Trump viaja a Asia para respaldar a los aliados y reforzar el cerco a Pyongyang
El presidente protagoniza un periplo de 10 d¨ªas que pone a prueba su capacidad para tranquilizar a sus aliados y lograr apoyos a su cerco a Pyonyang
Donald Trump emprende un viaje a un pa¨ªs que no visitar¨¢: Corea del Norte. La tiran¨ªa, con la que mantiene un vertiginoso pulso nuclear, es el gran destinatario de la gira que ha empezado este s¨¢bado el presidente de Estados Unidos por Asia. Un agotador periplo de 10 d¨ªas por Jap¨®n, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas, que m¨¢s all¨¢ de la ret¨®rica belicista pondr¨¢ a prueba la capacidad de Trump para tranquilizar a sus aliados y lograr apoyos a su cerco a Pyonyang.
Trump zarpa con una se?al en lo alto del m¨¢stil. En las aguas del Pac¨ªfico Occidental ha reunido a sus m¨¢s poderosos portaviones: Nimitz, Theodore Roosevelt y Ronald Reagan. Con su cohorte de submarinos, destructores, acorazados, misiles y cazabombarderos, se trata de la mayor concentraci¨®n de la Armada estadounidense en la zona en 10 a?os. Un mensaje inequ¨ªvoco de que el hombre que ha llegado a Jap¨®n no piensa reducir la tensi¨®n.
Corea del Norte se ha vuelto la pesadilla de los estrategas americanos. Su acelerada carrera por lograr un misil bal¨ªstico intercontinental con capacidad at¨®mica ha roto las reglas del juego. Washington lo considera un desaf¨ªo directo y ha decidido emprender la escalada. El propio Trump ha amenazado con arrasar el territorio norcoreano si Pyongyang no abandona su programa nuclear.
La Casa Blanca admite que este objetivo es imposible sin apoyo internacional. ¡°El presidente reconoce que estamos corriendo contra el reloj y que necesitamos que el resto de naciones haga m¨¢s¡±, afirma en una reuni¨®n con periodistas el consejero de Seguridad Nacional, Herbert R. McMaster.
La meta es asfixiar al r¨¦gimen de Kim Jong-un. Para ello, tanto EE UU como la ONU han aumentado el castigo. Una vuelta de tuerca a la que se ha sumado China, que absorbe el 90% del comercio exterior de Corea del Norte. ¡°Pek¨ªn est¨¢ haciendo mucho m¨¢s que antes, pero obviamente a¨²n no lo suficiente¡±, dice McMaster.
El deseo de Washington es que el poderoso y reelegido presidente chino, Xi Jinping, corte completamente las compras de carb¨®n, cierre todas las cuentas bancarias controladas por Pyongyang y devuelva a su pa¨ªs a los trabajadores norcoreanos. ¡°Eso es esencial para frenar a Kim Jong-un. Pero no agota el abanico de posibilidades. Este viaje es una oportunidad ¨²nica para coordinar con Se¨²l y Tokio otras medidas de presi¨®n¡±, explica Anthony Ruggiero, experto de la Fundaci¨®n para la Defensa de la Democracia.
El juego americano con Corea del Sur y Jap¨®n dista del que mantendr¨¢ con China. Son aliados y tambi¨¦n objetivos militares de un posible ataque norcoreano. Esta amenaza ha generado un espinoso clima de inseguridad. En Jap¨®n el debate es incipiente, pero en Corea del Sur las encuestas ya muestran que un 60% de la poblaci¨®n es favorable a la construcci¨®n de la bomba at¨®mica y que un 70% apoya que EE UU reintroduzca armas nucleares t¨¢cticas. Un paso al que se opone el presidente surcoreano, Moon Jae-in. ¡°Tener armas nucleares no har¨¢ m¨¢s seguros a Se¨²l ni a Tokio, sino que puede proveer a Pyongyang de un argumento adicional para su programa nuclear¡±, dice Ruggiero.
A estas claves militares, el viaje de Trump por Asia a?ade un importante factor econ¨®mico. La gira tambi¨¦n incluye la asistencia al Foro de Cooperaci¨®n Econ¨®mica Asia-Pac¨ªfico (APEC), en Vietnam, y como remate la participaci¨®n en la cumbre de la Asociaci¨®n de Naciones del Sudeste Asi¨¢tico (Asean), en Filipinas. Aunque las expectativas son altas, las alforjas que acompa?an a Trump son magras. Quiz¨¢ la m¨¢s importante sea su propio tono. Tras abandonar el Acuerdo Transpac¨ªfico de Cooperaci¨®n (TPP), el heraldo del aislacionismo ha bajado la voz. Aunque la flota manda un importante mensaje.
Afianzar la ¡°gran amistad¡± con Xi Jinping
A Donald Trump no le gusta viajar al extranjero. M¨¢s de una vez lo ha dicho. Pero en esta ocasi¨®n, el cargo le va a embarcar en la gira m¨¢s larga efectuada por un presidente estadounidense a Asia desde 1991. Aquel periplo acab¨® con George Bush padre enfermo tras una cena en Tokio. En esta ocasi¨®n no se teme por la salud del hiperactivo Trump, de 71 a?os, pero s¨ª por su capacidad para controlar sus impulsos y mostrar las capacidades que la alta diplomacia requiere.
La clave radicar¨¢ en sus reuniones con el presidente chino, Xi Jinping. Trump llega acompa?ado de 29 ejecutivos deseosos de cerrar acuerdos y ganar espacio en la econom¨ªa china. Xi deparar¨¢ a su hom¨®logo una visita que la Casa Blanca considera de m¨¢ximo rango, con paseo por la Ciudad Prohibida y parada militar. Ambos ya se conocieron en Mar-a-Lago (Florida). Aquella reuni¨®n coincidi¨® con el bombardeo a Siria y sirvi¨® para forjar lo que Trump no ha dudado en calificar como una ¡°gran amistad¡±.
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