Daniel Viglietti, voz militante de Latinoam¨¦rica
El artista uruguayo, represaliado por la dictadura, fue el creador de himnos de la izquierda como ¡®A desalambrar¡¯
El d¨ªa m¨¢s feliz de la vida de Daniel Viglietti (Montevideo, 1939), seg¨²n sus propias palabras, fue el primero de septiembre de 1984, cuando regres¨® a Uruguay despu¨¦s de once a?os de exilio. El cantautor uruguayo falleci¨® el pasado d¨ªa 30 en su ciudad natal mientras era sometido a una intervenci¨®n quir¨²rgica, pocos d¨ªas despu¨¦s de celebrar su ¨²ltimo recital.
Probablemente Viglietti ten¨ªa dudas m¨¢s que razonables ¡ªigual que la mayor¨ªa de los exiliados latinoamericanos de la ¨¦poca¡ª sobre sus posibilidades de morir en la tierra que los vio nacer, pero pudo regresar, con la dictadura todav¨ªa vigente, ya que el Gobierno militar dur¨® formalmente hasta 1985. Ese regreso, tras pasar por la c¨¢rcel de la dictadura y un exilio de 11 a?os, se convirti¨® en un d¨ªa se?alado para la mayor¨ªa de los uruguayos. No es una exageraci¨®n propia de los obituarios: los uruguayos tienen grabado en la memoria el regreso de Viglietti a Montevideo, porque en 1984 el futuro (democr¨¢tico) no estaba asegurado. Y ver al autor de A desalambrar, cantor de la izquierda militante uruguaya y latinoamericana, ofreciendo recitales sin ser detenido, era la prueba (sonora) de que algo estaba cambiando de verdad.
Viglietti nunca abandon¨® la militancia ni la m¨²sica comprometida que hab¨ªa iniciado en los a?os sesenta. Pudo dedicarse a la m¨²sica cl¨¢sica, teniendo en cuenta la s¨®lida formaci¨®n que recibi¨® de dos maestros uruguayos ¡ªAtilio Rapat y Abel Carlevaro¡ª y la tradici¨®n familiar: su madre era la pianista Lydia Indart y su padre el guitarrista y escritor C¨¦dar Viglietti.
Pero su primer disco, Impresiones para canto y guitarra y canciones folcl¨®ricas (1963), deja clara su inclinaci¨®n por la m¨²sica popular. En 1968 llega una de sus obras m¨¢s conocidas e importantes, Canciones para el hombre nuevo, grabado despu¨¦s de una visita a Cuba. Incluye cortes que se convertir¨ªan en aut¨¦nticos himnos de la izquierda, como A desalambrar o Milonga de andar lejos. En la contraportada el cantante declara: ¡°La circunstancia hist¨®rica me exige decir, no solo cantar¡±. En 1971 graba Canciones chuecas, disco inspirado en el canto popular de Uruguay que considera otra de sus grandes obras.
En esos a?os se hace tan conocido en Latinoam¨¦rica y se le identifica hasta tal punto con la canci¨®n de protesta que hasta hoy muchos no tienen claro si algunas de sus canciones son de ¨¦l o de Vector Jara, Isabel Parra, Mercedes Sosa o Chavela Vargas. Su amistad con Joan Manuel Serrat fue tan s¨®lida como la que lo uni¨® al escritor Mario Benedetti.
Pero no era un fen¨®meno latinoamericano. Su fama era mundial, como se evidenci¨® en la movilizaci¨®n de personalidades como Jean Paul Sartre, Fran?ois Mitterrand, Julio Cort¨¢zar u Oscar Niemeyer cuando fue detenido en 1972; campa?a que condujo a su liberaci¨®n y a su largo exilio en Francia.
¡°La mayor parte de su obra, la m¨¢s reconocida, se produce antes del exilio. Luego empieza otra faceta de su vida, donde desarrolla otra faceta como periodista y divulgador musical. Y ante todo, lleva a cabo la otra obra de su vida, con la recopilaci¨®n de un archivo inmenso sobre m¨²sica e informaci¨®n sobre la m¨²sica¡±, explicaba anteayer su amiga Alicia Oschendorf a la salida del teatro de la ¨®pera de Montevideo, donde se velan los restos del cantor.
Cercano, feliz y cr¨ªtico
Sus conocidos lo describen como un hombre cercano (¡°Viglietti no se cre¨ªa a Viglietti¡±, dicen). Un tipo feliz, que pudo asistir a la llegada al poder de la izquierda, tres veces consecutivas y por la v¨ªa democr¨¢tica. Y que marc¨® sus distancias con esa misma izquierda, denunciando la falta de esclarecimiento de las muertes y desapariciones de la dictadura.
Entre las batallas que gan¨® Viglietti figura la de la recuperaci¨®n de sus derechos de autor, lo que permiti¨® que su obra fue remasterizada por el sello independiente Ayu¨ª/Tacuab¨¦, que deja constancia de la calidad de su m¨²sica y de unas unas letras que marcaron una ¨¦poca.
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