El viacrucis de una periodista para conseguir justicia en M¨¦xico
Tras luchar contra el miedo y su propio peri¨®dico, una redactora de Guanajuato logra una condena contra el alcalde que orden¨® darle una paliza. M¨¦xico es uno de los pa¨ªses del mundo m¨¢s peligrosos para los periodistas
Las agresiones contra periodistas est¨¢n llenas de historias de fracaso. Lo son los asesinatos de Javier Valdez o Cecilio Pineda, quien contaba con protecci¨®n oficial, o el de la propia Fiscal¨ªa especial para delitos contra la prensa, incapaz de resolver un solo caso en el pa¨ªs m¨¢s criminal para los periodistas, por ejemplo.
Hay, sin embargo, desde hace un mes, un caso de ¨¦xito.
Se trata de Karla Silva Guerrero, una redactora de 27 a?os de un peque?o peri¨®dico de Guanajuato que ha bregado con las autoridades, con su peri¨®dico y con su bolsillo hasta lograr el encarcelamiento de las seis bestias que casi la matan a patadas en la redacci¨®n. La joven periodista casi ha roto la tradici¨®n que dice que de los 110 periodistas asesinados en la ¨²ltima d¨¦cada, pr¨¢cticamente ning¨²n caso ha llegado a una condena.
A primeros de septiembre de 2014, Karla, de aspecto fr¨¤gil, acababa de terminar sobre el teclado las papas fritas de su almuerzo. Escrib¨ªa un correo cuando escuch¨® su nombre a gritos en la redacci¨®n del El Heraldo de Le¨®n.
-Karlaaaa
-Soy yo, ?qu¨¦ quiere?
En ese momento un tipo al que apodaban El Buda?se le acerc¨® y le dio el primer pu?etazo en la cara. Los 43 kilos de Karla cayeron al suelo y entonces comenz¨® una lluvia de patadas en la cabeza, en el vientre y en la cabeza de nuevo. Como pudo se arrastr¨® hasta el hueco de su escritorio donde esper¨® a que pararan los golpes.
Otros dos hombres vigilaban la entrada y amenazaban a otra redactora con un cuchillo.
Aquellos tipos le dejaron la cara de porcelana destrozada, dos co¨¢gulos en el cerebro y dos frases que resumen una etapa: ¡°Para que le bajes de huevos a tus notas¡± o ¡°sigue publicando tus pendejadas¡±, dijeron antes de salir de la redacci¨®n por la puerta principal.
El encargo lo hab¨ªa hecho el alcalde del municipio de Silao, Enrique Sol¨ªs Arzola (PRI), una poblaci¨®n rural de Guanajuato de 175.000 habitantes. El alcalde se lo orden¨® a su jefe de seguridad quien, a su vez, contrat¨® a tres de sus polic¨ªas para que ejecutaran la paliza. Por todo ello recibir¨ªan 5.000 pesos, unos 260 d¨®lares, seg¨²n se supo en el juicio.
En los pueblos es donde se dan la mayor¨ªa de las agresiones y asesinatos de periodistas pero casi todos prefieren callar
Unas semanas antes Karla hab¨ªa publicado dos noticias que lo hab¨ªan sacado de quicio. La primera ten¨ªa que ver con una empresa de seguridad, envuelta en un esc¨¢ndalo con un perro. Un asunto menor hasta que descubri¨® que la empresa ni siquiera estaba dada de alta. Fue la gota que derram¨® el vaso de una lista de denuncias que hasta entonces versaban sobre coladeras que no funcionaban o la utilizaci¨®n de dos plazas de estacionamiento prohibido para que el alcalde dejara su coche. Cosas de pueblo.
Los autores fueron detenidos y durante los ¨²ltimos tres a?os Karla ha asistido a un calvario que incluye 80 audiencias y careos hasta conseguir la condena de los seis implicados el mes pasado. ¡±Claro que ten¨ªa miedo pero si buscas justicia debes dar la cara a tu verdugo¡±, resume con aplomo. Paralelamente surgieron los problemas en su peri¨®dico, y para poder acudir al juzgado ten¨ªa que canjearlo por d¨ªas vacaciones ¡°Hasta que el Ministerio P¨²blico oblig¨® al peri¨®dico a facilitarme las declaraciones¡±, recuerda.
Seg¨²n Reporteros Sin Fronteras (RSF), M¨¦xico es uno de los pa¨ªses m¨¢s peligrosos del mundo para ejercer el periodismo y m¨¢s de 100 comunicadores han sido asesinados en la ¨²ltima d¨¦cada en M¨¦xico. Con 11 periodistas asesinados, este a?o terminar¨¢ como el m¨¢s mort¨ªfero para la prensa en las ¨²ltimas d¨¦cadas. El ¨²ltimo, la semana pasada, fue Edgar Esqueda, fotoperiodista de San Luis Potos¨ª cuyo cuerpo apareci¨® en un p¨¢ramo despu¨¦s de que un grupo de hombre armados lo sacara de su casa.
¡°En los pueblos es donde se dan la mayor¨ªa de las agresiones y asesinatos de periodistas pero casi todos prefieren callar¡±, explica Karla, quien recuerda las dificultades que enfrent¨® desde el principio ¡°porque no ten¨ªa dinero para contratar a un abogado y ni siquiera hab¨ªa uno en todo Guanajuato que supiera llevar un caso de periodistas¡±.
Finalmente ayudaron a Karla asociaciones de Derechos Humanos como Las Libres, que trabaja con mujeres que sufren violencia, m¨¢s activas y organizadas que las de periodistas ¡°Ellas me dieron el ¨¢nimo y la fuerza necesaria para saber que se pod¨ªa¡±, recuerda por tel¨¦fono. El Centro de Investigaciones CIDE y Articulo 19, se centraron en los reclamos al Estado.
La agresi¨®n es reconocida como un caso de ¡°¨¦xito¡± entre los colegas, pero pone de relieve las miserias estructurales.
Karla se crey¨® la profesi¨®n en un pueblo donde la supervivencia es la publicidad oficial. Tres a?os despu¨¦s de la paliza, el alcalde est¨¢ en libertad y ella sigue comiendo papas sobre el teclado y cobrando menos de 300 d¨®lares mensuales.
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