La acer¨ªa serbia que retrata el desembarco chino en los Balcanes
La antigua empresa estatal est¨¢ en manos chinas despu¨¦s de que una firma de EE UU no lograra reflotarla y simboliza la creciente presencia asi¨¢tica
Ranko Mirkovic se considera un hombre imaginativo, con una alta capacidad de abstracci¨®n, pero reconoce que ni en sus enso?aciones m¨¢s disparatadas, culpa de la rakia con la que agasaja a sus invitados, hab¨ªa fantaseado con la idea de que en la acer¨ªa en la que trabaja como electricista desde hace 30 a?os, emblema de la Yugoslavia comunista y despu¨¦s signo de modernizaci¨®n y reconciliaci¨®n con los americanos, iba a ondear la bandera de China.
El a?o pasado, Serbia vendi¨® su acer¨ªa estatal ¡ªla ¨²nica del pa¨ªs¡ª a la empresa china HBIS Group por 46 millones de euros. Desde entonces el pa?o de color rojo con cinco estrellas amarillas recibe a los m¨¢s de 5.000 trabajadores que acuden a diario en autob¨²s a la f¨¢brica de Smederevo, una ciudad industrial a orillas del Danubio, a poco m¨¢s de 30 kil¨®metros de la capital, Belgrado.
La empresa china, la ¨²nica que concurri¨® al concurso p¨²blico, prometi¨® mantener todos los empleos, y por ahora ha cumplido. La acer¨ªa fue privatizada por primera vez en 2003, cuando la compr¨® la estadounidense US Steel, que se retir¨® en 2012 por el impacto de la crisis en el mercado mundial del acero. El Gobierno serbio la recompr¨® por el precio simb¨®lico de un euro. Ahora est¨¢ en manos de China, un gigante que ha puesto sus ojos en los Balcanes.
La compra de esta f¨¢brica es solo uno de los primeros pasos de un ambicioso proceso de expansi¨®n china por la regi¨®n. El presidente chino, Xi Jinping, de hecho, anunci¨® en Smederevo ¡ªalgunos habitantes de la ciudad dec¨ªan no haber visto antes a chinos en persona¡ª que Serbia era un actor importante en el proyecto de crear un gran corredor internacional entre Oriente y Occidente, una nueva Ruta de la Seda. Aunque no se trata tan solo de un tema econ¨®mico. Detr¨¢s de la iniciativa se halla un inter¨¦s geoestrat¨¦gico que materializa el lema favorito del presidente Xi, El sue?o chino. El reto de imponer la huella de Pek¨ªn en todo el mundo.
Los intereses chinos en Serbia se cruzan, inevitablemente, con los de la Uni¨®n Europea, club al que el Gobierno de Aleksandar Vucic pretende ingresar en los pr¨®ximos cinco a?os. Bruselas, en pos de hacer cicatrizar las heridas de una guerra que en los noventa enfrent¨® a los miembros de la exYugoslavia a un conflicto cruel entre primos hermanos, ha impulsado planes como conectar mediante carretera y ferrocarril Serbia y Albania, pa¨ªses que arrastran viejas rencillas, o ha planteado crear un mercado ¨²nico que fortalezca la econom¨ªa de los 20 millones de habitantes de los Balcanes. Sin embargo, el proceso de financiaci¨®n europeo es largo y burocr¨¢tico, as¨ª como todas las reformas en materia de justicia, pol¨ªtica y econom¨ªa que se le exige a los pa¨ªses candidatos, y el dinero chino es tangible, palpable a corto plazo.
Un tercer actor en la zona
El polit¨®logo Borja Lasheras resalta que China plantea inmediatamente pr¨¦stamos y financiaci¨®n para relanzar un pa¨ªs empobrecido, como Serbia, cuyo salario m¨ªnimo es de menos de 250 euros, algo que la UE no puede garantizar. ¡°Queda claro que en la regi¨®n, donde hab¨ªa dos actores que parec¨ªan preponderantes como Europa y Rusia, cuentan con un tercero, China¡±, a?ade. ¡°Es un error tremendo de Europa, una negligencia¡±, a?ade el analista serbio Dejan Anastasijevic. A su modo de ver, la UE no est¨¢ haciendo los esfuerzos suficientes para conectar a los Estados miembros con los pa¨ªses de la regi¨®n, y eso puede tener un coste a largo plazo.
