?Surfe¨® Hugo Vau la ola m¨¢s grande jam¨¢s vista hasta la fecha?
El surfista, de 36 a?os, cabalg¨® la ola gigante de 35 metros durante 40 segundos. ¡°Sent¨ªa que me persegu¨ªa una avalancha¡±, afirma el portugu¨¦s tras lograr la proeza de Nazar¨¦
¡°Sent¨ª que me persegu¨ªa una avalancha¡±. El surfista portugu¨¦s Hugo Vau cabalg¨® sobre la big mamma, una ola gigante de 35 metros de altura, y ha vivido para contarlo.
De noviembre a marzo, en el pueblecito de Nazar¨¦,?a 120 kil¨®metros al norte de Lisboa, se concentran los surfistas buscando olas; pero no son unos surfistas cualquiera, de esos que bailan y cabriolean sobre sus lomos. Los surfistas de Nazar¨¦ son distintos, f¨ªsicamente m¨¢s fuertes, tambi¨¦n de mayor edad. Su objetivo es aguantar de pie sobre una ola gigante, y el lugar del mundo con las olas m¨¢s descomunales se llama Nazar¨¦, m¨¢s concretamente, la Playa Norte. Gracias a una particularidad natural, un ca?¨®n de roca subterr¨¢neo, las corrientes potencian la fuerza y el tama?o de sus olas; mientras en la vecina Playa Sur la calma es total, la Playa Norte es el infierno.
"Desde que me dej¨® la moto en la cresta hasta que cabalgu¨¦ con ella fueron 40 segundos interminables, toda una vida, incre¨ªble"
Hugo Vau (Azores, 36 a?os), claro, estaba en la Playa Norte. Lleva en esa playa cada invierno de los ¨²ltimos diez a?os, esperando pacientemente una big mamma con ¨¦l en el agua y, adem¨¢s eligiendo bien. Muchas variables en la naturaleza. ¡°Era un d¨ªa terrible, con mucho viento¡±, nos cuenta el surfista. Medio pa¨ªs estaba con alertas mar¨ªtimas, los pesqueros amarrados, dos d¨ªas antes se hab¨ªa sentido un terremoto. Solo para surfistas como Vau esa naturaleza desbocada se puede calificar de buena. ¡°Estuvimos m¨¢s de tres horas en el agua. Yo hab¨ªa intentado varias veces coger ola, pero era imposible por la mala visibilidad y los fuertes vientos¡±.
Ca¨ªa la tarde y Vau y su compa?ero Alex estaban a punto de desistir, exhaustos y sin frutos; pero el engranaje del equipo funcion¨®. Mientras que los motoristas esperaban en el agua con los surfistas, en tierra el fot¨®grafo y vide¨®grafo Jorge advirti¨® que llegaba una tanda de olas descomunales. Avis¨® al motorista por radio y este coloc¨® en posici¨®n a los dos surfistas. ¡°Alex escogi¨® la primera ola y yo esper¨¦ a la segunda, que luego result¨® ser la buena porque se uni¨® a otra y revent¨®". Las im¨¢genes ponen los pelos de punta.
"Desde que me dej¨® la moto en la cresta hasta que cabalgu¨¦ con ella fueron 40 segundos interminables, toda una vida, incre¨ªble. Era como descender una monta?a con el rugido de una avalancha que te viene detr¨¢s. Es preciso mucha concentraci¨®n y mucha determinaci¨®n para tirarte ola abajo. Cuando llegu¨¦ a la orilla, la gente estaba gritando y saltando. Nos dimos cuenta que hab¨ªa pasado algo incre¨ªble¡±.
Se ha calculado que la ola montada por Vau ten¨ªa una altura de 35 metros, aunque se aguarda la medici¨®n oficial, siempre dif¨ªcil con un cuerpo cambiante de forma y en movimiento. El posible r¨¦cord no cambia la vida de Vau, que sigue saliendo cada d¨ªa al encuentro de la naturaleza m¨¢s salvaje sin importar el riesgo.
¡°Nos preparamos para estas situaciones de la vida; sin el equipo que hay detr¨¢s ser¨ªa imposible. El surfista de las olas grandes no puede hacer nada solo¡±. Junto a Vau trabajan dos motoristas de socorro, fundamentales para sacar del agua al deportista antes de que caigan sobre ¨¦l toneladas de agua. M¨¢s de uno y de una ha sufrido graves heridas, como el brit¨¢nico Andrew Cotton o la brasile?a Maya Gabeira, siempre aqu¨ª en Nazar¨¦, donde las olas alcanzan proporciones monstruosas.
¡°Esto se hace por amor a la naturaleza; a m¨ª el mar me calma. No creo que ninguno de los surfistas que toman estos riesgos lo hagan por un minuto de fama. Cuando estoy en el agua, estoy en otro mundo en otra realidad¡±. La gesta de Vau tampoco fue una casualidad, por dos veces ha sido finalista en los premios de Ride of The Year para la mayor ola mundial, uno de los pocos europeos en un mundo dominado por americanos. Un americano precisamente, Garret McNamara, puso a Nazar¨¦ en el mapa del mundo, cuando aqu¨ª mismo consigui¨® cabalgar en la monta?a de agua m¨¢s alta hasta entonces, 30 metros. McNamara (50 a?os), vecino del pueblo e imagen del turismo de Portugal, le ha dado el testigo a Vau.
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