violentos, de m¨¢s del 35% de los homicidios dolosos y del 7% en violaciones entre enero y agosto
Puebla ya no es la misma. El feminicidio de Mara Castilla, que fue violada y estrangulada tras pedir un servicio de Cabify el pasado 8 de septiembre, ha estremecido a una comunidad que se consagr¨® por a?os como una ciudad estudiantil y que en las ¨²ltimas semanas ha dado el salto a las portadas de la prensa nacional e internacional por la violencia y la inseguridad contra sus estudiantes y acad¨¦micos. Ante la ola de criminalidad, los j¨®venes de Puebla a¨²n buscan las respuestas para entender lo que est¨¢ pasando, para hacer algo antes de que sea demasiado tarde, para defender su libertad, para vivir. ¡°Antes no lo pensabas demasiado, tomabas, te vest¨ªas como quer¨ªas y hac¨ªas lo que quer¨ªas, hoy piensas que har¨ªa tu familia si ma?ana no amaneces¡±, confiesa Simone, una universitaria de 19 a?os.
¡°El d¨ªa despu¨¦s de que Mara muri¨® me regalaron un gas pimienta¡±, cuenta Sof¨ªa, de 19 a?os. ¡°?Salimos hoy?¡±, se preguntaban Liliana y Katia, de 22, en la mesa de al lado. ¡°No dejas de pensar que te pudo haber pasado a ti¡±, confiesa Delcy, de 24, antes de prender el pr¨®ximo cigarrillo. ¡°Te sientes m¨¢s vulnerable como mujer, es triste pero es la realidad de esta ciudad y de este pa¨ªs¡±, asegura Elizabeth, de 21. No es una manifestaci¨®n, es una noche de fiesta. Las luces bailan entre el humo del tabaco, el reggaeton retumba en todos los rincones y r¨ªos de estudiantes inundan los bares y los antros de moda. Hay perreo, hay ligue, hay desmadre. Son las once de la noche en San Andr¨¦s Cholula, un para¨ªso de la fiesta universitaria en la zona metropolitana de Puebla.
La fiesta no ha parado, pero entre los terremotos del 7 y el 19 de septiembre y el miedo a la inseguridad, la clientela se ha venido abajo. ¡°Las propinas han ca¨ªdo un 50% en las ¨²ltimas dos semanas¡±, asevera Conny Sant¨ªn, una camarera. ¡°El control del Gobierno a los bares ha sido mucho m¨¢s estricto, pero ellos son los responsables y los que tienen que tomar cartas en el asunto¡±, reclama Santiago Gabi¨¢n, un empresario espa?ol que abri¨® un bar en Cholula hace dos a?os.
En la ¨²ltima d¨¦cada, tras el estallido de la guerra contra el narcotr¨¢fico, j¨®venes de los Estados m¨¢s afectados por la violencia llegaban por montones para buscar oportunidades en las aulas y para recuperar las libertades perdidas fuera de ellas. Ahora, Cholula y Puebla viven su propia crisis. El Estado con m¨¢s universidades en el pa¨ªs ha sufrido un repunte de m¨¢s del 50% en robos violentos, de m¨¢s del 35% de los homicidios dolosos y del 7% en violaciones entre enero y agosto de este a?o, seg¨²n datos oficiales. Se denuncian 145 delitos al d¨ªa y el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuria calcula que la cifra negra de los il¨ªcitos alcanza el 93%.
Los poblanos no solo han percibido un aumento cuantitativo, sino tambi¨¦n en el modus operandi de la delincuencia. La comunidad universitaria que, en gran medida y en palabras de sus miembros, se asum¨ªa dentro de una burbuja, lejos de los problemas sociales del Estado y del pa¨ªs, ahora sufre el embate de la criminalidad. Minerva Hern¨¢ndez, una estudiante de 26 a?os de la Universidad Iberoamericana, fue apu?alada el pasado 21 de marzo al negarse a ser novia de su feminicida. El rector de la Universidad Angel¨®polis, Roberto Corvera, fue acribillado el pasado 5 de agosto en su oficina. Mariana Fuentes, una alumna de 20 a?os de la Benem¨¦rita Universidad Aut¨®noma de Puebla (BUAP), muri¨® de un balazo en la cabeza la semana pasada cuando intentaban quitarle su tel¨¦fono m¨®vil.
N¨²mero de escuelas a nivel licenciatura
Fuente: Secretar¨ªa de Educaci¨®n P¨²blica
El Gobierno estatal, que inici¨® funciones en febrero, ha priorizado el combate contra la delincuencia, pero descarta que Puebla sea un Estado inseguro, afirma que el aumento de la incidencia delictiva responde a un problema nacional y sostiene que no peligra el estatus de la capital del estado como una ciudad estudiantil. ¡°El fen¨®meno [de la inseguridad] no es nuevo (¡) Lo que no pod¨ªamos era hacernos tontos¡±, acepta el secretario de Gobernaci¨®n, Di¨®doro Carrasco.
