Aterrizaje forzoso de Theresa May
La salida de la UE vaticina p¨¦rdidas de soberan¨ªa adem¨¢s de bombas de relojer¨ªa contra la integridad territorial brit¨¢nica
No hay Brexit bueno y el viernes qued¨® por escrito. Diecisiete meses despu¨¦s del refer¨¦ndum, Londres se ha dado un ba?o de realismo: contra lo prometido por sus gur¨²s, la salida de la Uni¨®n Europea vaticina p¨¦rdidas de soberan¨ªa adem¨¢s de bombas de relojer¨ªa contra su integridad territorial. Pese a todo, el acuerdo con Bruselas abre una rendija a la esperanza.
Los pilotos dicen que los despegues son opcionales, pero que todos los aterrizajes son obligatorios. Reino Unido emprendi¨® un vuelo al para¨ªso de la liberaci¨®n del yugo bruselense, pero Theresa May ha tomado tierra al asumir que el futuro de los brit¨¢nicos pasa por aceptar gran parte de las reglas europeas aunque ya sin la voz, el voto y el derecho al veto que han tenido. O sea, con menos soberan¨ªa.
Junto a esa incoherencia, el pacto in extremis sobre Irlanda encierra todas las contradicciones del Brexit. La primera ministra ha querido satisfacer a sus amenazantes e imprescindibles socios unionistas, a Dubl¨ªn, a los republicanos del Ulster, a sus fieles y a sus detractores, a Bruselas, a los 27 exsocios¡ El problema, por tanto, queda abierto. En juego est¨¢ la propia integridad de Reino Unido y la paz en Irlanda, un dato de enorme gravedad que ocultaron los promotores del Brexit.
A esa contradicci¨®n sobrevenida se suman otras de dif¨ªcil digesti¨®n para muchos brit¨¢nicos que empiezan a preguntarse si la salida de la Uni¨®n no acabar¨¢ siendo falseada. As¨ª, Londres aplicar¨¢ toda la legislaci¨®n europea durante el periodo de transici¨®n, que llegar¨¢ al menos a 2021. Asume que respetar¨¢ todos los derechos de los tres millones de ciudadanos comunitarios que viven en Reino Unido y que el denostado Tribunal de Luxemburgo ser¨¢ el ¨¢rbitro al menos ocho a?os m¨¢s. Y pagar¨¢ durante una d¨¦cada sus compromisos financieros de al menos 45.000 millones de euros, m¨¢s del doble de lo que anunci¨®.
Londres anuncia que quiere colaborar con la Europa de la Defensa que ahora echa a andar una vez desaparecido el bloqueo brit¨¢nico. Y que desea participar en la Agencia Europea de Defensa, aunque no recibir¨¢ ni un euro de los mil millones anuales que aportar¨¢ la Comisi¨®n.
Estas cesiones se han producido antes de entrar en la segunda fase negociadora, la importante, la que fijar¨¢ la futura relaci¨®n entre la UE y Reino Unido. No se ve rumbo claro y s¨ª renuncias de mayor calado.
La realidad hizo saltar del Brexit duro al blando y ahora se encamina al light, porque fuera de la casa com¨²n europea hace mucho fr¨ªo. En esa deriva, muchas parejas prefieren darse otra oportunidad. La mitad de los brit¨¢nicos exigen un refer¨¦ndum antes de cerrar el divorcio. Nunca es tarde para rectificar. La alternativa puede ser un aterrizaje sin motores ni visibilidad. Quienes lo buscan debieran pagar por ello.
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