Las trampas autoritarias de Evo Morales
En su ¨²ltima haza?a desp¨®tica, y tras perder un refer¨¦ndum, el presidente de Bolivia ha recurrido al aparato judicial bajo su control para imponerla reelecci¨®n indefinida

El historiador boliviano Alcides Arguedas relata que, tras hacerse redactar una Constituci¨®n a medida en 1868, y mientras sus diputados elogiaban sus virtudes de estadista, el presidente Mariano Melgarejo interrumpi¨® la tertulia palaciega y dijo: ¡°Sepan todos los honorables se?ores diputados que la Constituci¨®n de 1861, que era muy buena, me la met¨ª en este bolsillo (se?alando el bolsillo izquierdo de su pantal¨®n); y la de 1868, que es mejor, seg¨²n estos doctores, ya me la he metido en este otro (se?alando el bolsillo derecho); y que nadie gobierna en Bolivia m¨¢s que yo¡±.
El pasado 29 de noviembre, a solicitud de los diputados del presidente Evo Morales, el Tribunal Constitucional Plurinacional declar¨® que la Constituci¨®n redactada en 2009 por los mismos asamble¨ªstas de Morales era inconstitucional en la parte que dec¨ªa que Morales podr¨ªa ser reelecto una sola vez. Seg¨²n estos doctores, la Constituci¨®n de Morales viola los derechos humanos del propio presidente Morales, as¨ª que la parte pertinente queda derogada y Morales puede ahora ser reelecto indefinidamente. (Se trata de una interpretaci¨®n de realismo m¨¢gico id¨¦ntica a la utilizada por Daniel Ortega en 2010 para habilitar su reelecci¨®n indefinida en Nicaragua.)
Ese mismo tribunal, creado por partidarios de Morales para abolir el Tribunal Constitucional de la extinta ¡°Rep¨²blica de Bolivia¡±, ya hab¨ªa interpretado en 2013 que la disposici¨®n de la misma Constituci¨®n de Morales que dec¨ªa que el periodo de 2005 a 2009 s¨ª contaba como el primer periodo de Gobierno de Morales (lo cual significaba que Morales no pod¨ªa ser candidato en 2014), no imped¨ªa su re-reelecci¨®n porque el primer periodo de Morales en realidad no era su primer periodo. Seg¨²n estos doctores, entre 2005 y 2009 hab¨ªa sido presidente de la ¡°Rep¨²blica de Bolivia¡±, y no fue sino hasta enero de 2010 en que Morales comenz¨® su mandato como presidente del ¡°Estado Plurinacional de Bolivia¡±, por lo que sus primeros cinco a?os no estaban contemplados en la prohibici¨®n de reelecci¨®n. (Se trata de una argucia id¨¦ntica a la utilizada por Alberto Fujimori en 1993 para facilitar su tercera reelecci¨®n en Per¨².)
Lo que hace que la haza?a desp¨®tica de Morales sea mayor a la de Ortega y Fujimori es que, en febrero de 2016, el tambi¨¦n dirigente cocalero hab¨ªa convocado un refer¨¦ndum para que la gente decidiera si pod¨ªa optar de nuevo a la presidencia en 2019, en contra de la Constituci¨®n. De haber ganado el s¨ª, Morales hubiera podido alegar, como hac¨ªa Hugo Ch¨¢vez, que el ¡°pueblo¡±, en su infinita sabidur¨ªa, le hab¨ªa pedido volver a postularse, y que nada ni nadie, ni la Constituci¨®n ni los opositores, estaban por encima de la decisi¨®n del pueblo. Resulta que, contra todo pron¨®stico, Morales perdi¨® el refer¨¦ndum. As¨ª que recurri¨® a su Tribunal Constitucional y exigi¨® el fallo descarado de noviembre, que cumple el mismo prop¨®sito.
El de Morales es un ¡°r¨¦gimen autoritario-competitivo¡±: las elecciones siguen siendo peri¨®dicas, pero no libres,
ni justas
Nada de lo que sorprenderse. Morales ya se ha hecho reelegir ilegalmente dos veces debido a que ese tribunal supremo que ¨¦l controla desde que tom¨® el poder, en 2005, tiene por misi¨®n principal validar sus atropellos, incluido su af¨¢n reeleccionista.
A pesar de los casi 20 a?os de normalidad democr¨¢tica entre 1985 y hasta 2003 (a?o en que Evo Morales y Felipe Quispe, este ¨²ltimo armado de fusiles, derrocaron al presidente S¨¢nchez de Lozada y pusieron en jaque a la democracia), la historia constitucional de Bolivia no ha sido ejemplar. Antes de Morales, Bolivia ya peleaba por el t¨ªtulo de campe¨®n mundial en golpes de Estado, y las reformas a la Constituci¨®n de la Rep¨²blica de Bolivia sumaban ya 18, de las cuales al menos 15 hab¨ªan incluido la ritual elaboraci¨®n de una ¡°nueva Constituci¨®n¡± a cargo de una Asamblea o Congreso Constituyente cuya finalidad era validar al r¨¦gimen ileg¨ªtimo, ¡°refundar¡± la patria y, as¨ª, atornillar al Gobierno de turno en el poder.
