El Congreso de Argentina aprueba la reforma de las pensiones en medio de graves disturbios
Decenas de heridos y detenidos en los enfrentamientos junto al Congreso entre manifestantes y polic¨ªa
Argentina confirm¨® una vez m¨¢s que es el pa¨ªs de Latinoam¨¦rica donde es m¨¢s dif¨ªcil sacar adelante reformas impopulares. El Congreso de este pa¨ªs necesit¨® m¨¢s de 17 horas para debatir y aprobar finalmente, en medio de un enorme esc¨¢ndalo pol¨ªtico, la pol¨¦mica reforma de las pensiones promovida por el presidente Mauricio Macri. Sali¨® finalmente por 128 votos a favor y 116 en contra, gracias al apoyo de algunos peronistas. Macri lo logr¨® al segundo intento, despu¨¦s de que el pasado jueves la sesi¨®n se suspendiera en medio de graves disturbios en la calle.
Esta vez los choques de la polic¨ªa con miles de manifestantes a las puertas del Congreso y despu¨¦s por todo el centro fueron a¨²n m¨¢s graves, pero Macri dio la orden de seguir la sesi¨®n y logr¨® que se aprobara ya por la ma?ana del d¨ªa siguiente, despu¨¦s de una tensa madrugada con cacerolazos por toda la ciudad y un ambiente de protesta masiva y fuerte violencia que no se viv¨ªa desde 2001, cuando la crisis del corralito acab¨® con 38 muertos y el presidente Fernando de la R¨²a dimiti¨® y abandon¨® la Casa Rosada en helic¨®ptero. Con esa imagen en la memoria, Macri dio un gesto de autoridad y mostr¨® que puede sacar la pol¨¦mica ley adelante y controla el pa¨ªs.
"Toda esa violencia estuvo claramente orquestada", dijo Macri el martes durante una rueda de prensa en la Casa Rosada. Antes, se hab¨ªa reunido con sus ministros para analizar el impacto pol¨ªtico de la jornada de violencia. "Me sorprende no haber escuchado mayor condena por parte de l¨ªderes de la oposici¨®n a que se agreda de semejante manera a nuestros polic¨ªas, que son argentinos y tienen sus familias. Adonde est¨¢ el sentido de que unos se?ores organizados para el mal y la violencia agredieran de semejante manera a los polic¨ªas. Agradezco a la polic¨ªa la labor de ayer y del jueves defendiendo la democracia", agreg¨®.
Durante horas, la oposici¨®n kirchnerista exigi¨® al Gobierno que suspendiera la sesi¨®n mientras la aliada de Macri Lilita Carri¨® hablaba de "golpe de Estado" cuando los manifestantes se acercaron a la puerta del Congreso. Estuvieron a punto de llegar, pero la polic¨ªa local pidi¨® refuerzos a la nacional y la represi¨®n fue muy dura hasta que lograron recuperar el control de la plaza.
La jornada de furia dej¨® 162 heridos, entre ellos 88 polic¨ªas que sufrieron durante horas una lluvia de piedras transmitida en directo por decenas de c¨¢maras. Con la pol¨¦mica reforma, que cambia la f¨®rmula para actualizar las pensiones y har¨¢ perder poder adquisitivo a los jubilados en un pa¨ªs con un 25% de inflaci¨®n, el Gobierno pretende ahorrar 60.000 millones de pesos (2.850 millones de euros).
La semana pasada, el esc¨¢ndalo de los disturbios y la tensi¨®n dentro del Congreso forzaron a levantar la sesi¨®n. Esta vez el Gobierno aprendi¨® la lecci¨®n y cambi¨® en dos frentes. Primero, busc¨® m¨¢s apoyos de los parlamentarios, con un pacto con algunos gobernadores peronistas y un compromiso de dar a los pensionistas una paga extra que suavizara la p¨¦rdida de poder adquisitivo. Y despu¨¦s, dio ¨®rdenes a la polic¨ªa para que resistiera sin forzar una represi¨®n brutal. A¨²n as¨ª, los disturbios crec¨ªan y la situaci¨®n se hac¨ªa m¨¢s insostenible cada minuto. "Frene esta locura", le ped¨ªan los diputados kirchneristas al presidente del Congreso, Emilio Monz¨®, empe?ado en seguir adelante para demostrar que una manifestaci¨®n no puede impedir los trabajos de un Congreso en el que Macri ha logrado trenzar una inestable mayor¨ªa con el apoyo de algunos peronistas.
En medio del caos tambi¨¦n fueron agredidos con extrema violencia algunos periodistas, como el cronista de TN Julio Baz¨¢n, que sufri¨® todo tipo de golpes por la espalda y se libr¨® de ser linchado cuando pudo huir por el metro. Las im¨¢genes de su intento de linchamiento fueron especialmente dram¨¢ticas. El terror y el caos alejaron a la gente del centro, que se convirti¨® en un escenario de batalla con menos tr¨¢fico que un domingo.
La sesi¨®n en el Congreso ha sido el resultado de una estudiada estrategia pol¨ªtica, desplegada en varios frentes a la vez. El fracaso del jueves, en la que el Gobierno no consigui¨® quorum para iniciar la sesi¨®n y la gendarmer¨ªa reprimi¨® con gases y balas de goma a los manifestantes fuera del Congreso, oblig¨® a Macri a pactar con el peronismo los votos y a cambiar el esquema de seguridad.
