Las promesas y las cr¨ªticas marcan el primer aniversario de la paz en Colombia
Santos pide paciencia para ver los beneficios de los acuerdos, las FARC acusan al Estado de incumplir lo pactado
Los acuerdos de paz entre Colombia y las FARC cumplieron este viernes un a?o en un clima agridulce, en medio de promesas y cr¨ªticas. La buena noticia, el aspecto central de este proceso, es que la disputa entre el Estado y la guerrilla m¨¢s antigua de Am¨¦rica es ahora exclusivamente pol¨ªtica. Los excombatientes se desmovilizaron, entregaron sus armas y fundaron un partido, con las mismas siglas y el mismo l¨ªder. Pero el contexto preelectoral que vive el pa¨ªs, donde en 2018 se celebran elecciones presidenciales y legislativas, contribuye a tensar el di¨¢logo y las relaciones. Mientras, la sociedad sigue dividida ante la reincorporaci¨®n de la insurgencia, los asesinatos de los l¨ªderes sociales no cesan y las autoridades todav¨ªa no han acabado con la violencia de las bandas criminales que siguen dominando las zonas rurales.
El presidente del Gobierno, Juan Manuel Santos, y el m¨¢ximo dirigente de las FARC, Rodrigo Londo?o o Timochenko, su nombre de guerra, volvieron al Teatro Col¨®n de Bogot¨¢. Hubo un apret¨®n de manos en el mismo lugar en el que suscribieron el 24 de noviembre de 2016 un segundo acuerdo de paz, despu¨¦s de que el primero fuera rechazado en refer¨¦ndum por estrech¨ªsimo margen. El mandatario trat¨® de explicar que la reconciliaci¨®n no depende solo del fin de un conflicto armado que dej¨® m¨¢s de ocho millones de v¨ªctimas durante medio siglo. ¡°Construir la paz es mucho m¨¢s que poner punto final a los ataques, los atentados, los enfrentamientos. Y es mucho m¨¢s dif¨ªcil¡±, afirm¨®. Admiti¨® ¡°demoras, dificultades, errores¡±, aunque resalt¨® los avances de este proceso. En definitiva -igual que hizo horas m¨¢s tardes en un viaje a La Monta?ita, en el suroccidente del pa¨ªs, uno de los municipios m¨¢s golpeados por la violencia- pidi¨® paciencia a los colombianos y a los antiguos combatientes.
Santos invit¨® a ver el vaso medio lleno. ¡°Ahora las FARC, partido pol¨ªtico, y la extrema derecha coinciden en esto ¨²ltimo. En que deben de ver el vaso medio vac¨ªo. Y a los dos les conviene criticar al Gobierno, criticar al Estado por un supuesto incumplimiento¡±, dijo antes de dirigirse a la direcci¨®n de esa organizaci¨®n. ¡°S¨¦ que tienen reclamos, s¨¦ que tienen preocupaciones. Me reunir¨¦ hoy mismo con sus jefes, con su jefe m¨¢ximo, aqu¨ª presente y con el mejor de los ¨¢nimos, como siempre lo he hecho, para resolver, en la medida de lo posible, sus inquietudes¡±. Esas cuitas tienen que ver, por ejemplo, con las asignaciones que el Estado prometi¨® para impulsar proyectos productivos, con reformas que a¨²n no han sido aprobadas y, en los ¨²ltimos d¨ªas, con un fallo de la Corte Constitucional que modifica algunos puntos del sistema de justicia especial ¨Cla llamada JEP- para quienes estuvieron involucrados en el conflicto.
De guerrillero a candidato
Lo expres¨® Timochenko en su intervenci¨®n. ¡°El mismo Congreso que aprob¨® hace un a?o el acuerdo de paz, hoy est¨¢ empe?ado de modo vergonzoso en hacerlo trizas en una conducta que envilece al Estado colombiano¡±, afirm¨® el l¨ªder de las FARC en referencia al debate sobre la justicia transicional en la C¨¢mara. Este dirigente vive entre Colombia y La Habana, donde entre 2012 y 2016 se desarrollaron las conversaciones que desembocaron en los acuerdos. En menos de un a?o ha pasado de ser el principal referente de un grupo armado que practicaba el terror a candidato presidencial de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Com¨²n, un partido legal. En esta transici¨®n ha empezado a hacer pol¨ªtica a todos los efectos. Y desde el Teatro Col¨®n llam¨® a una movilizaci¨®n masiva para reclamar el cumplimiento de los acuerdos.
A estas tensiones se suman la firme oposici¨®n a aspectos relevantes de lo pactado del Centro Democr¨¢tico, el partido del expresidente ?lvaro Uribe, y la inestabilidad que a¨²n asfixia a varios territorios rurales. El incierto futuro tras el alto el fuego con el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), la segunda guerrilla, que termina en enero. El incesante goteo de asesinatos de l¨ªderes sociales, ¡°lo que m¨¢s preocupa¡± al Gobierno en el ¨¢mbito de la seguridad, seg¨²n Santos. Las disidencias, las bandas criminales como el Clan del Golfo y el narcotr¨¢fico.
La Fundaci¨®n Paz y Reconciliaci¨®n se?ala en un informe que ¡°la incertidumbre es el signo al cierre de este primer a?o del acuerdo de paz¡±. Aun as¨ª, el mismo organismo tambi¨¦n resalta que si el pa¨ªs ¡°a¨²n no le da el justo valor a este acontecimiento¡±, la comunidad internacional reconoce ¡°el gran salto que ha dado Colombia¡±. Lo que ahora est¨¢ en juego es la calidad de su transici¨®n.
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