C¨®cteles sobre Trump para paliar el ¡®shutdown¡¯
El cierre del Gobierno altera la rutina de Washington: desde instituciones cerradas a ofertas en bares
Es lunes al mediod¨ªa y en el Capitol Lounge, un bar a dos manzanas del Congreso, hay mucha m¨¢s gente -y con ropa de trabajo- de lo habitual a esta hora. El cierre de la Administraci¨®n federal se ha convertido en un negocio: mientras dure la par¨¢lisis, que se inici¨® el s¨¢bado, el local ofrece c¨®cteles a cinco d¨®lares a quien muestre un carn¨¦ de empleado gubernamental. El nombre de las bebidas est¨¢ repleto de iron¨ªa pol¨ªtica. Una se llama ?Has conocido alguna vez a un haitiano? en referencia al insulto de Donald Trump, que llam¨® una ¡°mierda¡± a ese pa¨ªs. Otro es el Venga Chuck por Chuck Schumer, el l¨ªder dem¨®crata del Senado e ide¨®logo de la clausura de Gobierno.
Cuatro trabajadoras del Departamento de Salud est¨¢n ansiosas por tomar un c¨®ctel. ¡°Es maravilloso¡±, dice Liliana Hern¨¢ndez, de 39 a?os. Todas han ido a su oficina por la ma?ana para cerrar asuntos pendientes. As¨ª es el protocolo. Y ellas parecen encantadas. Nadie cobrar¨¢ hasta que los legisladores republicanos y dem¨®cratas lleguen a un acuerdo, lo que se intuye inminente, para desbloquear los fondos de la Administraci¨®n.
Se calcula que el cierre afecta, como el de 2013, a alrededor de 850.000 empleados federales ¡°no esenciales¡± a los que se concede una baja temporal. Una de las compa?eras de Hern¨¢ndez, que declina dar su nombre, asegura que su oficina se ha quedado des¨¦rtica y que la preparaci¨®n ha sido ¡°mucho m¨¢s ca¨®tica¡± que en el shutdown de hace cinco a?os, que dur¨® 16 d¨ªas.
En el bar, muchos empleados federales parecen felices de gozar de un d¨ªa de descanso, sobre todo ante la perspectiva de que el martes vuelven a sus oficinas. Un hombre bromea que un amigo s¨ª ha tenido que trabajar y le ha mandado este mensaje: ¡°Nunca me hab¨ªa sentido mal por ser considerado esencial¡±.
Washington, que gira alrededor del poder pol¨ªtico, es este lunes una ciudad a medio gas. Las calles est¨¢n m¨¢s vac¨ªas. La paralizaci¨®n es palpable frente a los edificios gubernamentales, sin apenas trasiego. ¡°Est¨¢ mucho m¨¢s tranquilo todo¡±, asegura un vendedor de un puesto de comida frente al Departamento de Agricultura.
¡°Algunas personas est¨¢n frustradas por la interrupci¨®n mientras que otros tienen curiosidad por ver qu¨¦ ocurre y est¨¢n contentos por tener un peque?o descanso¡±, dice Emily, empleada de 29 a?os del Departamento de Comercio. ¡°Yo creo que no ser¨¢ para tanto si dura pocos d¨ªas, pero si dura m¨¢s de una semana supondr¨¢ una gran alteraci¨®n¡±, a?ade.
El cierre de 2013 caus¨® una p¨¦rdida econ¨®mica de 20.000 millones de d¨®lares a EE UU, seg¨²n Moody's Analytics, y la ralentizaci¨®n de actividades del Gobierno golpe¨® al ciudadano. Los funcionarios cobraron su sueldo pendiente de forma retroactiva.
Edificios p¨²blicos, como la Biblioteca del Congreso y los Archivos Nacionales, est¨¢n cerrados por la falta de fondos. Tambi¨¦n los aseos en el National Mall, la explanada del centro de la capital estadounidense. Pero, a diferencia del anterior shutdown, los museos y monumentos nacionales siguen abiertos para alegr¨ªa de George, un turista de 60 a?os de Massachusetts. ¡°Estoy avergonzado de la disfuncionalidad de mi Gobierno. Los ciudadanos van a empezar a copiar el comportamiento de sus l¨ªderes y a dejar de confiar entre ellos¡±, advierte.
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