Un dictador africano, su esposa y dos viejos amigos con ganas de poder

1-Robert Mugabe, el camarada Bob

Robert Gabriel Mugabe, a sus 93 a?os, se ha sentido muy c¨®modo en el poder. Pero, aunque el camarada Bob ¡ªcomo se le llama cari?osamente¡ª ha manifestado que no tiene ninguna intenci¨®n de retirarse, la batalla por la sucesi¨®n ya se fragua a su alrededor y, a su avanzada edad y con una salud fr¨¢gil, tiene cada vez el paso menos firme.

El l¨ªder de Zimbabue es el presidente m¨¢s anciano del mundo; despu¨¦s de Teodoro Obiang, es el segundo en el podio africano de los que m¨¢s a?os han pasado gobernando su pa¨ªs; y es el l¨ªder omnipresente del Zimbabue postcolonial. Pero, con la oposici¨®n gestionada a base de represi¨®n, la lucha por el relevo se alimenta no entre sus detractores sino entre sus fieles. Por un lado, la juventud del G40 con su esposa, Grace Mugabe, a la cabeza; por el otro, los veteranos de la guerra de liberaci¨®n, que son la c¨²pula del Ej¨¦rcito.

Nacido bajo el sistema colonial cuando Zimbabue a¨²n se llamaba Rhodesia y estaba gobernada por la minor¨ªa blanca, el exprofesor Mugabe con siete carreras universitarias se convirti¨® en l¨ªder revolucionario en los a?os 60. Listo, convencido y comprometido, se implic¨® en la lucha por la liberaci¨®n y pas¨® 10 a?os en la c¨¢rcel por subversi¨®n contra el r¨¦gimen racista. Pero desde que en 1980 Mugabe tomara el poder, hace 37 a?os, sus pol¨ªticas han ido mancillando la imagen de h¨¦roe revolucionario. El autoritarismo y la mala gesti¨®n han generado la fuga de cerebros y la degradaci¨®n social y econ¨®mica del pa¨ªs. La crisis econ¨®mica que en 2007 lleg¨® a dejar el pa¨ªs sin v¨ªveres y con una inflaci¨®n descontrolada acab¨® por erradicar la moneda local.

2- Grace Mugabe, la primera dama

En Zimbabue dicen que Grace Mugabe siempre consigue lo que se propone. Su obstinaci¨®n y perseverancia apuntan ahora a la cima del poder. La primera dama conoci¨® al presidente, 41 a?os mayor que ella, cuando era mecan¨®grafa en la oficina presidencial y empezaron su relaci¨®n cuando la primera esposa de Mugabe, Sally, muy querida por el pueblo zimbauense, se desvanec¨ªa en su enfermedad terminal.

Conocida al principio por su afici¨®n a las compras y a la elegancia, adem¨¢s de su participaci¨®n en obras de caridad, Grace Mugabe, o Gucci Grace, ha cambiado ¨²ltimamente su apetito y ha empezado a maniobrar en el camino para la sucesi¨®n del incombustible Mugabe.

En 2014 ya provoc¨® la destituci¨®n de la vicepresidenta Joice Mujuru, tild¨¢ndola de "incompetente, extorsionista y corrupta", y ahora, ha vuelto a hacer limpieza apartando al nuevo vicepresidente, Emmerson Mnangagwa en una artima?a que ha desatado al Ej¨¦rcito. Veterano de guerra e incondicional del partido, Mnangagwa es uno de los candidatos a la sucesi¨®n de Mugabe. Por lo tanto, un rival para DisGrace, como se le llama con menos cari?o.

Era un fiel a Robert Mugabe, uno de los amigos m¨¢s antiguos del presidente, del c¨ªrculo, del r¨¦gimen.?Y ahora se erige como su sucesor.?Pero Emmerson Mnangagwa, alias El Cocodrilo, se qued¨® la semana pasada sin toda esa confianza y sin la vicepresidencia del pa¨ªs. Su expulsi¨®n ha sacado al Ej¨¦rcito a la calle. El que fuera n¨²mero dos del Gobierno y mano derecha de Mugabe os¨® decirle al gran jefe que el partido no era una propiedad personal d¨®nde ¨¦l y su esposa pod¨ªan hacer lo que quisieran.

Y la osad¨ªa ha soplado el laberinto de naipes.La familia pol¨ªtica del viejo Mugabe son los veteranos de guerra que crecieron como revolucionarios en la guerra de liberaci¨®n y que llevan casi cuatro d¨¦cadas en el poder, en las altas esferas y en el Ej¨¦rcito. Mnangagwa, de 75 a?os, hab¨ªa sido Ministro de Defensa antes de llegar a vicepresidente. Pero ahora, la joven esposa Grace Mugabe les est¨¢ retando. Ella representa la joven generaci¨®n que no vivi¨® la opresi¨®n del gobierno colonial, quiere el mismo puesto al que aspira Mnangagwa - el que ocupa su marido-, y con su cercan¨ªa, est¨¢ ejerciendo influencia hacia el nonagenario. Pero ¡°el clan¡±, no est¨¢ dispuesto a dejarse barrer tan a la ligera.

El general Chiwega, el jefe de las Fuerzas Armadas de Zimbabue, advirti¨® que no permitir¨ªa la purga dentro del partido. Y ha acabado desafiando, con el Ej¨¦rcito, al hasta ahora intocable Robert Mugabe. Chiwega pertenece tambi¨¦n del c¨ªrculo pr¨®ximo de Mugabe, es parte del clan de veteranos de guerra instalados en el poder, y est¨¢ dispuesto a proteger al n¨²cleo duro de los veteranos, que ahora se est¨¢n viendo amenazados por la influencia de Grace Mugabe, la esposa. Como el matrimonio Mugabe, Chiwega tambi¨¦n est¨¢ bajo en la lista oficiales zimbabuenses sancionados y no puede viajar a Europa ni Estados Unidos. Y fue de los afortunados amigos de la ¨¦lite que se benefici¨® de las tierras redistribuidas por la reforma agraria.

La destituci¨®n del vicepresidente Mnangwawa la semana pasada, signific¨® la peligrosa violaci¨®n de una l¨ªnea roja para el anciano y poderoso entorno de Mugabe. Se les est¨¢ barriendo y ven c¨®mo la nueva generaci¨®n ¨Caquella que no luch¨® la guerra por la independencia y que toma forma pol¨ªtica dentro del Zanu-PF con el grupo de los G40, apoyado por Grace Mugabe- se abre paso gracias a los manotazos de Mugabe, muy fr¨¢gil de salud.

A pocas horas del levantamiento militar ahora en curso, Chiwega advirti¨® que ¡°si se trata de proteger nuestra revoluci¨®n, el Ej¨¦rcito no dudar¨¢ en intervenir¡±. La guerra de sucesi¨®n entre Grace y el status quo amenaza con acelerar la salida del presidente m¨¢s viejo del mundo.