EE UU busca restablecer la unidad con Europa frente a la ¡°amenaza de Rusia¡±

La media distancia es la posici¨®n preferida de Tillerson. En la corte de Trump evita el primer plano, pero nunca se aleja demasiado. Considerado un secretario de Estado menor, sus ¨¦xitos hasta ahora han sido pocos y sus buenas palabras en m¨¢s de una ocasi¨®n las ha pulverizado el presidente.

Para Trump, la Uni¨®n Europea representa un ente lejano, que ofrece m¨¢s rasgos de competidor comercial que de aliado natural. Poco al dado al tacto diplom¨¢tico, el republicano no s¨®lo ha llegado a aplaudir el Brexit, sino que se ha mostrado m¨¢s efusivo con Vlad¨ªmir Putin que con Angela Merkel y durante meses mantuvo una lacerante indefinici¨®n ante la doctrina del compromiso mutuo de la OTAN.

Altamente impopular en suelo europeo, su portazo al Acuerdo de Par¨ªs contra el cambio clim¨¢tico, acab¨® por destrozar a?os de diplomacia americana en el continente. El resultado ha sido un repliegue de Europa en sus propios valores. ¡°Cada d¨ªa que pasa, cuentan menos con Estados Unidos a la hora de tomar decisiones¡±, afirma Ben Rhodes, antiguo estratega de Barack Obama.

Bajo estas coordenadas, Tillerson ten¨ªa ayer una misi¨®n compleja. A una semana de su viaje a Europa, deb¨ªa convencer a sus aliados de que Washington los tiene por algo m¨¢s que peones de su tablero de intereses. Para ello insisti¨® una y otra vez en que se mantiene intacta la alianza que durante el sangriento siglo XX caracteriz¨® sus relaciones. ¡°Necesitamos la fuerza y la cooperaci¨®n de nuestros aliados. Compartimos amenazas comunes, tanto convencionales, como nucleares y cibern¨¦ticas. Estados Unidos no puede hacer frente solo a todos los peligros¡±, remach¨®.

En esta l¨ªnea, Tillerson intent¨® ahuyentar los fantasmas que han sobrevolado el mecanismo de defensa mutua en el seno de la OTAN. Un art¨ªculo que el propio Trump puso en duda, pero que ahora la diplomacia estadounidense considera un pilar de su pol¨ªtica de seguridad. ¡°Atacar a uno es atacar a todos. No olvidaremos jam¨¢s c¨®mo nos apoyaron despu¨¦s del 11-S. No les dejaremos solos. Nuestro compromiso durar¨¢ 100 a?os m¨¢s¡±, afirm¨®.

Sobre esta base de confianza, el secretario de Estado record¨® la necesidad de Occidente de aumentar el esfuerzo en defensa (2% del PIB) y, sobre todo, identificar los desaf¨ªos. El primero de ellos, Rusia. Un surtidor de ¡°ideas antidemocr¨¢ticas¡± y ¡°comportamientos agresivos¡± que ha desencadenado intervenciones tan graves como la de Georgia y Ucrania.

¡°Es un peligro activo, frente al que Europa debe fortalecer la disuasi¨®n militar en el seno de la OTAN. Debemos tener capacidad de responder¡±, se?al¨® Tillerson, quien insisti¨® en que cualquier soluci¨®n al problema ucranio debe pasar por el restablecimiento de su soberan¨ªa e integridad territorial.

En su an¨¢lisis del fen¨®meno ruso, el secretario de Estado consider¨® que tras el fin de la Guerra Fr¨ªa Occidente se relaj¨®, pero que el peligro subsisti¨® y que finalmente ha vuelto a aflorar. ¡°Con Rusia quedan ¨¢reas de cooperaci¨®n, pero tiene que decidirse: seguir aisl¨¢ndose o sumarse a la estabilidad¡±, indic¨®.

En su repaso de las amenazas globales en las que EEUU y Europa deben ir de la mano, el jefe de la diplomacia estadounidenses hizo un recorrido por todos los grandes t¨®picos del momento: la carrera nuclear de Corea del Norte, las desavenencias con Ir¨¢n, la fragilidad de los Balcanes, el alejamiento de Turqu¨ªa y la b¨²squeda del ISIS de nuevos espacios en el Sahel y el Magreb. Un c¨²mulo de peligros que, para Tillerson, s¨®lo la cooperaci¨®n entre aliados puede batir.