La minor¨ªa que controla a May

La prioridad de cualquier l¨ªder en apuros es su propia supervivencia. Y la de Theresa May, enormemente debilitada tras perder la mayor¨ªa absoluta en las elecciones de junio, est¨¢ en manos de un pu?ado de diputados antieuropeos cuyos movimientos en los pr¨®ximos meses ser¨¢n determinantes para el futuro del pa¨ªs.

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La primera ministra est¨¢ controlada por un grupo de cerca de 70 diputados conservadores euroesc¨¦pticos, m¨¢s los diez unionistas norirlandeses del Partido Unionista Democr¨¢tico (DUP, en sus siglas en ingl¨¦s) que le proporcionan su exigua mayor¨ªa. ¡°Es importante comprender que no son entidades aisladas¡±, comenta un experto en las mec¨¢nicas parlamentarias, ¡°sino que act¨²an perfectamente coordinados¡±.

La aritm¨¦tica parlamentaria elemental no est¨¢ de su parte: la mayor¨ªa de los diputados conservadores votaron a favor de la permanencia en la UE. Pero, para desatar una batalla por el liderazgo del Partido Conservador, basta con que un 15% de sus diputados lo pidan por carta al presidente del llamado Comit¨¦ 1922, un ¨®rgano del partido que representa a los legisladores que no tienen cargo en el Gobierno. Con los 317 esca?os que tiene ahora el Partido Conservador, har¨ªan faltan falta 48 firmas.

A priori, el desaf¨ªo podr¨ªa provenir tambi¨¦n de los diputados proeuropeos. Pero la hip¨®tesis es poco probable por varios motivos. Primero, por la alta probabilidad de que fueran v¨ªctimas de una crucifixi¨®n medi¨¢tica. La ¨²ltima muestra es la portada de The Daily Telegraph del pasado 14 de noviembre, ilustrada con las fotograf¨ªas de los 15 diputados tories que se opusieron a incorporar en la ley brit¨¢nica la fecha de salida de la UE, bajo el titular a toda p¨¢gina de ¡°Los amotinados del Brexit¡±. Segundo, porque la militancia del partido sigue siendo partidaria del Brexit en cerca de un 70%. Tercero, porque tampoco hay signos de que la opini¨®n del electorado haya cambiado sustancialmente.

Lo que indican los sondeos es que los votantes a menudo conjugan tres ideas aparentemente contradictorias: no se arrepienten de su voto en el refer¨¦ndum, creen que Theresa May lo est¨¢ haciendo mal, pero quieren que siga en su puesto. De producirse un desaf¨ªo a May, la batalla por el liderazgo estar¨ªa inevitablemente centrada en el Brexit. Presentar una causa positiva por una salida suave ser¨ªa complicado porque ni siquiera existe a¨²n un dibujo claro de cu¨¢l es ese escenario positivo que vender. Si la ambig¨¹edad constructiva le funcion¨® bien al laborista Jeremy Corbyn en las elecciones es porque logr¨® eludir el tema del Brexit.

El departamento del Tesoro ha dise?ado modelos econ¨®micos para los diferentes escenarios, pero cuando le preguntaron en privado al ministro Philip Hammond por qu¨¦ no los hac¨ªa p¨²blicos, respondi¨® que no estaba dispuesto a resucitar el ¡°proyecto del miedo¡± que tan malos resultados dio en el refer¨¦ndum. El descr¨¦dito de los an¨¢lisis de expertos fue una de las principales victorias de los euroesc¨¦pticos. Por todo ello, una batalla por el liderazgo del partido podr¨ªa suponer una vuelta a las formulaciones simples y populistas que tanto ha costado enterrar durante estos meses. Esa es la responsabilidad que pesa sobre los hombros del sector duro que controla a May: determinar a partir de qu¨¦ punto, que implicar¨ªa b¨¢sicamente renunciar a un acuerdo con la UE, merecer¨ªa la pena.