Obama resiste a su n¨¦mesis
Un a?o despu¨¦s de la llegada de Donald Trump al poder el legado del primer presidente negro de Estados Unidos aguanta erosionado
Un a?o despu¨¦s de la investidura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, el clima pol¨ªtico promovido desde la Casa Blanca es el reverso exacto del que procur¨® cultivar su antecesor, Barack Obama. En el mismo pa¨ªs en el que durante las dos legislaturas del dem¨®crata (2009-2017) se debat¨ªa sobre si hab¨ªa cristalizado ya una sociedad posracial, simbolizada por la conquista de Obama, primer presidente afroamericano, el nuevo mandam¨¢s del Despacho Oval, el heterodoxo republicano Trump, aviva con su ret¨®rica el fantasma de la discriminaci¨®n y la divisi¨®n y se ve obligado a desmarcarse de la imagen que ¨¦l mismo dibuja con afirmaciones propias de un tiempo que parec¨ªa superado por la era Obama: "Yo no soy racista", asegur¨® el domingo tras los supuestos comentarios en los que habr¨ªa calificado de "pa¨ªses de mierda" a Hait¨ª y El Salvador. El presidente educado en Harvard que cerraba la herida racial ha sido sustituido por su n¨¦mesis. Un magnate intempestivo que le arroja sal a pu?ados.
"Ese era el mayor legado de Obama, la culminaci¨®n del ideal liberal de Estados Unidos como pa¨ªs de la integraci¨®n y la tolerancia, y ahora estamos viendo c¨®mo ese esp¨ªritu est¨¢ siendo golpeado por un movimiento reactivo que lo trata de desvirtuar", dice Eduardo Gamarra, polit¨®logo de la Universidad Internacional de Florida. "Pero bajo el ruido de Trump permanece ese proyecto de inclusi¨®n impulsado por la figura de Obama. Sin ¨¦l no creo que hoy se pudiera estar hablando de la posibilidad de una presidenta afroamericana", aludiendo a los rumores de una candidatura de Oprah Winfrey, la presentadora de televisi¨®n m¨¢s c¨¦lebre del pa¨ªs, que irrumpi¨® la semana pasada en el debate pol¨ªtico con su discurso en los Globos de Oro contra el machismo y la xenofobia.
Julian E. Zelizer, profesor de Historia y Asuntos P¨²blicos de la Universidad de Princeton, vislumbra que el legado de inclusi¨®n de Obama podr¨ªa reactivarse como respuesta org¨¢nica social a la deriva divisiva de Trump, empezando por las elecciones del 6 de noviembre en la que se renovar¨¢ la totalidad de la C¨¢mara de Representantes y un tercio del Senado, ambos hemiciclos controlados ahora por el Partido Republicano. "?l energiz¨® a toda una poblaci¨®n votante que no se ha ido, entre ellos los afroamericanos, los latinos, los millenials. Todos ellos son parte de una coalici¨®n Obama que no sirvi¨® a los dem¨®cratas para ganar en 2016 pero que no se han ido, y creo que pueden llegar a tener mucho m¨¢s impacto pol¨ªtico del que la gente cree".
Cuba regres¨® al congelador
El ¨²ltimo golpe de efecto de Barack Obama fue el deshielo con Cuba despu¨¦s de m¨¢s medio siglo de guerra fr¨ªa entre EE UU y su vecino socialista del Caribe. A su salida del poder, las relaciones quedaban engrasadas y con visos de ir progresando con lentitud, pero el programa de Trump de reversi¨®n de las pol¨ªticas del dem¨®crata ha incluido la vuelta a la gresca con la isla.
D¨ªas despu¨¦s de su victoria electoral mor¨ªa Fidel Castro y Trump celebraba el deceso del "brutal dictador". Ya en el poder, en junio, viaj¨® a Miami para rodearse de los m¨¢s duros del exilio anticastrista y lanzar un discurso en el que se conjuraba contra el castrismo y anunciaba la limitaci¨®n de los viajes de estadounidenses a Cuba y la prohibici¨®n de hacer negocios con empresas de las Fuerzas Armadas cubanas. "No apoyaremos al monopolio militar que oprime al pueblo", declar¨® Trump.
