El Trump empresario se impone en la econom¨ªa
La gesti¨®n del magnate ha seguido el manual republicano, con menos regulaci¨®n y menos impuestos, aunque mantiene sus amenazas en comercio
En la econom¨ªa, como en casi todo lo dem¨¢s, el candidato Donald Trump fue pura heterodoxia: republicano de libro en materia de impuestos y en la vocaci¨®n antirregulaci¨®n, enton¨® discursos muy cr¨ªticos contra la globalizaci¨®n comercial, se erigi¨® en defensor de la clase obrera y lleg¨® a lanzar mensajes de tono muy intervencionistas. ¡°Vamos a hacer que Apple fabrique sus malditos ordenadores y cosas en este pa¨ªs, en lugar de en otros¡±, afirm¨® el magnate en campa?a. Pero en su primer a?o en la Casa Blanca, la impronta neoliberal se ha impuesto a los otros ¨¢ngulos del Trumpeconomics.
Nada m¨¢s llegar al Gobierno, el neoyorquino firm¨® una orden ejecutiva en la que instaba a todas las agencias federales a identificar dos normativas que se pudieran eliminar por cada una que se quisiera aprobar y, en paralelo, puso en marcha el proceso para rebajar la regulaci¨®n bancaria creada tras la gran crisis financiera de 2008. Ahora hay un grupo de republicanos y dem¨®cratas en el Senado trabajando en un nuevo marco que, entre otros cambios, eleva el tama?o por el cual una entidad se considera sist¨¦mica y, por tanto, sujeta a mayores controles.
Dentro del cap¨ªtulo desregulatorio, Trump ha sido especialmente activo a la hora de revocar la pol¨ªtica medioambiental de Barack Obama: ha anunciado luz verde a la extracci¨®n de petr¨®leo en el 90% de las aguas de EE UU, ha liquidado el plan para reducir la emisi¨®n de gases de efecto invernadero en las centrales el¨¦ctricas y, en siete meses, ha eliminado o derogado seis leyes a petici¨®n del lobby del petr¨®leo y gas.
Adem¨¢s, el presidente aprob¨® en diciembre la mayor rebaja de impuestos desde los a?os ochenta, con Ronald Reagan en al Casa Blanca, un paquete de medidas por valor 1,5 billones de d¨®lares [1,2 billones de euros] en 10 a?os y que resulta de gran trascendencia para las empresas: recorta su gravamen del 35% al 21%. Las cr¨ªticas sobre sus efectos en la deuda y el d¨¦ficit estadounidense ¡ªel est¨ªmulo econ¨®mico no compensa el bocado a los ingresos fiscales¡ª han arreciado, as¨ª como la progresividad: beneficia especialmente a los m¨¢s ricos.
Y, como gran se?a de la preeminencia del mercado sobre lo p¨²blico, en 2017 anunci¨® el fin de la llamada neutralidad en la Red: unas medidas impuestas en 2015 que consideraban Internet un bien p¨²blico y vetaban que los proveedores ofrecieran diferentes velocidades en funci¨®n del pago y los intereses de las empresas.
Philip A. Wallach, experto del R Street Institute, ha estado trabajando en el seguimiento de la agenda desreguladora de la Administraci¨®n de Trump para la Brookings Institution, un think tank que ha elaborado una minuciosa base de datos de cada medida, que acaba conformando un cambio dr¨¢stico respecto a la era de Obama, pero que no dejan de inquietar a muchos republicanos que temen un giro proteccionista.
En su opin¨®n, en lo que respecta a la reforma fiscal, el cambio es mucho menos dr¨¢stico que el llevado a cabo por Reagan en los ochenta del siglo pasado y, pese a las cr¨ªticas, menos favorable a los ricos que el de hace 30 a?os. ¡°Hasta ahora parece estar gobernando como un republicano t¨ªpico, pero a¨²n no veo razonable decir que es un agente del neoliberalismo; de hecho, suele ser muy odiado por los que se consideran neoliberal¡±, apunta Philip A. Wallach.
Reforma fiscal
Es muy cr¨ªtico con su pol¨ªtica, por ejemplo, Stan A. Veuger, del American Enterprise Institute, un think tank eminentemente conservador. ¡°Por ahora, el mayor giro pol¨ªtico que hemos visto es un impuesto de sociedades que b¨¢sicamente deja el tipo en los niveles t¨ªpicos de la OCDE. Ha habido una cierta actividad desregulatoria, pero los grandes cambios requerir¨¢n una actividad legislativa (improbable)¡±.
Adem¨¢s, existe un temor m¨¢s que razonable a que Trump acabe por cumplir su promesa de liquidar el acuerdo del NAFTA (Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte, en sus siglas en ingl¨¦s), advertencia que ha repetido esta misma semana. Para Veuger, como para la mayor parte de economistas, el adi¨®s a ese marco vigente durante casi tres d¨¦cadas ¡°ser¨ªa muy contraproducente¡±, pero ¡°la mera amenaza de medidas proteccionistas distorsiona las cadenas de distribuci¨®n y las decisiones de ubicaci¨®n¡±.
La econom¨ªa, de momento, se ha convertido en la gran baza del empresario neoyorquino: las grandes cifras macroecon¨®micas han marchado bien, los salarios han mejorado y Wall Street parece inmerso en una fiesta continua. Trump ha tenido la fortuna de llegar al poder en un momento alcista ¡ªmundialmente, vive el mayor tir¨®n desde 2010¡ª, aunque hay algo de su sello en el balance del a?o: sus medidas no han estropeado las inercias y las expectativas de menos impuestos estimularon la confianza. Los temores proteccionistas, de momento, no se han cumplido (aunque 2018 ser¨¢ crucial), y el bocado que la extraordinaria rebaja de impuestos suponga para las arcas p¨²blicas es uno de esos problemas que se encuentran las Administraciones de varios a?os despu¨¦s.
Cumple su primer aniversario, adem¨¢s, con un fenomenal golpe de efecto: Apple acaba de anunciar que acepta pagar 38.000 millones de d¨®lares en EE UU tras la reforma fiscal de Trump y espera crear hasta 20.000 nuevos empleos en los pr¨®ximos cinco a?os.