Trump respalda al candidato al Senado acusado de abusos sexuales a menores
El presidente da por buena la defensa del ultraderechista Roy Moore y recuerda que no quiere a ver a un dem¨®crata ocupando el esca?o
Donald Trump no pudo aguantar m¨¢s. En pleno vendaval por los casos de acoso sexual, el hiperactivo presidente de Estados Unidos abandon¨® su ins¨®lito mutismo y lanz¨® hoy un capote al candidato conservador al Senado por Alabama, Roy Moore, acusado de abusos a menores. Lejos de sumarse al coro de voces republicanas que piden su dimisi¨®n, Trump afirm¨® que no se necesita a ning¨²n dem¨®crata ocupando el esca?o, dio por buena la defensa de Moore y ni siquiera descart¨® hacer campa?a por este icono de la ultraderecha.
Roy Moore, alias La Roca, es un espejo donde el establishment conservador no quiere verse reflejado. Su caso contiene demasiadas espinas. Abuso, sexo, menores. Una bomba que enloda a quien lo toca. Y del que quedan pocas dudas. El fiscal general, Jeff Sessions, ha dado por buenos los testimonios; el l¨ªder republicano en el Senado, Mitch McConnell, ha exigido p¨²blicamente que el icono ultraderechista se retire de la contienda electoral (¡°creo en la mujer¡±, ha sentenciado), y el propio presidente del comit¨¦ republicano en la C¨¢mara Alta ha amenazado con expulsarle si resulta elegido, algo que no sucede desde hace 150 a?os. Raras veces se ha visto tanta unanimidad en la condena. Pero nada de ello ha servido. Moore sigue en campa?a.
Procedente de las cavernas del fundamentalismo cristiano, el magistrado es bien conocido en el universo extremista. Durante a?os se ha situado en los m¨¢rgenes, hostigado a los moderados y proclamado una fe ciega en el Se?or. Como presidente de la Corte Suprema de Alabama prefiri¨® renunciar al cargo antes que retirar el monumento de 2.400 kilos de granito dedicado a los Diez Mandamientos que presid¨ªa su sala de vistas. Lo mismo ocurri¨® en 2016 cuando ya reincorporado, el Supremo le tuvo que expulsar por negarse a aceptar los matrimonios homosexuales.
Con este bagaje, su salto a la pol¨ªtica en septiembre pasado hizo temblar al establishment de Washington. Los grandes estrategas republicanos le repudiaron y el mismo Trump apost¨® en las primarias por su rival, el m¨¢s comedido fiscal Luther Strange. Pero La Roca no se qued¨® solo. Apoyado por agitadores como Steve Bannon y Sarah Palin, sigui¨® adelante y gan¨®.
Fue entonces cuando surgi¨® el esc¨¢ndalo. Una investigaci¨®n de The Washington Post sac¨® a la luz que en 1979, cuando Moore ten¨ªa 32 a?os, hab¨ªa mantenido relaciones sexuales con una chica de 14. Una conducta que las leyes de Alabama penan como abuso sexual y que con agravantes puede acarrear hasta 10 a?os de c¨¢rcel. De poco vali¨® que afloraran m¨¢s casos y que se aventara su pasado como merodeador de menores en los centros comerciales. El candidato se aferr¨® a su biblia, se abraz¨® a su esposa y se rode¨® de predicadores. No pensaba retirarse. Todo era mentira. O como se?al¨® su amigo, el auditor estatal de Alabama, Jim Ziegler: ¡°No hay nada aqu¨ª. Mar¨ªa era una adolescente y Jos¨¦ un carpintero. Y fueron los padres de Jes¨²s¡±.
Junto al fervor bases locales, Moore tiene de su lado las encuestas. Alabama es un estado esencialmente conservador. En las pasadas elecciones, ganadas por el ahora fiscal general, Jeff Sessions, los republicanos obtuvieron 28 puntos de diferencia sobre los dem¨®cratas. Bajo estas condiciones, es dif¨ªcil, seg¨²n los expertos, que los dem¨®cratas puedan torcerle el brazo. La ¨²ltima baza, a menos de un mes de los comicios, era que el presidente diese el golpe y p¨²blicamente le exigiese la salida.
Y ha ocurrido justamente lo contrario. Hoy, antes de tomar el helic¨®ptero para ir a Florida, el presidente se dirigi¨® a los periodistas. ¡°Una cosa puedo decir: no necesitamos un liberal, un dem¨®crata ah¨ª. ?l niega las acusaciones, asegura que nunca ocurri¨®. Y hay que escucharle¡±. Sus palabras fueron entendidas como un respaldo a Moore y se atribuyeron al miedo a perder una posici¨®n clave en el Senado, donde la mayor¨ªa republicana es exigua (52 esca?os contra 48), pero tambi¨¦n a una raz¨®n m¨¢s oscura.
A lo largo de 30 a?os, al menos 24 mujeres le han acusado de conducta sexual impropia. Por diferentes motivos, ninguna imputaci¨®n ha prosperado, pero el carrusel de escenas descritas por las denunciantes ha incluido tocamientos en vuelo, irrupciones en vestuarios e intentos de violaci¨®n. ¡°Yo empiezo bes¨¢ndolas¡ Ni siquiera espero. Y cuando eres una estrella, entonces te dejan hacer. Ag¨¢rralas por el co?o. Puedes hacer lo que quieras¡±, se le oy¨® decir en una grabaci¨®n oculta de 2005 destapada en plena campa?a electoral. Ante este tipo de denuncias, Trump cierra filas. Hoy lo volvi¨® a hacer.
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