La degradaci¨®n de los v¨ªnculos bilaterales ha alcanzado su punto m¨¢s alto con el esc¨¢ndalo de los ataques a diplom¨¢ticos estadounidenses en La Habana. Conocido como el caso de los "ataques s¨®nicos", despu¨¦s de que fuentes de la investigaci¨®n de Estados Unidos filtraran a la prensa que se sospechaba que 21 estadounidenses, entre empleados de la embajada y sus familiares, hab¨ªan sido objeto de alg¨²n arma que actuaba por medio de ondas de sonido, el episodio se ha convertido en un culebr¨®n confuso y sin responsabilidades claras. Estados Unidos no ha sido capaz de identificar a los culpables de las agresiones, ya toma distancia con la hip¨®tesis del "ataque s¨®nico" y Cuba se mantiene firme en que no existi¨® tal cosa y siempre ha garantizado la seguridad de los diplom¨¢ticos de Estados Unidos.
Queda lejos el discurso de Obama en La Habana llamando a la apertura del r¨¦gimen en un teatro frente a la plana mayor del poder cubano. O su distendida asistencia con Ra¨²l Castro a un partido de b¨¦isbol en la capital cubana. Con Trump, interesado por razones electorales en fortalecer sus lazos con la comunidad anticastrista de Florida, EE UU y Cuba han vuelto a darse la espalda.
George C. Edwards, experto en estudios presidenciales y profesor en la Universidad Texas A&M, juzga que respecto a la herencia de Obama el primer a?o de Trump est¨¢ "presentando un efecto demolici¨®n que no es tal cosa". Si bien concuerda con que el flanco de los derechos civiles est¨¢ erosion¨¢ndose, subraya la perdurabilidad de dos pilares de la pol¨ªtica de Obama: la ley de cobertura sanitaria ¨Cconocida como Obamacare¨C, "que Trump no podr¨¢ destruir, a lo sumo retocar en los m¨¢rgenes", seg¨²n prev¨¦ el acad¨¦mico, y la recuperaci¨®n econ¨®mica de Estados Unidos. "Obama le dej¨® a Trump una econom¨ªa fuerte", dice, "fue ¨¦l quien tuvo que lidiar con la crisis financiera y cre¨® regulaciones bancarias, y quien impuls¨® una estrategia de est¨ªmulo que le dio la vuelta a la econom¨ªa con beneficios hasta ahora". Para Edwards, los elementos m¨¢s amenazados de la presidencia de Obama por el modelo de Trump son la protecci¨®n ambiental, en proceso de "desregulaci¨®n administrativa" y con Estados Unidos abandonando el Acuerdo de Par¨ªs ??¨Cuno de los logros del dem¨®crata¨C, y la pol¨ªtica de inmigraci¨®n, con la deportaci¨®n de indocumentados como prioridad de la Casa Blanca y el programa creado por Obama para dar cobertura legal a los dreamers, los inmigrantes irregulares que llegaron a Estados Unidos siendo menores de edad, en la cuerda floja.
En el marco de la pol¨ªtica internacional, el primer a?o de Trump no ha supuesto una alteraci¨®n sustancial, seg¨²n Zelizer. Sin dejar de lado la subida de temperatura dial¨¦tica entre el nuevo presidente y Corea del Norte y la sacudida al avispero de Oriente Pr¨®ximo que ha supuesto el reconocimiento por parte de Trump de Jerusal¨¦n como capital de Israel, el profesor de Princeton afirma que "el acuerdo sobre armas nuclares con Ir¨¢n permanece y los remiendos que hizo Obama despu¨¦s de las guerras de Irak y Afganist¨¢n siguen ah¨ª". En el aspecto geopol¨ªtico Edwards destaca la retirada de Estados Unidos con Trump del tratado comercial con pa¨ªses del Pac¨ªfico, lanzado por Obama con el objetivo crucial, dice, de contener la expansi¨®n comercial de China. "Este fue un esfuerzo que Trump s¨ª ha desmontado y que le ha concedido m¨¢s liderazgo mundial a Pek¨ªn", afirma.
Gamarra subraya como cuesti¨®n nuclear del primer a?o post Obama la "crisis de representaci¨®n pol¨ªtica". "La gente ya no cree en los partidos, en las instituciones de la democracia. Se est¨¢ perdiendo la cultura c¨ªvica de Estados Unidos, que radicaba en el profundo respeto de los ciudadanos a las instituciones. Obama construy¨® su pol¨ªtica ya dentro de un escenario que reflejaba ese problema, con un clima de polarizaci¨®n y sin consensos bipartitos. En ese sentido, el edificio de esperanza social y pol¨ªtica que levantaba el presidente Barack Obama ten¨ªa los pies de barro".