Por eso no se puede decir que Morales sea el presidente m¨¢s d¨¦spota de Bolivia en 200 a?os de historia. En el largo desfile de dem¨®cratas y dictadores desde que la espada de Sim¨®n Bol¨ªvar le propici¨® el nacimiento y el nombre (1825), y desde que su pluma escribi¨® la primera Constituci¨®n (1826), la competencia por el poder en Bolivia ha visto entre sus participantes a lealistas (leales al Rey de Espa?a) y patriotas, a conservadores y liberales, a socialistas y falangistas, y al ocasional militar sin ideolog¨ªa que, como gran parte de los civiles, no ten¨ªa mayor pretensi¨®n burocr¨¢tica que enriquecerse a costa de la pol¨ªtica.
Dentro de este historial sobresaliente en sentido contrario, debe reconocerse que el r¨¦gimen de Evo Morales, que acaba de otorgar la mayor condecoraci¨®n del pa¨ªs al dictador ecuatoguineano Teodoro Obiang y que no pierde oportunidad para alabar a las dictaduras de Cuba y Venezuela, ha sido m¨¢s bien t¨ªmido en sus cercenamientos a las libertades econ¨®micas, incluido el derecho a la propiedad privada, y que ha enfocado sus ca?ones a limitar principalmente las libertades pol¨ªticas de los bolivianos.
Cercena las libertades pol¨ªticas, no tanto las econ¨®micas, y en esto es similar a los reg¨ªmenes militares del siglo XIX, como el de Melgarejo
Y es que no cabe duda que una dictadura sin libertades econ¨®micas m¨ªnimas (con hiperinflaci¨®n, con controles de divisas y de precios en los productos de la cesta b¨¢sica), como son las de Cuba y Venezuela, son peores que una dictadura con un sistema capitalista de compinches, como el que tienen Morales y Ortega. Y como el que tienen la Rusia de Putin o la China de Xi Jinping, junto a cuyos reg¨ªmenes el Gobierno de Morales vota un¨ªvocamente en el Consejo de Seguridad de la ONU para bloquear cualquier sanci¨®n a Siria y a Corea del Norte. El autoritarismo de Morales ha estado circunscrito a los abusos en materia de libertad pol¨ªtica, y esto es lo que lo hace similar a los reg¨ªmenes militares del siglo XIX, como el de Mariano Melgarejo.
Aqu¨ª debo matizar que la Bolivia de Morales no es una dictadura como la de Melgarejo, donde no hab¨ªa lugar para elecciones, ni oposici¨®n, ni medios de comunicaci¨®n independientes. El de Morales es m¨¢s bien un ¡°r¨¦gimen autoritario-competitivo¡±, como los que gobiernan en Nicaragua, Malasia, Togo o Angola. Esta es una definici¨®n tomada de los profesores Steven Levitsky y Lucan Way, de las universidades de Harvard y Toronto, respectivamente, que atribuyen el car¨¢cter ¡°competitivo¡± de estos reg¨ªmenes al hecho de que, a diferencia de las dictaduras puras y duras, o ¡°autoritarismos completos¡±, en estos la oposici¨®n pol¨ªtica aut¨¦ntica a¨²n tiene la capacidad de competir por el poder, aunque lo hace en condiciones de abierta desigualdad y en elecciones que siguen siendo peri¨®dicas, pero que no libres, ni justas.
No son justas porque el campo de juego est¨¢ inclinado para un lado, los ¨²nicos periodistas autorizados para relatar el juego son escogidos por el r¨¦gimen y los ¨¢rbitros han sido juramentados, pu?os revolucionarios en alto, por el partido oficialista. No son libres porque ning¨²n individuo racional puede sentirse libre de votar en contra del Gobierno cuando ¨¦ste amenaza con confiscar propiedades a las personas que entren en pol¨ªtica del lado opositor, cuando condiciona las obras p¨²blicas a la sumisi¨®n al r¨¦gimen, y cuando lleva ya 10 a?os predicando a los ni?os en las escuelas que ¡°si no apoyan a Morales, regresar¨¢n los gringos, regresar¨¢n los vendepatrias, regresar¨¢n los asesinos, y a las wawas (a los ni?os) le van a quitar todo; y va a haber llanto, y el sol se va a esconder y la luna se va a escapar y todo va a ser tristeza para nosotros¡±. Bolivia a¨²n no es una dictadura porque, contra todas las trampas autoritarias del r¨¦gimen de Morales, la oposici¨®n democr¨¢tica podr¨¢ competir por el poder en 2019, y, salvo que Morales lleve a su r¨¦gimen a los niveles dictatoriales de Venezuela, una uni¨®n de pol¨ªticos opositores dem¨®cratas (los que no est¨¢n presos ni en el exilio), tendr¨¢ la oportunidad de ganar, aunque sea con un gol en tiempo de descuento, como se hizo en el refer¨¦ndum de 2016. Hasta que presenciemos aquel desenlace, nadie gobierna en Bolivia m¨¢s que un Melgarejo llamado Evo Morales.
Javier El-Hage es director jur¨ªdico de Human Rights Foundation, una organizaci¨®n internacional con sede en Nueva York, y ¡®senior fellow¡¯ del Raoul Wallenberg Centre for Human Rights.
Twitter: @JavierElHage?
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