¡°Nunca se hab¨ªa vivido algo as¨ª en Puebla y mi lectura es que el exgobernador Rafael Moreno Valle, que aspira a ser presidente de la Rep¨²blica, no quiso que se ventilaran los resultados de sus pol¨ªticas de Seguridad P¨²blica porque han sido un fracaso¡±, sentencia Alejandro Guill¨¦n, profesor de la Universidad Popular Aut¨®noma del Estado de Puebla (UPAEP). ¡°Se ha destapado una cloaca¡±, agrega el acad¨¦mico, que en los ¨²ltimos meses dej¨® sus antiguas l¨ªneas de investigaci¨®n sobre el sistema pol¨ªtico mexicano para estudiar el fen¨®meno de la inseguridad.
¡°Una chica me dijo vi¨®lame, pero no me mates¡±, relata Jos¨¦ Andr¨¦s Garc¨ªa, un conductor de Uber. Anotan sus placas, le toman fotograf¨ªas. Las conversaciones dentro del auto son m¨ªnimas y las precauciones que toman las usuarias son m¨¢ximas. El escrutinio es la nueva realidad. ¡°Las ni?as est¨¢n asustadas y lo entiendo, pero el que nada debe, nada teme¡±, cuenta el ch¨®fer, que dej¨® su taxi en enero despu¨¦s de casi 30 a?os detr¨¢s del volante. Lo asaltaron tres veces en 30 d¨ªas. Reacio a las minucias tecnol¨®gicas, se cambi¨® a Uber en abril porque era m¨¢s seguro.
Garc¨ªa dice que en las ¨²ltimas semanas la clientela ha bajado un 20%, aun con Cabify, el mayor competidor, fuera del mercado despu¨¦s de que el Gobierno suspendi¨® su licencia en el Estado tras el caso de Mara Castilla. ¡°Me parece injusto porque est¨¢n pagando cientos de familias por lo que hizo un loco, ?esa era la soluci¨®n? Cu¨¢ntas cosas han pasado en los taxis y en los autobuses¡ ellos siguen funcionando¡±, revira. ¡°No fue una decisi¨®n impulsiva ni caprichosa¡±, responde Carrasco ante las cr¨ªticas.
¡°El feminicidio de Mara fue la gota que derram¨® el vaso¡±, afirma Fernando Fern¨¢ndez, rector de la Universidad Iberoamericana de Puebla y uno de los principales cr¨ªticos del exgobernador Moreno Valle. ¡°Hay una estructura de Gobierno que est¨¢ cada vez m¨¢s destruida y la poblaci¨®n ya no est¨¢ dispuesta a seguir tolerando promesas vac¨ªas y est¨¦riles de los gobernantes¡±, a?ade Fern¨¢ndez, que encabez¨® las marchas junto al rector de la UPAEP para afrontar la crisis de violencia. El padre jesuita reconoce que el Gobierno actual est¨¢ ¡°genuinamente preocupado¡±, pero denuncia que hay intereses que est¨¢n ¡°detr¨¢s y por encima de las autoridades¡± para frenar la corrupci¨®n y la impunidad, lo que impide que se haga justicia.
¡°Esto nos est¨¢ pasando a todas las universidades, pero no todos han reaccionado igual¡±, lamenta Guill¨¦n. ¡°La respuesta de la rector¨ªa de la BUAP ante el asesinato de Mariana Fuentes ha sido muy d¨¦bil, no se ha hecho lo suficiente¡±, acusa Juan Carlos Canales, profesor de esa casa de estudios. Aun as¨ª, las barreras entre los alumnos de la UPAEP y la BUAP, protagonistas de una rivalidad que se ha prolongado por d¨¦cadas, se han difuminado y han marchado juntos.
Porcentaje de la poblaci¨®n que se siente insegura en la ciudad de Puebla
Fuente: Encuesta Nacional de Seguridad Urbana, INEGI
La inseguridad es ya un problema que preocupa a casi tres de cada cuatro habitantes de la capital del Estado, seg¨²n datos oficiales. Las antiguas discusiones te¨®ricas, llenas de supuestos y alejadas de la praxis, han perdido terreno y los acad¨¦micos han organizado foros sin precedentes sobre los problemas de su comunidad. Los estudiantes se han comprometido a que ning¨²n candidato a gobernador gane las elecciones sin presentar una propuesta para combatir el machismo y la violencia.
¡°No podemos ofrecer una imagen falsa ni promesas que no se van a cumplir ni una protecci¨®n en una esfera de cristal a nuestros estudiantes, al contrario tenemos que formarlos para que como ciudadanos asuman el reto¡±, sentencia Fern¨¢ndez. ¡°Si no hacemos nada hoy, si no reaccionamos, si no cerramos filas como Estado, corremos el riesgo de dejar de ser una ciudad de estudiantes¡±, afirma Guill¨¦n. En medio de la indignaci¨®n, el miedo y la impotencia, la Universidad ha abierto los ojos.
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