La ¡®narcocultura¡¯ que mat¨® al Pirata de Culiac¨¢n
El ascenso y ca¨ªda de un fen¨®meno de las redes sociales seducido por el poder del narcotr¨¢fico mexicano
El Pirata comenz¨® su carrera en las redes sociales inconsciente. El mundo viral lo adopt¨® como su mascota el d¨ªa en que unos supuestos amigos lo grabaron rompi¨¦ndose la frente contra el piso. El grado de ebriedad le impidi¨® utilizar sus manos para amortiguar semejante golpe. Hasta ese momento todav¨ªa se llamaba Juan Luis Lagunas Rosales. Un joven bajito, de escasos recursos, que se hab¨ªa desplazado hacia la cuna del narcotr¨¢fico mexicano, Culiac¨¢n, para buscar una vida mejor. Y se top¨® de golpe con d¨®lares, pistolas de oro, silicona y muchos cilindros. Cuando lleg¨® no era due?o de nada. Despu¨¦s tampoco fue due?o de s¨ª mismo.
Comprendi¨®, desde aquel fulminante desmayo, que pod¨ªa conseguir una vida mejor con aquel show del joven borracho. Su origen pobre le conduc¨ªa inevitablemente a un destino com¨²n en un pa¨ªs tan desigual: seguir siendo pobre. Y bebi¨®. Y le aplaudieron. Pero ni siquiera le sac¨® el suficiente partido a aquella extra?a e inesperada fama que le hab¨ªa dado su papel de buf¨®n de los ricos.?
Aunque al Pirata de Culiac¨¢n lo han definido como narcoyoutuber, no ten¨ªa un canal de Youtube, mucho menos una cuenta verificada en cualquier red social. Con decenas de perfiles falsos ¡ªque acumulaban los mismos seguidores que el original¡ª su imagen se difund¨ªa sin control por el universo de la Red. Cualquiera que se lo encontrara de fiesta pod¨ªa grabarlo en un estado lamentable, colgarlo en su cuenta y conseguir miles de reproducciones. Despu¨¦s llegar¨ªa el dinero. Pero de todo aquello que publicaban sin su permiso Lagunas no pose¨ªa nada. Quiz¨¢ tampoco fue consciente el d¨ªa en que lo grabaron insultando a uno de los capos m¨¢s buscados y sanguinarios de M¨¦xico: Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, l¨ªder del Cartel Jalisco Nueva Generaci¨®n.
El brutal asesinato de Lagunas este lunes ha conmocionado a un pa¨ªs acostumbrado a re¨ªr con cada nuevo cap¨ªtulo de aquel?menor de edad, ebrio y con sobrepeso, que pronunciaba frases inconexas. "Ah¨ª nom¨¢s qued¨®", era el eslogan que miles de adolescentes mexicanos repet¨ªan imit¨¢ndolo. El Pirata se cae de un burro. Risas. El Pirata bebe tres shots a la vez. Cinco explosivas mujeres le bailan sexy al Pirata. El Pirata amenaza con una pistola al presidente del Gobierno, Enrique Pe?a Nieto. El Pirata esnifa cantidades ingentes de coca¨ªna. Qu¨¦ risa. "El Mencho a m¨ª me pela la verga", dice. Y un mes despu¨¦s de pronunciar aquella frase en un v¨ªdeo, El Pirata fue acribillado a balazos en un bar de Tlaquepaque (Guadalajara, Jalisco).
Unos d¨ªas despu¨¦s de su muerte, muchos se preguntan: ?Qu¨¦ mat¨® al Pirata? En un pa¨ªs donde el 90% de delitos no se denuncia, es poco probable que alguien se atreva a se?alar a los culpables, unos hombres capaces de pasearse por una zona de fiesta con armas propias del Ej¨¦rcito. Y un caso como este nace destinado al carpetazo institucional. Cuatro d¨ªas despu¨¦s no hay ning¨²n detenido. Pero, m¨¢s all¨¢ de qui¨¦n fuera el que apret¨® el gatillo o qui¨¦n dio la orden, ?fueron unas declaraciones combativas en medio de una borrachera las que lo condenaron a recibir 15 balazos? ?O tuvo algo que ver el hecho de que una realidad tan miserable haga tanta gracia a una parte de la sociedad mexicana y lo hiciera famoso?
En el universo del narcotr¨¢fico en el que se mov¨ªa El Pirata, lo que un d¨ªa pod¨ªa hacer que todos se murieran de la risa, otro pod¨ªa enviarlo directo al infierno. La l¨ªnea roja de la mafia suele ser estricta en un punto: en que se mueve. Y las autoridades no descartan que El Mencho haya tenido algo que ver en el brutal asesinato del joven y de un empleado del local de 25 a?os, que falleci¨® por una bala perdida.
Lagunas se convirti¨® en un espejo de la narcocultura mexicana. En un ejemplo de muchos j¨®venes deslumbrados por el poder de la moneda estadounidense a cambio de un gramo de coca¨ªna; por el peso de un arma larga sobre un b¨ªceps tatuado; por las camionetas que rugen sin miedo al precio de la gasolina; por mujeres que s¨®lo hab¨ªan visto en revistas extranjeras; por tener un corrido a su nombre; por ocupar por fin un espacio que la sociedad les hab¨ªa negado. La muerte era solo un peaje. Aunque mi estancia fue corta en esta vida / Muchos me recordar¨¢n, reza el nuevo corrido en honor al Pirata.?
Quiz¨¢ lo recuerden, pero el cad¨¢ver de Juan Luis Lagunas Rosales esper¨® m¨¢s de 24 horas sobre la fr¨ªa mesa del forense solo. Nadie hab¨ªa reclamado su cuerpo hasta este mi¨¦rcoles a mediod¨ªa. Sobre su antebrazo derecho se hab¨ªa tatuado hace poco un malvado corsario, con un rostro de calavera.
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