Los mozambique?os persiguen a muerte a ¡®los chupasangre¡¯
Disturbios en zonas rurales del pa¨ªs contra los ¡®anamawula¡¯, supuestos vampiros que absorben la vida de los pobres para vend¨¦rsela a los ricos
Mozambique se toma muy en serio lo de Halloween. En las ¨²ltimas semanas se han registrado revueltas en zonas rurales del norte del pa¨ªs. La polic¨ªa ha detenido a cientos de personas y, en las refriegas, dos ni?os murieron por disparos de la polic¨ªa. Los manifestantes atacan oficinas del Gobierno y liberan a los presos. Todo es por culpa de los chupasangre, una supercher¨ªa que sostiene que hay personas dedicadas a quitarle ¡ªliteralmente¡ª la sangre a los pobres para d¨¢rsela a los ricos para que as¨ª alargan su vida. Supercher¨ªa o no, lo cierto es que en Mozambique los muy pobres cada d¨ªa viven peor y los ricos, mejor.
Memba, Morrua, Gile, Mandimba, Madal...las revueltas contra los chupasangre se extienden por el norte del pa¨ªs. La polic¨ªa no puede contener los ataques a los equipos de salud que trabajan para erradicar la malaria o extraen sangre, adem¨¢s de atacar las oficinas del partido gobernante, el Frelimo, y las comisar¨ªas de polic¨ªa.
En la vecina Malawi, ocho personas fueron asesinadas acusadas de ser chupasangre. La polic¨ªa arrest¨® a 140 personas por estar detr¨¢s de la propagaci¨®n de la supercher¨ªa. Malawi acusa del rebrote al otro lado de la frontera, a Mozambique. El aumento de la creencia en los chupasangre no es tampoco casualidad. Salta en una zona donde gan¨® las elecciones el Renamo, frente al todopoderoso Frelimo.?El Gobierno se venga escatimando recursos econ¨®micos en las zonas donde perdi¨®. La turba reacciona a su extrema pobreza, que sufre adem¨¢s un aumento de epidemias, lanz¨¢ndose contra los organismos del Estado y sus representantes.
El soci¨®logo mozambique?o Carlos Serra liga la aparici¨®n del chupasangrismo a finales de los setenta, una vez independizada Mozambique de Portugal, cuando el Gobierno inici¨® campa?as de vacunaciones y de donaciones de sangre. Entonces, se dec¨ªa que la sangre extra¨ªda iba destinada a fabricar la nueva moneda nacional, entre otras razones, m¨¢s o menos ciertas, como que se llevaba a los hospitales.
El chupasangrismo se azuzaba tambi¨¦n desde el otro lado de la frontera, para atacar al partido gobernante, el Frelimo. Por la radio se transmit¨ªa que seres extra?os se infiltraban en las aldeas y, mientras dorm¨ªan sus habitantes, les succionaban la sangre con jeringas. Los zambezianos pasaban la noche en vela, haciendo caceroladas para ahuyentar a los anamawula. Mitad supercher¨ªa mitad campa?a del enemigo pol¨ªtico y militar, lo cierto es que el fen¨®meno de los chupasangre vuelve de tiempo en tiempo, no tanto por Halloween, sino coincidiendo con epidemias y con el empeoramiento de las ya de por s¨ª pobres condiciones de vida, bien por las sequ¨ªas o bien por la inflaci¨®n que les sube el precio de los alimentos b¨¢sicos.
Ahora es una de esas ¨¦pocas, con un rebrote de malaria y una intensificaci¨®n de las vacunaciones. La situaci¨®n ha empeorado entre los m¨¢s pobres del pa¨ªs mientras que la vida de los ricos sigue inalterable. Alguna raz¨®n habr¨¢. Ajenos a los artificios financieros de su propio Gobierno (con un Ministerio contra la Corrupci¨®n, cuando esta campa por sus fueros), los pobres concluyen que les est¨¢n chupando la sangre y apuntan a los funcionarios, a los polic¨ªas, a los gobernadores que tienen alrededor y a sus propios pol¨ªticos, pero tambi¨¦n a los que f¨ªsicamente ven que les sacan la sangre, como enfermeros, m¨¦dicos y ONG dedicadas a cuidar de la salud.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.