As¨ª arruinaron los ¡®trolls¡¯ rusos la vida de Jessikka Aro
La periodista finlandesa se convirti¨® en el objetivo de una campa?a de difamaci¨®n tras investigar los perfiles falsos de las redes sociales que difunden propaganda a favor del Kremlin
La vida privada de la periodista finlandesa Jessikka Aro fue aniquilada el 15 de septiembre de 2014. Aquel d¨ªa inici¨® una serie de reportajes sobre los trolls prorrusos, un ej¨¦rcito de perfiles falsos en las redes sociales que distribuyen propaganda para favorecer al Kremlin y combatir cualquier noticia que cuestione sus pol¨ªticas. Su trabajo fue galardonado con el Gran Premio de Periodismo Bonnier, el Pulitzer sueco, pero el coste que pag¨® fue muy alto: sus datos personales aparecieron publicados en uno de los muchos art¨ªculos difundidos en Internet para desacreditarla. Desde entonces, recibe amenazas de muerte y vive bajo el acoso permanente, no solo en Internet, sino f¨ªsicamente en Helsinki. ¡°Hay tanta mierda publicada sobre m¨ª que incluso gente que me conoce se la cree¡±, lamenta en una entrevista telef¨®nica.
El hostigamiento empez¨® cuando Aro, periodista de Yle (la empresa p¨²blica finlandesa de radiodifusi¨®n), pidi¨® a los lectores que le contaran su experiencia con los ¡°trolls prorrusos¡± con el fin de indagar las t¨¢cticas que usan y la reacci¨®n de los propios finlandeses ante la intimidaci¨®n. ¡°Tan pronto como inici¨¦ mi investigaci¨®n, los propagandistas pro Kremlin se movilizaron contra m¨ª¡±, relata Aro.
¡°La desinformaci¨®n se usa no solo para atacar las ideas sino tambi¨¦n para promover actos violentos¡±
El objetivo era intentar destruir su credibilidad como periodista para desautorizar las conclusiones de su investigaci¨®n: que el Gobierno del presidente ruso Vlad¨ªmir Putin intenta tomar el control de las redes sociales en su guerra de la informaci¨®n en Finlandia, un pa¨ªs que junto con Suecia se ha convertido en una de las principales preocupaciones estrat¨¦gicas de Mosc¨² ante la posibilidad de que se integre en la OTAN y ampl¨ªe las fronteras de la Alianza Atl¨¢ntica. Para ello, Mosc¨² se sirve de los llamados trolls. Su actuaci¨®n ha hecho, seg¨²n Aro, que muchos finlandeses dejen de comentar en la red noticias sobre Rusia. Algunos, incluso, han comenzado a difundir su propaganda.
El Kremlin ha negado estas acusaciones. Sin embargo, Aro ha investigado lo que asegura que es una ¡°granja secreta de trolls en San Petersburgo¡±, donde los trabajadores ¡°fingen ser ciudadanos obstinados, que escriben sobre temas pol¨ªticos¡±.
Tras la primera publicaci¨®n de Aro, la maquinaria de desprestigio de los trolls inund¨® Internet de informaciones que la difamaban. Art¨ªculos en ruso, fin¨¦s, ingl¨¦s y alem¨¢n aseguraban que ¡°persegu¨ªa a la minor¨ªa rusa que viv¨ªa en Finlandia¡± o que era una ¡°asesora de los servicios de seguridad de la OTAN¡±. Russia Today en alem¨¢n lanz¨® un reportaje que la presentaba como una desequilibrada mental que estaba obsesionada con los trolls.
La campa?a de difamaci¨®n ¡°viol¨® brutalmente¡± su intimidad cuando se filtraron los detalles de una multa de 300 euros impuesta a Jessikka Aro por consumo de drogas en 2002: ¡°Los propagandistas publicaron que yo era narcotraficante o que hab¨ªa escrito mis art¨ªculos bajo la influencia de sustancias ilegales¡±. El episodio m¨¢s ¡°repugnante¡± ocurri¨® cuando alguien le envi¨® un mensaje de texto a su m¨®vil fingiendo ser su padre, que hab¨ªa muerto 20 a?os atr¨¢s, y en el que le espetaba: ¡°Te estoy observando¡±.
Cada aparici¨®n p¨²blica de Aro es difundida en Internet, con v¨ªdeos que incluyen subt¨ªtulos que la ridiculizan, un s¨ªntoma de que, en ¨²ltima instancia, la desinformaci¨®n no es generada por un robot sino por personas reales. La polic¨ªa finlandesa investiga qui¨¦nes son estos acosadores, aunque desenmascararlos resulta m¨¢s complejo. Pertenecen a grupos criminales neonazis, pero tambi¨¦n a grupos de la extrema izquierda que a?oran la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Las acciones de todos ellos evidencian que lo que sucede en el ciberespacio no se queda en el ciberespacio:
¡°Mucha gente se ha cre¨ªdo la campa?a contra m¨ª¡±
¡ª?La amenaza de la desinformaci¨®n es que se usa no solo para atacar las ideas sino tambi¨¦n para promover actos violentos. El discurso del odio genera actos de odio.
¡ª??Ha sufrido este tipo de hostigamiento?
¡ª?En Helsinki, algunas veces me reconocen. Una vez me acerqu¨¦ a un hombre y le pregunt¨¦ c¨®mo sab¨ªa qui¨¦n era yo y me dijo que lo hab¨ªa le¨ªdo en el peri¨®dico What the fuck! (?Qu¨¦ co?o!), uno de los principales medios propagand¨ªsticos de bulos pro Kremlin en fin¨¦s. Tambi¨¦n hay un extremista que escribe en esta web, y del que prefiero no decir su nombre, que me persigue f¨ªsicamente por Helsinki.
El acoso f¨ªsico es una muestra de c¨®mo la desinformaci¨®n generada por los trolls va mucho m¨¢s all¨¢ de la denigraci¨®n en Internet: ¡°Mucha gente se ha cre¨ªdo la campa?a contra m¨ª¡±. La periodista ha recibido mensajes amenazadores de personas reales desde Rusia, Kazajist¨¢n, Ucrania y otras zonas de influencia rusa. Tambi¨¦n de finlandeses. En algunos le deseaban la muerte. En otros, fantaseaban con violarla.
Pese a ello, Jessikka Aro, cuyo caso se utiliza como ejemplo en entrenamientos a periodistas contra el acoso que pueden llegar a sufrir en el ejercicio de la profesi¨®n, no ha sucumbido a las amenazas de los trolls: seguir¨¢ haciendo su trabajo, ¡°con el mismo entusiasmo y amor hacia la verdad¡± con el que lo ha hecho hasta ahora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.