Meade, la importancia de no llamarse Ernesto (Zedillo)
Salvo el secretario de Hacienda, los candidatos del PRI est¨¢n muy rezagados frente al "posicionamiento de marca" de L¨®pez Obrador
Si Jos¨¦ Antonio Meade no es el candidato de Enrique Pe?a Nieto, qu¨¦ desperdicio de cargada. Desde hace algunas semanas el ministro de Hacienda es chile de todos los moles, portada de los diarios, tema de columnas, orador principal de cuanta reuni¨®n empresarial, acad¨¦mica o religiosa se celebra. Es tan conspicua la promoci¨®n que el aparato oficial ha desplegado a su favor, que algunos aseguran que el llamado ¡°tapado¡± es ya un destapado de facto.
La campa?a electoral ser¨¢ una apretada carrera contra el tiempo para popularizar a escala nacional al candidato oficial
No se descarta, desde luego, que el despliegue medi¨¢tico en torno al secretario fuese una cortina de humo para develar a otro candidato en el ¨²ltimo instante. En teor¨ªa, eso proteger¨ªa a un tercero del golpeteo previo. Pero dos razones minan esa posibilidad. Por un lado, el problema del PRI es que cualquiera de sus candidatos acusa un enorme rezago frente al ¡°posicionamiento de marca¡± que exhibe Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador entre la opini¨®n p¨²blica. La campa?a electoral ser¨¢ una apretada carrera contra el tiempo para popularizar a escala nacional al candidato oficial. Las semanas que Meade ha dedicado a ¡°placearse¡± en medios, a establecer acuerdos t¨¢citos con grupos regionales, sociales y empresariales habr¨ªan sido una inversi¨®n tirada a la basura en caso de que Los Pinos opte comenzar pr¨¢cticamente de cero a partir de diciembre.
Por otro lado, los niveles de reprobaci¨®n que padece el partido en el poder, el repudio a la corrupci¨®n y la incertidumbre sobre el contexto econ¨®mico nacional e internacional, hacen del ministro de Hacienda la mejor si no es que la ¨²nica opci¨®n con alguna posibilidad de ¨¦xito, desde la perspectiva oficial. No es priista, es un t¨¦cnico reconocido y respetado por la iniciativa privada, carece de enemigos pol¨ªticos y no hay trapos sucios en su expediente (una singularidad en el Gabinete). Un hombre afable, discreto y serio que se ha abierto camino en medio de la clase pol¨ªtica gracias a su capacidad para ofrecer resultados y no ser una amenaza para nadie. En suma, el perfil de Ernesto Zedillo en 1994 cuando fue destapado por Carlos Salinas.
Y como Zedillo, Meade no ser¨ªa el candidato natural de Los Pinos, pues ni siquiera pertenece al c¨ªrculo cercano al grupo pol¨ªtico en el poder. Pero como Zedillo, el ministro de Hacienda es el candidato que dicta la necesidad. En 1994 porque la muerte de Colosio dej¨® al presidente pr¨¢cticamente sin opciones para ocupar la boleta electoral a tres meses de los comicios. En 2018 porque es tal el descr¨¦dito del PRI y el temor a entregar el poder a L¨®pez Obrador que prefieren un hombre ajeno al grupo Atlacomulco en aras de tener alguna oportunidad en la disputa electoral.
Muy probablemente el fantasma de Zedillo se apersone en los insomnios de Enrique Pe?a Nieto estas noches
Nada asegura que con Jos¨¦ Antonio Meade el PRI vaya a ganar. Las probabilidades est¨¢n en su contra. Pero al menos tendr¨¢ argumentos para ir a la batalla (apelar al no priismo de su candidato, masificar las campa?as negativas en contra de L¨®pez Obrador, invocar los miedos de la clase media por la incertidumbre econ¨®mica, presumir la honradez de su candidato, sumar a grupos empresariales desencantados con el pe?anietismo, etc¨¦tera).
Para ser exitosa la campa?a de Meade tendr¨ªa que tener un subtexto tan necesario como explosivo: ¡°Si me eligen, mi Gobierno no ser¨¢ priista ni tendr¨¢ relaci¨®n con el grupo que deja el poder y me ha puesto en la silla presidencial¡±. No podr¨¢ decirlo expl¨ªcitamente, pero ser¨¢ la narrativa impl¨ªcita. Lo cual, una vez m¨¢s, lleva a pensar en Ernesto Zedillo. El expresidente, como es sabido, desafi¨® a su predecesor, Carlos Salinas, quien acab¨® exiliado pol¨ªticamente y con un hermano en la c¨¢rcel. Zedillo result¨® tan poco priista que profundiz¨® las reformas pol¨ªticas y electorales que permitieron el triunfo de la oposici¨®n al finalizar su sexenio.
Muy probablemente el fantasma de Zedillo se apersone en los insomnios de Enrique Pe?a Nieto estas noches. Pero, otra vez, la alternativa de un L¨®pez Obrador justiciero sigue siendo la peor pesadilla.
En 1895, Oscar Wilde escribi¨® la obra The Importance of Being Earnest, jugando con el doble sentido de Ernest y earnest (serio, sincero, honesto). En espa?ol circul¨® bajo el t¨ªtulo La importancia de llamarse Ernesto, pero existieron traducciones que optaron por La importancia de ser severo (Alfonso Reyes) o La importancia de llamarse Honesto. En las pr¨®ximas semanas, Pe?a Nieto y la c¨²pula priista tendr¨¢n que decidir si Jos¨¦ Antonio Meade es un Ernesto Zedillo en potencia o si simplemente es el candidato honesto, serio y severo (earnest) que puede darles una oportunidad para no entregar el poder a su archienemigo. No hay decisiones f¨¢ciles para alguien que se encuentra de espaldas a la pared.
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