China est¨¢ haciendo inversiones millonarias en pa¨ªses como Serbia, Albania o Bosnia, aunue Europa sigue siendo el principal socio comercial de los Balcanes, seg¨²n el ¨²ltimo informe del Banco Europeo para la Reconstrucci¨®n y el Desarrollo, recogido por Balkan Insight. Entre las inversiones de Pek¨ªn en la zona destacan la concesi¨®n del puerto de El Pireo (Grecia), un puente sobre el Danubio en Serbia, futuras autov¨ªas en Macedonia, Albania, Bosnia o Montenegro, y el tren de alta velocidad entre Budapest y Belgrado. China est¨¢ financiando con rapidez nuevas infraestructuras con pr¨¦stamos a 20 a?os y tipos de inter¨¦s del 2%. Un detalle simb¨®lico: el Banco de China ha abierto una sucursal en Belgrado.
En la plaza central de Smederevo, de 100.000 habitantes, hay un monumento homenaje a los soldados serbios de la Primera Guerra Mundial. Alrededor, varios caf¨¦s con terrazas donde los clientes aprovechan los rayos de sol de media ma?ana. ¡°Al principio, cuando se supo que eran inversores chinos nos pareci¨® un poco raro pero un a?o despu¨¦s todo va bien. Quiz¨¢ ¨¦ramos reticentes por ignorancia¡±, dice Milena, empleada de una tienda, de 35 a?os. Algunos carteles de la ciudad est¨¢n ahora tambi¨¦n en chino, como ocurre en algunos monumentos tur¨ªsticos de Belgrado, y establecimientos a pie de carretera como El Castillo del Rey, un antiguo club de alterne cuyo due?o fue detenido, est¨¢n destinados exclusivamente al hospedaje de ciudadanos chinos.
Aunque su presencia es, a la vez, un tanto invisible. La acer¨ªa, a cuatro kil¨®metros del casco urbano, es la principal fuente de empleo de la ciudad. En la entrada ¡ªadem¨¢s de la bandera china¡ª hay un sem¨¢foro en verde que significa que hoy no ha habido accidentes en la planta. Al lado, un lema: ¡°Nadie va a resultar herido durante mi turno¡±. Dos aprendices de soldador, de 16 a?os, que apuran un pitillo, destinados a hacer el mismo trabajo que antes hicieron sus padres y abuelos, dicen que apenas tienen contacto con empleados chinos, que es algo que se limita a los puestos de direcci¨®n. Sus referentes culturales, a trav¨¦s de las series de televisi¨®n y la m¨²sica, son americanos y europeos pero los due?os de su destino laboral provienen de la otra punta del mundo. Reflexionan un rato sobre ello y despu¨¦s acaban encogi¨¦ndose de hombros: ¡°Eso es la globalizaci¨®n, ?no?¡±.
En cambio, Ranko Mirkovic, el anfitrion que ha puesto en la mesa rakia para recibir a los visitantes, no tiene dudas: ¡°Yo estoy contento, hemos mantenido los empleos y unas condiciones dignas¡±. Como l¨ªder sindical est¨¢ al tanto de los detalles de la compa?¨ªa, que prometi¨® invertir 300 millones de euros para modernizar las instalaciones y dijo querer alcanzar una producciones de 2,1 millones de toneladas al a?o. Echa de menos, claro est¨¢, Yugoslavia, para ¨¦l un ed¨¦n perdido, y el orgullo que sent¨ªa por trabajar para un s¨ªmbolo nacional. Pero Mirkovic, de 51 a?os, no quiere caer en la nostalgia y dice que sus jefes orientales son trabajadores y respetuosos, que todos reman en la misma direcci¨®n. El a?o que viene est¨¢ previsto que en Pek¨ªn reciba un curso de formaci¨®n: ¡°?Qui¨¦n me lo iba a decir a m¨ª!¡±.
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