Un enorme y pol¨¦mico museo sobre la Biblia abre sus puertas en Washington
El principal impulsor del proyecto, un religioso conservador, asegura que no busca "evangelizar" sino un enfoque "period¨ªstico de las sagradas escrituras"
?Puede uno abrir un museo sobre la Biblia, apol¨ªtico, divulgativo, libre de sectarismo y de pol¨¦mica? Esa era la intenci¨®n declarada por los impulsores de este nuevo gran centro abierto en Washington, y ha quedado claro que no. El proyecto, que ha supuesto una inversi¨®n de 500 millones de d¨®lares, nace de la mano del multimillonario Steve Green, principal socio y due?o de una empresa de antig¨¹edades de Oklahoma ducho en las noticias controvertidas de primera plana: se encarg¨® de llevar ante el Supremo de Estados Unidos la obligaci¨®n de pagar los anticonceptivos a sus trabajadoras, alegando sus creencias religiosas (gan¨®), y ha sido multado en el pasado con tres millones de d¨®lares por la importaci¨®n ilegal de piezas.
En un encuentro con periodistas esta semana, el propio Green asegur¨® que su objetivo no es evangelizar, sino "educar sobre qu¨¦ es la Biblia y c¨®mo influye" en la sociedad, sin adoptar posiciones "sectarias". Por ejemplo, la exposici¨®n aborda un asunto espinoso de la historia americana, el esclavismo, y acoge diferentes muestras de la imaginer¨ªa confederada ¡ªdesde la bandera hasta representaciones del presidente Jefferson Davis¡ª, ya que las escrituras se utilizaron en muchas ocasiones para extraer argumentos a favor de la esclavitud.
Una Biblia que perteneci¨® a Elvis Presley o una enorme colecci¨®n de ejemplares de la Tor¨¢, que es el libro sagrado para los jud¨ªos, tambi¨¦n forman parte de la colecci¨®n, as¨ª como una verdadera curiosidad: uno de los pocos ejemplares que existen de la Biblia inmoral, tambi¨¦n conocida como la Biblia de los pecadores o Biblia de los ad¨²lteros, que data de 1631.
Se trata de una Biblia publicada en Londres que comete un error crucial: se come el ¡°no¡± del s¨¦ptimo mandamiento, el de ¡°no cometer¨¢s adulterio¡±, as¨ª que lanza una orden muy distinta del original. El Rey Carlos I mont¨® en c¨®lera, mult¨® a los editores, les quit¨® la licencia y orden¨® quemar todos los ejemplares, pero se salvaron alrededor de una decena por las que se han pagado cifras de infarto en subastas.
El nuevo Museo de la Biblia, de ocho plantas, cuenta con una sala de cine y otra de conferencias, as¨ª como un sal¨®n de baile, es de entrada gratuita, aunque con un donativo sugerido de 15 d¨®lares para adultos. Se trata de un imponente edificio a escasas manzanas del Capitolio, vecino del gran complejo muse¨ªstico Smithsonian, que lleva el asunto de la religi¨®n al coraz¨®n de Washington, el centro pol¨ªtico de Am¨¦rica y, adem¨¢s, una ciudad rabiosamente liberal. ¡°Esta es una visi¨®n period¨ªstica de la Biblia¡±, insiste Green. Pero hay motivos para el recelo. Todos los miembros del consejo son, seg¨²n public¨® esta semana The Washington Post, conservadores evang¨¦licos.
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