?Puede un pastelero negarse a hacer una tarta nupcial para una pareja gay?
La discriminaci¨®n a los homosexuales llega al Supremo de Estados Unidos. Este martes se exponen los argumentos de un caso que marcar¨¢ la historia de los derechos civiles de la comunidad LGTB.
Charlie Graig y David Mullins acudieron en verano de 2012 a una pasteler¨ªa de Colorado para encargar un tarta nupcial con la que festejar su boda y el due?o, Jack Philips, se neg¨® alegando que supon¨ªa una afrenta a sus ideas religiosas. Lo demandaron ante la justicia del Estado y vencieron. Pero ahora el Tribunal Supremo, de mayor¨ªa conservadora, dirimir¨¢ d¨®nde acaba la libertad religiosa y empieza la discriminaci¨®n a los homosexuales. Como ocurri¨® con el matrimonio igualitario, este caso ser¨¢ parteaguas en la historia de los derechos civiles de la comunidad LGTB. Este martes escuchar¨¢n los argumentos.
El Tribunal Supremo ha transformado la historia y la sociedad de Estados Unidos a lo largo de d¨¦cadas con sentencias famosas, como la que consagr¨® el derecho al aborto, la que legaliz¨® el matrimonio gay en todo el pa¨ªs, la que vet¨® la segregaci¨®n racial en espacios privados o la que blind¨® la libertad de quemar la bandera americana. El caso que acaba de llegar a sus manos, el del pastelero Jack Philips contra la Comisi¨®n de los Derecho Civiles de Colorado, marcar¨¢ un antes y un despu¨¦s, abrir¨¢ o cerrar¨¢ la puerta a que los clientes homosexuales puedar ser rechazados en ciertos comercios y servicios.
Graig y Mullins ten¨ªan pensado casarse en una ciudad de Massachusetts, pero quer¨ªan celebrar la fiesta en Colorado y el 19 de julio de 2012 se presentaron en una pasteler¨ªa de Lakewood llamada Masterpiece Cakeshop para encargar el pastel. Cuando Philips se neg¨®, argumentando que un enlace entre dos personas del mismo sexo violentaba sus creencias religiosas, lo demandaron ante la Comisi¨®n de Derechos Civiles por discriminaci¨®n y ganaron. Un tribunal del mismo estado lo ratific¨® en 2015. Pero el artesano sigui¨® batallando hasta llevar el caso al Supremo. Y el pasado junio, ya con el ¨²ltimo juez conservador incorporado -Neil Gorsuch, nominado por Donald Trump-, el alto Tribunal acept¨® la apelaci¨®n y abri¨® el caso.
El pastelero se define como artista y, por tanto, no invoca ¨²nicamente al derecho de libertad religiosa, sino tambi¨¦n de expresi¨®n, la primera enmienda de la Constituci¨®n. Arguye que est¨¢ dispuesto a vender otro tipo de dulces a clientes homosexuales, pero no a crear uno que vaya a servir para celebrar un matrimonio entre dos personas del mismo sexo porque, a su juicio, equivale a apoyarlo. En esta l¨ªnea, pone como ejemplo que tampoco elabora tartas con motivo de Halloween o con mensajes ateos y sostiene que ninguna ley ni autoridad puede forzarle a usar su arte para fines que le resultan inmorales.
La flaqueza del argumento estriba que, en el caso de una tarta de Halloween, la objeci¨®n afecta al producto en s¨ª y es aplicable a todo tipo de cliente, independientemente de su raza, religi¨®n, g¨¦nero o sexualidad. No existe, sin embargo, un pastel de boda gay como producto. Una tarta nupcial no tiene g¨¦nero, ni orientaci¨®n sexual, y Philips no siente obst¨¢culos morales a la hora de elaborar exactamente la misma tarta para cualquier pareja formada entre hombre y mujer. A quien rechaza el pastelero en este caso es al cliente que la quiere servir en su boda y lo hace ¨²nicamente porque es homosexual. Como la negativa fue inmediata, los novios y el empresario nunca llegaron a discutir el dise?o del dulce, es decir, que el conflicto no comenz¨® por que estos reclamasen ornamento o mensaje relacionado con la homosexualidad.
Oleada conservadora en EE UU
Que dos a?os despu¨¦s de haberse consagrado el matrimonio gay, el Supremo haya aceptado estudiar la apelaci¨®n del pastelero y, con ello, reabrir un debate, refleja la oleada de fuerza que el conservadurismo religioso est¨¢ viviendo en Estados Unidos. El fallo, que llegar¨¢ en 2018, resultar¨¢ crucial para esos comercios que ahora son susceptibles de multa cuando rechazan atender a los homosexuales que se casan y entran en su local; a todos esos floristas, chefs o fot¨®grafos con un cartel imaginario en la puerta que dice ¡®No servimos a parejas gay¡¯.
Entre los nueve jueces que deben tomar la decisi¨®n hay una mayor¨ªa conservadora, cinco han sido nombrados por republicanos y cuatro por dem¨®cratas. Ser¨¢ el bautismo de fuego de Neil Gorsuch, nominado por Trump en sustituci¨®n del tambi¨¦n conservador Antonin Scalia, que falleci¨® en 2016. La designaci¨®n del sucesor correspond¨ªa al dem¨®crata Barack Obama, quien propuso a un progresista moderado, Merrick Garland, con el fin de lograr el apoyo de los republicanos, pero estos rechazaron ratificarle en el Senado. Una vez en la presidencia, el neoyorquino propuso a su hombre y los republicanos cambiaron las reglas de juego para poder colocar confirmarle en la C¨¢mara ni necesidad del apoyo dem¨®crata.
El presidente ha contentado a la derecha ultra con medidas como el veto a los transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito o el nombramiento de un vicepresidente extremadamente religioso, Mike Pence, cuyo historial est¨¢ marcado precisamente por una famosa ley hom¨®foba que firm¨® en 2015 como gobernador de Indiana y result¨® tan pol¨¦mica que tuvo que retirarla. La norma tiene mucho que ver con el caso de la pasteler¨ªa Masterpiece, ya que permit¨ªa a comercios y restaurantes vetar como clientes a parejas gais.
Philips cont¨® hace poco en USA Today que, desde que comenz¨® el conflicto, el negocio ha ca¨ªdo un 40% y el n¨²mero de trabajadores ha bajado de 10 a cuatro. Ha dejado de aceptar encargos de pasteles de boda en general. ¡°Siento que con la presencia de mi pastel ah¨ª, la gente dir¨ªa: ¡®Oh, ?¨¦l ha hecho eso? Pues entonces est¨¢ de acuerdo con el matrimonio de personas del mismo sexo¡±.
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