Batalla campal en Buenos Aires para frenar la reforma de las pensiones
Los manifestantes cercan el Congreso con 162 heridos y m¨¢s de 60 detenidos mientras sigue el debate de una reforma suavizada que cuenta con el apoyo de gobernadores peronistas
Argentina?est¨¢ demostrando una vez m¨¢s que es el pa¨ªs de Latinoam¨¦rica donde es m¨¢s dif¨ªcil sacar adelante reformas impopulares. Una masiva movilizaci¨®n a las puertas del Congreso, con fuertes disturbios que hicieron retroceder a la polic¨ªa varias veces, ha tratado de frenar el segundo intento de Mauricio Macri?de aprobar la pol¨¦mica reforma de las pensiones. Pero esta vez no lo est¨¢n logrando. El debate sigue dentro del hemiciclo mientras los manifestantes han ido paso a paso terreno a base de piedrazos y se han llegado a colocar muy cerca de poder entrar al palacio. Solo cuando se acercaron demasiado, la polic¨ªa local decidi¨® pedir refuerzos a la federal, cargar con todo y lanzar gases lacrim¨®genos para recuperar el control de la plaza. El kirchnerismo exig¨ªa al Gobierno que suspendiera la sesi¨®n mientras la aliada de Macri Lilita Carri¨® hablaba de "golpe de Estado" en medio de unas im¨¢genes que no se ve¨ªan en Argentina desde la crisis de 2001.
La semana pasada,?el esc¨¢ndalo de los disturbios y la tensi¨®n dentro del Congreso forzaron a levantar la sesi¨®n.?Esta vez el Gobierno aprendi¨® la lecci¨®n y cambi¨® en dos frentes. Primero, busc¨® m¨¢s apoyos de los parlamentarios, con un pacto con algunos gobernadores peronistas y un compromiso de dar a los pensionistas una paga extra que suavizara la p¨¦rdida de poder adquisitivo. Y despu¨¦s, dio ¨®rdenes a la polic¨ªa para que resistiera sin forzar una represi¨®n brutal. A¨²n as¨ª, los disturbios crec¨ªan y la situaci¨®n se hac¨ªa m¨¢s insostenible cada minuto. "Frene esta locura", le ped¨ªan los diputados kirchneristas al presidente del Congreso, Emilio Monz¨®, empe?ado en seguir adelante para demostrar que una manifestaci¨®n no puede impedir los trabajos de un Congreso en el que Macri ha logrado trenzar una inestable mayor¨ªa con el apoyo de algunos peronistas.
[AHORA] El momento en el que uno de los manifestantes del Congreso le arroja una bomba molotov a la polic¨ªa https://t.co/hEiGbY9rvs pic.twitter.com/MKxwH7Ixo4
— TN - Todo Noticias (@todonoticias) December 18, 2017
Los disturbios se pod¨ªan seguir en directo en televisi¨®n con una cobertura con decenas de c¨¢maras que por momentos parec¨ªa una pel¨ªcula de acci¨®n, con avances y retrocesos de una enorme masa de manifestantes dispuesta a todo para intentar frenar la sesi¨®n del Congreso. Las ¨®rdenes de la polic¨ªa de no responder eran absolutamente evidentes y en ocasiones quedaron acorralados a pocos metros de los manifestantes. La polic¨ªa, desesperada, respond¨ªa a veces tambi¨¦n a piedrazos, en una escena de descontrol absoluto. Hay, seg¨²n el?Sistema de Atenci¨®n M¨¦dica de Emergencias, 162?heridos, la mitad de ellos polic¨ªas y muchos de ellos con fracturas, y m¨¢s de 60 detenidos.
