?Revertir la reforma educativa mexicana?
La reforma constituye el paso m¨¢s importante en la historia de la pol¨ªtica educativa mexicana de las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas
Si, como dec¨ªa Bismarck, ¡°nunca se miente tanto como antes de las elecciones¡±, entonces la reforma educativa mexicana, que de todas las que ha realizado la Administraci¨®n Pe?a Nieto es la mejor evaluada, estar¨¢ en grave riesgo si su continuidad se ve amenazada como parte del mercadeo electoral que suceder¨¢ en los pr¨®ximos meses. Dicho con claridad: frenarla o, peor a¨²n, revertirla, ser¨ªa un abuso inmoral y grosero en contra de los ni?os de M¨¦xico.
Pongamos las cosas en una perspectiva justa. Aunque podemos ya cuantificar algunos de sus avances concretos, los mayores ¨¦xitos de esta reforma educativa se ir¨¢n registrando en los pr¨®ximos a?os en la medida en que, como sucede en todos los pa¨ªses que las han emprendido, su instrumentaci¨®n siga con igual o mayor energ¨ªa que la mostrada hasta ahora y eso depende de una constelaci¨®n de actores porque al final del d¨ªa la educaci¨®n es un bien p¨²blico y corresponde preservarla como tal.
La historia de la pol¨ªtica educativa refleja una acumulaci¨®n de esfuerzos colectivos orientados por d¨¦cadas a la inclusi¨®n de un mayor n¨²mero de mexicanos. Por muchos a?os, M¨¦xico vivi¨®, en materia educativa, entre la simulaci¨®n, la inercia y la frustraci¨®n. Se escolarizaba, pero no se educaba. Los arreglos pol¨ªticos desplazaron la calidad. El clientelismo sustituy¨® al m¨¦rito. Los intereses corporativos suplantaron el inter¨¦s p¨²blico. La simulaci¨®n se volvi¨® lo normal. Se otorgaron grados, pero no formaci¨®n para la vida, que es lo que se espera de una educaci¨®n verdadera. Se sab¨ªan alternativas y soluciones, pero se descartaron por su complejidad pol¨ªtica y t¨¦cnica. Varios Gobiernos tal vez quisieron ¡ªpero no pudieron o no supieron¡ª impulsar una reforma a fondo porque no tuvieron el apoyo o la voluntad pol¨ªtica necesaria o se toparon con l¨®gicas que rehuyeron el natural conflicto o simplemente eligieron la comodidad de la inercia. Diversos factores explican desde luego este paisaje, pero, al mismo tiempo, dentro de una coyuntura excepcionalmente f¨¦rtil en la pol¨ªtica mexicana, fueron el fundamento de la actual reforma, que de varios modos era una reforma inevitable.
Desde el punto de vista pol¨ªtico, el nuevo Gobierno, inaugurado en 2012, sab¨ªa que la exigencia de una mejor¨ªa en la calidad educativa se hab¨ªa posicionado de manera muy influyente en la agenda p¨²blica y que impulsar un proceso de transformaciones en el sector pasaba necesariamente por establecer una nueva correlaci¨®n de fuerzas en la gesti¨®n del sistema, en donde el Estado recuperara su autoridad y liderazgo. Adem¨¢s, se hab¨ªan creado incentivos pol¨ªticos importantes en la medida en que era necesario transmitir la sensaci¨®n de que la Administraci¨®n entrante sab¨ªa y pod¨ªa tomar decisiones complejas, entre otras razones porque esto le permitir¨ªa ganar, dir¨ªa Weber, una amplia legitimidad, como en efecto sucedi¨®. Y desde el ¨¢ngulo educativo, dada la visibilidad que hab¨ªa cobrado el tema, el Gobierno ten¨ªa que ofrecer una verdadera reforma para no caer en la trampa de una mera declaraci¨®n de intenciones con la vaga promesa de mejorar la educaci¨®n, como pas¨® sobre todo en los dos Gobiernos previos (2000-2012). Es decir, impulsar una reforma educativa, con sobradas, documentadas y justificadas razones, era un imperativo para cualquier Gobierno que quisiera despertar esperanza y conquistar apoyos. Hoy, seg¨²n el Gabinete de Comunicaci¨®n Estrat¨¦gica (GCE), dos de cada tres mexicanos aprueban la reforma, su nivel m¨¢s alto desde mediados de 2014.