Esta vez, el cambio de estrategia fue evidente. Decenas de manifestantes arrojaron piedras y bombas de estruendo contra polic¨ªas que resistieron durante m¨¢s de una hora tras sus escudos de acr¨ªlico antes de responder con bombas de gas y bolas de goma. La orden ha sido aguantar todo lo posible para evitar las postales del jueves. Mientras la cabecera de la protesta se resolv¨ªa con violencia, los partidos de izquierda y movimiento sociales m¨¢s combativos cortaron los principales accesos a la ciudad, sobre todo los puentes que cruzan el r¨ªo hacia el sur y las autopistas que llegan desde el norte y el oeste, y realizaron piquetes en las principales avenidas. A la movilizaci¨®n en la calle se le sum¨® una huelga general de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), la central peronista m¨¢s poderosa del pa¨ªs, una decisi¨®n que puso fin a la tregua que mantuvieron hasta ahora con el Gobierno. La huelga arranc¨® al mediod¨ªa del lunes, sigui¨® este martes y no alcanz¨® en el arranque al transporte, una estrategia para facilitar la movilizaci¨®n.
La reforma jubilatoria es un gran desaf¨ªo para Macri, por el rechazo que genera entre los argentinos cualquier cambio que pueda suponer una bajada de los ingresos. Los ¨¢nimos no son los mejores para cambios, como se ha hecho evidente en la calle. La propuesta oficial no apunta a cambios estructurales, sino a la forma en que se calcula la actualizaci¨®n de los haberes en un pa¨ªs con la segunda inflaci¨®n m¨¢s alta de Am¨¦rica Latina, despu¨¦s de Venezuela. El krichnerismo ide¨® una ecuaci¨®n que tomaba en cuenta el aumento de los ingresos en el sistema y la subida de precios con actualizaciones dos veces por a?o. El macrismo pretende cambiar esa f¨®rmula por otra que define el porcentaje de aumento seg¨²n la subida de los salarios formales y la inflaci¨®n, con actualizaciones trimestrales. El problema ha sido que la cuenta dio negativa para los jubilados. Seg¨²n los c¨¢lculos de los expertos, el nuevo ¨ªndice otorgar¨¢ una subida de 5,7%, frente al 14% de la f¨®rmula actual.
El argumento oficial es que es cuesti¨®n de tiempo para que el nuevo sistema finalmente ¡°empalme¡± con el nuevo, es decir que a largo plazo las subidas ser¨¢n similares y se estabilizar¨¢n a medida que baje la inflaci¨®n, como espera el Gobierno. Para compensar la p¨¦rdida inicial y tras el fracaso legislativo de la semana pasada, Macri ofreci¨® a los diputados m¨¢s dubitativos que el Estado aporte en marzo de 5.000 millones de pesos (294 millones de d¨®lares) a repartir entre nueve millones de jubilados. El bono ha sido clave para destrabar los votos que necesita Macri en Diputados, pero no convenci¨® a la oposici¨®n, que prometi¨® mantener el pulso contra la reforma.
"No tienen verg¨¹enza de quitar a los que menos tienen"
"Todos seremos jubilados", "No al recorte previsional", "Basta de estafar a los jubilados", pod¨ªa leerse en algunas pancartas de las decenas de miles de personas que este lunes salieron a las calles de Buenos Aires para rechazar la reforma del sistema de pensiones impulsada por Mauricio Macri. "Esta reforma no va a pasar, vayamos todos a la huelga general", "Oh oh oh, sos ladr¨®n, Macri, sos ladr¨®n", cantaban las columnas de manifestantes de camino al Congreso, donde los diputados votan hoy el proyecto de ley. Pero sus mensajes quedaron opacados por la violencia desatada en la cabecera de la movilizaci¨®n, en medio de la plaza frente al Congreso.
La polic¨ªa aguant¨® bajo sus escudos los piedrazos y petardos que lanzaban los manifestantes contra ellos durante poco m¨¢s de una hora. La tensi¨®n estall¨® al conocerse que el Gobierno ten¨ªa el n¨²mero de legisladores suficientes para debatir la reforma. Frente a las piedras, la polic¨ªa comenz¨® a reprimir con carros hidrantes, gases lacrim¨®genos y balas de goma. El avance policial no hizo m¨¢s que calentar los ¨¢nimos y la plaza se convirti¨® en el escenario de una batalla campal, mientras las ambulancias iban y volv¨ªan con heridos y el aire se tornaba irrespirable.
Casi dos horas despu¨¦s del inicio de los disturbios, gran parte de la movilizaci¨®n pac¨ªfica parec¨ªa ajena a lo que ocurr¨ªa centenares de metros m¨¢s arriba y ante el colapso de las redes de telefon¨ªa m¨®vil la pregunta m¨¢s repetida era: "?Y dentro? ?Se ha suspendido la sesi¨®n?". La decepci¨®n se dibujaba en sus caras al saber que los diputados manten¨ªan el debate. "No tienen verg¨¹enza de quitar a los que menos tienen. Subi¨® el precio de todo y ahora nos quieren recortar el sueldo", se lamentaba Josefina Snead, jubilada de 84 a?os. Cerca de ella, Marisa Parrera, de 70, se quejaba de que han reducido el n¨²mero de medicamentos incluidos en la cartilla de la seguridad social y su precio se ha disparado "hasta un 200% en dos a?os".
Con el paso de las horas, la violencia se extendi¨® tambi¨¦n a calles cercanas y numerosos participantes de la marcha, asustados y afectados por los gases, optaron por retirarse, al menos durante unas horas. "Los gases la hicieron vomitar, nos vamos porque se puso muy feo, pero vamos a volver", dec¨ªa Emilia, una joven de 21 a?os, que se alejaba de all¨ª mientras sosten¨ªa por la espalda a una amiga.
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