"No tienen verg¨¹enza de quitar a los que menos tienen"
"Todos seremos jubilados", "No al recorte previsional", "Basta de estafar a los jubilados", pod¨ªa leerse en algunas pancartas de las decenas de miles de personas que este lunes salieron a las calles de Buenos Aires para rechazar la reforma del sistema de pensiones impulsada por Mauricio Macri. "Esta reforma no va a pasar, vayamos todos a la huelga general", "Oh oh oh, sos ladr¨®n, Macri, sos ladr¨®n", cantaban las columnas de manifestantes de camino al Congreso, donde los diputados votan hoy el proyecto de ley. Pero sus mensajes quedaron opacados por la violencia desatada en la cabecera de la movilizaci¨®n, en medio de la plaza frente al Congreso.
La polic¨ªa aguant¨® bajo sus escudos los piedrazos y petardos que lanzaban los manifestantes contra ellos durante poco m¨¢s de una hora. La tensi¨®n estall¨® al conocerse que el Gobierno ten¨ªa el n¨²mero de legisladores suficientes para debatir la reforma. Frente a las piedras, la polic¨ªa comenz¨® a reprimir con carros hidrantes, gases lacrim¨®genos y balas de goma. El avance policial no hizo m¨¢s que calentar los ¨¢nimos y la plaza se convirti¨® en el escenario de una batalla campal, mientras las ambulancias iban y volv¨ªan con heridos y el aire se tornaba irrespirable.
Casi dos horas despu¨¦s del inicio de los disturbios, gran parte de la movilizaci¨®n pac¨ªfica parec¨ªa ajena a lo que ocurr¨ªa centenares de metros m¨¢s arriba y ante el colapso de las redes de telefon¨ªa m¨®vil la pregunta m¨¢s repetida era: "?Y dentro? ?Se ha suspendido la sesi¨®n?". La decepci¨®n se dibujaba en sus caras al saber que los diputados manten¨ªan el debate. "No tienen verg¨¹enza de quitar a los que menos tienen. Subi¨® el precio de todo y ahora nos quieren recortar el sueldo", se lamentaba Josefina Snead, jubilada de 84 a?os. Cerca de ella, Marisa Parrera, de 70, se quejaba de que han reducido el n¨²mero de medicamentos incluidos en la cartilla de la seguridad social y su precio se ha disparado "hasta un 200% en dos a?os".
Con el paso de las horas, la violencia se extendi¨® tambi¨¦n a calles cercanas y numerosos participantes de la marcha, asustados y afectados por los gases, optaron por retirarse, al menos durante unas horas. "Los gases la hicieron vomitar, nos vamos porque se puso muy feo, pero vamos a volver", dec¨ªa Emilia, una joven de 21 a?os, que se alejaba de all¨ª mientras sosten¨ªa por la espalda a una amiga.
En medio del caos tambi¨¦n fueron agredidos con extrema violencia algunos periodistas, como el cronista de TN Julio Baz¨¢n, que sufri¨® todo tipo de golpes por la espalda y se libr¨® de ser linchado cuando pudo huir por el metro. Las im¨¢genes de su intento de linchamiento fueron especialmente dram¨¢ticas. El terror y el caos alejaron a la gente del centro, que se convirti¨® en un escenario de batalla con menos tr¨¢fico que un domingo.
La sesi¨®n en el Congreso ha sido el resultado de una estudiada estrategia pol¨ªtica, desplegada en varios frentes a la vez. El fracaso del jueves, en la que el Gobierno no consigui¨® quorum para iniciar la sesi¨®n y la gendarmer¨ªa reprimi¨® con gases y balas de goma a los manifestantes fuera del Congreso, oblig¨® a Macri a pactar con el peronismo los votos y a cambiar el esquema de seguridad. El Congreso fue blindado como aquel d¨ªa, pero en lugar de la Gendarmer¨ªa, una fuerza militarizada a cargo del control de las fronteras, la seguridad estuvo a cargo de la polic¨ªa de la ciudad. La decisi¨®n supuso el desplazamiento de una fuerza nacional por una comunal. Y fue un mensaje para la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, criticada hasta por aliados de Macri por lo que consideraron el jueves una exhibici¨®n innecesaria de fuerza.