La primera fortaleza de la reforma educativa, sin duda, es haber tenido a su favor el consenso de los partidos pol¨ªticos m¨¢s grandes de M¨¦xico. Si bien en otras reformas estructurales las diferencias introdujeron matices, en lo educativo se present¨® desde el principio un compromiso com¨²n con la urgencia de mejorar las cosas. Las fuerzas pol¨ªticas y buena parte de la opini¨®n p¨²blica entendieron que hacer de M¨¦xico un pa¨ªs competitivo en el contexto de la globalizaci¨®n y la econom¨ªa del conocimiento del siglo XXI, pasa necesariamente por establecer mecanismos de igualdad de oportunidades para toda la poblaci¨®n a trav¨¦s de una educaci¨®n de gran calidad.
Si se asegura una educaci¨®n de calidad a mediano plazo, la lucha por la equidad registrar¨¢ una de sus mayores victorias pues, sin importar el origen social del que procedan, los estudiantes mexicanos tendr¨¢n mejores condiciones para alcanzar el ¨¦xito profesional y la movilidad social y econ¨®mica. Y ¨¦sta ser¨¢ la segunda fortaleza de la reforma. Para ello no bastan buenos maestros y buenas escuelas, sino tambi¨¦n buenos contenidos. All¨ª reside el coraz¨®n del Nuevo Modelo Educativo, cuyo sentido profundo es favorecer, mediante la adquisici¨®n de los aprendizajes clave, la integraci¨®n de un sistema educativo m¨¢s sensible tanto a las innovaciones que se registran en los procesos cognitivos y curriculares como a la diversidad y riqueza ¨¦tnica, cultural y ling¨¹¨ªstica de M¨¦xico.
Una tercera fortaleza de la reforma es profundizar un ambiente de apropiaci¨®n y pertenencia del espacio por donde circula el esp¨ªritu de la educaci¨®n. La escuela es patrimonio solo de la comunidad, es decir, de los alumnos y los padres de familia, que son, o deben ser, los beneficiarios principales del resultado educativo. Para ello, ser¨¢ necesario darles m¨¢s poder, por medio de acciones que doten de recursos directos a la escuela, que aumenten su capacidad de supervisi¨®n, control y decisi¨®n de lo que all¨ª pasa y que promuevan la autonom¨ªa curricular, entre otras cosas.
Al final del d¨ªa, se trata de que la educaci¨®n sea verdaderamente una haza?a colectiva en donde cuentan desde luego los alumnos, la autoridad, los maestros y los padres de familia, pero que tambi¨¦n incluye, como escribi¨® Victoria Camps, dejar ¡°de lado las diferencias partidistas e implicar a toda la sociedad, y buscar la estabilidad educativa que permita avanzar sin sobresaltos y retrocesos¡±.
Una cuarta fortaleza de la reforma educativa es haber dado origen al Servicio Profesional Docente, con el objetivo principal de establecer un sistema org¨¢nico que promueva la formaci¨®n, selecci¨®n, actualizaci¨®n y evaluaci¨®n del personal docente, en el que hasta ahora han participado poco m¨¢s de 1,2 millones de profesores. Con ello, se institucionaliza un sistema transparente, basado en el m¨¦rito, la capacidad, el desempe?o y el esfuerzo de los docentes para que impartan una ense?anza de mayor calidad. Los nuevos integrantes de la planta magisterial, como de hecho ya se observa en muchos casos, gradualmente tendr¨¢n un perfil acad¨¦mico mejor preparado para satisfacer las necesidades educativas de los alumnos en el siglo XXI y encontrar¨¢n en este nuevo espacio, donde ellos y solo ellos y su capacidad cuentan, no solo un s¨®lido factor de satisfacci¨®n profesional y laboral, sino tambi¨¦n una funci¨®n que le dote de sentido a su misi¨®n como personas y como educadores.
Y una fortaleza m¨¢s es haber sentado las bases de un nuevo sistema de gobernanza en la educaci¨®n mexicana. Es claro que el mayor soporte es el andamiaje constitucional y legal de la propia reforma, lo que le da no s¨®lo un robusto sost¨¦n jur¨ªdico sino tambi¨¦n un evidente peso institucional. Pero ?basta con ello? No. Esa arquitectura es condici¨®n necesaria pero no suficiente y har¨¢ falta que el pr¨®ximo Gobierno mexicano invierta toda la energ¨ªa, claridad y decisi¨®n pol¨ªtica que haga falta para profundizar su instrumentaci¨®n.
La reforma constituye el paso m¨¢s importante en la historia de la pol¨ªtica educativa mexicana de las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas y el tiempo permitir¨¢ dimensionar con precisi¨®n y objetividad la profundidad de la transformaci¨®n emprendida en estos a?os. Es, tambi¨¦n, un hecho pol¨ªtico en la medida en que subyace en ella la convicci¨®n de que estar en favor de la reforma es estar del lado de los ni?os mexicanos y de su derecho a una educaci¨®n de calidad y a una vida mejor.
Otto Granados es secretario de Educaci¨®n de M¨¦xico
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.