La en¨¦sima rebeli¨®n republicana contra Trump
Destacados senadores del partido han elevado las cr¨ªticas hacia su pol¨¦mico presidente
Parece una rebeli¨®n. En el transcurso de unos d¨ªas, destacados pol¨ªticos republicanos han atacado con dureza a su presidente y presidente de todos los estadounidenses, Donald Trump. Lo consideran la ant¨ªtesis de los valores del partido fundado por Lincoln. El expresidente George W. Bush le lanz¨® criticas veladas hace unos d¨ªas al alertar de los peligros del fanatismo; el senador Jeff Flake, de Arizona, inflam¨® el martes Washington con su ¡°Tengo hijos y nietos. No ser¨¦ c¨®mplice de Trump¡±; y el veterano John McCain, candidato presidencial en 2008, es tan beligerante que hay quien lo llama con sorna "jefe de la oposici¨®n".
A estas puyas se suman las cr¨ªticas que se ha cruzado con el senador Bob Corker, presidente del comit¨¦ de Exteriores, ins¨®litamente descarnadas: el senador acus¨® a Trump de ser un presidente "totalmente mentiroso" e "incapaz de estar a la altura de las circunstancias" y este le respondi¨® tach¨¢ndolo de "incompetente". Lo grueso de todas estas palabras entre compa?eros de partido invita a pensar que, esta vez, la rebeli¨®n republicana puede ir en serio. La experiencia dice que al final los republicanos acaban cerrando filas con Trump, contra viento y marea. Pero ahora hay un elemento muy presente en el ambiente: dentro de un a?o se celebran las elecciones legislativas.
La intervenci¨®n de Flake, representante del ala m¨¢s centrista, adem¨¢s, era un aviso para el mandatario: anunci¨® en el pleno del Senado que no se presentar¨¢ a la reelecci¨®n en 2018. Eso le da una libertad muy inc¨®moda para Trump en el Senado, donde los republicanos tienen mayor¨ªa (52 de 100 miembros) pero donde el presidente ha encontrado resistencias de los suyos en algunos proyectos tan importantes como la reforma sanitaria. "En los pr¨®ximos 14 meses, libre de las restricciones de la pol¨ªtica, me guiar¨¦ solo por lo que dicte mi conciencia¡±, dijo en un art¨ªculo en The Washington Post, ¡°es hora de decir: ya basta¡±. En su misma situaci¨®n est¨¢ Bob Corker, de Tennessee, quien tambi¨¦n ha renunciado a repetir y por tanto es mucho m¨¢s independiente en sus discursos ¨Ccomo se ha visto esta semana- y en su voto.
La cuesti¨®n es si se van a sumar muchos m¨¢s republicanos a esta rebeli¨®n, no en el sentido de abadonar las c¨¢maras, sino en el de desafiar al trumpismo desde ellas. Y eso no parece probable. El l¨ªder conservador en la C¨¢mara de Representantes, Paul Ryan, y su hom¨®logo en el Senado, Mitch McConnell, encarnan la ortodoxia conservadora y han marcado varias veces distancias con Trump -como con el debate de los dreamers, por ejemplo-, pero no ha habido ning¨²n enfrentamiento p¨²blico serio con el presidente desde que este jur¨® el cargo. Desde 2006 su partido no controlaba las dos c¨¢maras legislativas a la vez y, adem¨¢s, ha recuperado la Casa Blanca, una acumulaci¨®n de poder que no van a desperdiciar en luchas intestinas.
En el corto plazo est¨¢ en juego, por ejemplo, la reforma fiscal, que conlleva una profunda rebaja de impuestos. La semana pasada el Senado bendijo el proyecto de presupuestos y ma?ana debe hacer lo propio la C¨¢mara de Representantes, un paso previo clave para que esa reforma tributaria llegue a buen puerto. Trump, que el d¨ªa anterior s¨ª se hab¨ªa enzarzado con sus cr¨ªticos, se mostr¨® ufano este mi¨¦rcoles. "La reuni¨®n con los senadores republicanos ayer [en referencia al almuerzo del martes en el Capitolio], aparte de Flake y Corker, fue un festival de amor con grandes ovaciones y grandes ideas para Estados Unidos", explic¨® a la prensa. La fricci¨®n con los suyos no es una novedad para Trump, es casi su h¨¢bitat natural, el mismo a pesar del cual gan¨® las elecciones hace casi un a?o.
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