Esta vez, el cambio de estrategia fue evidente. Decenas de manifestantes arrojaron piedras y bombas de estruendo contra polic¨ªas que resistieron durante m¨¢s de una hora tras sus escudos de acr¨ªlico antes de responder con bombas de gas y bolas de goma. La orden ha sido aguantar todo lo posible para evitar las postales del jueves. Mientras la cabecera de la protesta se resolv¨ªa con violencia, los partidos de izquierda y movimiento sociales m¨¢s combativos cortaron los principales accesos a la ciudad, sobre todo los puentes que cruzan el r¨ªo hacia el sur y las autopistas que llegan desde el norte y el oeste, y realizaron piquetes en las principales avenidas. A la movilizaci¨®n en la calle se le sum¨® una huelga general de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), la central peronista m¨¢s poderosa del pa¨ªs, una decisi¨®n que puso fin a la tregua que mantuvieron hasta ahora con el Gobierno. La huelga arranc¨® al mediod¨ªa del lunes y no alcanz¨® en el arranque al transporte, una estrategia para facilitar la movilizaci¨®n.
Mientras la CGT iba a la huelga y los grupos piqueteros sal¨ªan a la calle, el Gobierno desplegaba todos los recursos pol¨ªticos a su alcance para garantizar los votos a la reforma. Antes de la sesi¨®n, Macri consigui¨® que la mayor parte de los gobernadores peronistas, donde reside el poder territorial fuera de Buenos Aires, dieran su apoyo expl¨ªcito a la reforma con una foto que los reuni¨® en el Congreso. No fue un apoyo gratuito, para ninguna de las dos partes. La reforma de las jubilaciones form¨® parte del pacto fiscal que el Presidente firm¨® con las provincias en noviembre pasado. El texto comprometi¨® a los gobernadores a reducir el d¨¦ficit de sus administraciones y a dar apoyo a las reformas estructurales que impulsa la Casa Rosada tanto en jubilaciones como en el sistema tributario. A cambio, los gobernadores consiguieron los fondos necesarios del gobierno central.
La reforma jubilatoria es un gran desaf¨ªo para Macri, por el rechazo que genera entre los argentinos cualquier cambio que pueda suponer una bajada de los ingresos. Los ¨¢nimos no son los mejores para cambios, como se ha hecho evidente en la calle. La propuesta oficial no apunta a cambios estructurales, sino a la forma en que se calcula la actualizaci¨®n de los haberes en un pa¨ªs con la segunda inflaci¨®n m¨¢s alta de Am¨¦rica Latina, despu¨¦s de Venezuela. El krichnerismo ide¨® una ecuaci¨®n que tomaba en cuenta el aumento de los ingresos en el sistema y la subida de precios con actualizaciones dos veces por a?o. El macrismo pretende cambiar esa f¨®rmula por otra que define el porcentaje de aumento seg¨²n la subida de los salarios formales y la inflaci¨®n, con actualizaciones trimestrales. El problema ha sido que la cuenta dio negativa para los jubilados. Seg¨²n los c¨¢lculos de los expertos, el nuevo ¨ªndice otorgar¨¢ una subida de 5,7%, frente al 14% de la f¨®rmula actual.
El argumento oficial es que es cuesti¨®n de tiempo para que el nuevo sistema finalmente ¡°empalme¡± con el nuevo, es decir que a largo plazo las subidas ser¨¢n similares y se estabilizar¨¢n a medida que baje la inflaci¨®n, como espera el Gobierno. Para compensar la p¨¦rdida inicial y tras el fracaso legislativo de la semana pasada, Macri ofreci¨® a los diputados m¨¢s dubitativos que el Estado aporte en marzo de 5.000 millones de pesos (294 millones de d¨®lares) a repartir entre nueve millones de jubilados. El bono ha sido clave para destrabar los votos que necesita Macri en Diputados, pero no convenci¨® a la oposici¨®n, que prometi¨® mantener el pulso contra la reforma.
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