Argelia se aprieta el cintur¨®n
El Gobierno de Buteflika prohibe importar 851 productos para superar la crisis de la bajada de precios del petr¨®leo
El desplome de los precios del petr¨®leo que sufre Argelia desde 2014 ha llevado al Gobierno de Abdelaziz Buteflika a restringir las importaciones de forma progresiva desde el a?o pasado hasta llegar a publicar este mes una lista con 851 productos cuya importaci¨®n queda temporalmente prohibida. Ah¨ª se incluyen desde carnes, yogures, quesos, patatas, tomates, miel, pl¨¢tanos, aceitunas, naranjas, uvas, pastas y at¨²n¡ hasta bolsas de basura, biberones, pa?ales, papel higi¨¦nico, azulejos, frigor¨ªficos, lavadoras y tractores. Los principales perjudicados por la medida ser¨¢n sus socios m¨¢s pr¨®ximos en Europa: Francia, Italia, Espa?a y Portugal.
Espa?a ya hab¨ªa perdido en 2017 un 12% de sus ventas en Argelia a causa de las restricciones. Era el cuarto proveedor, por detr¨¢s de China, Francia e Italia y pas¨® a ser el quinto, superado por Alemania. Para Argelia su objetivo es reducir el d¨¦ficit comercial de 13.700 millones de euros alcanzado en 2016 y capotear la crisis en un pa¨ªs donde el 95% de los ingresos por exportaci¨®n dependen de los hidrocarburos y el 40% de su Producto Interior Bruto se asienta sobre el petr¨®leo y el gas.
Sobre el papel la medida parece l¨®gica. Argelia apenas se ha abierto a la llegada de capital extranjero, no tiene otras fuentes de ingreso de divisas como sucede con Espa?a y el turismo. As¨ª que se ve abocada a desincentivar las importaciones para equilibrar su balanza comercial. ¡°El elemento com¨²n en esos 851 productos¡±, se?ala un economista europeo, ¡°es que hay empresas argelinas que hacen productos similares, menos competitivos, pero quieren desarrollarse y presionan al Gobierno¡±.
¡°Ahora bien¡±, alega un diplom¨¢tico europeo, tambi¨¦n con la condici¨®n del anonimato: ¡°bajar las importaciones por decreto ley va en contra del acuerdo de asociaci¨®n con la Uni¨®n Europea. Argelia es consciente de eso. Aunque tambi¨¦n es cierto que en estos acuerdos siempre hay una cl¨¢usula que prev¨¦ los incumplimientos en caso de emergencia econ¨®mica provocada por desajustes industriales y de balanza de pago. Y ellos alegan que sufren desequilibrios en su balanza de pago. Esta semana y la pr¨®xima se est¨¢n estudiando el problema en Bruselas y ya veremos qu¨¦ respuesta se adopta¡±.
Loun¨¨s Guemache, director de TSA, el medio digital m¨¢s le¨ªdo en Argelia, observa tres problemas en esa lista: ¡°Por un lado est¨¢ el consumidor. Eso es lo menos grave, porque el chocolate o el queso que viene de fuera solo lo consume una capa de la poblaci¨®n. Los productos b¨¢sicos est¨¢n garantizados. El segundo problema afecta al empleo. Argelia se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en un pa¨ªs de importaci¨®n. Hay muchos puestos de trabajo ligados a esa actividad. El tercer problema es que estas prohibiciones repercuten en la cadena de producci¨®n industrial. Por ejemplo, hay bebidas gaseosas que se est¨¢n viendo afectadas porque algunos de sus ingredientes han quedado prohibidos¡±.
Todas las fuentes consultadas coinciden en que el Gobierno ha conseguido pilotar la crisis que toc¨® fondo a finales de 2016
Guemache cuestiona tambi¨¦n la eficacia de la medida. ¡°Los principales importadores en Argelia son las empresas p¨²blicas de petr¨®leo y gas. Ellas necesitan importar maquinaria para seguir produciendo. El a?o pasado solo se redujo las importaciones en un 2,5%¡±.
El profesor franc¨¦s Luis Martinez, director de investigaci¨®n en la universidad Sciencespo-CERI y coautor del libro Algeria Modern: From Opacity to Complexity (2016), augura que los productos prohibidos terminar¨¢n entrando de forma clandestina. Prev¨¦ tambi¨¦n que la inflaci¨®n seguir¨¢ aumentado, pero a pesar de todo el pa¨ªs conseguir¨¢ mantener su ¡°precario equilibrio¡± que le aleja de las revueltas que se han vivido otros pa¨ªses vecinos. ¡°No hay paz social en Argelia y nunca la hubo. Eso es un mito. Siempre hay protestas y manifestaciones. Ahora bien: es cierto que tampoco ha habido una revoluci¨®n. El Gobierno tiene garantizada la lealtad de los sindicatos, funcionarios, partidos pol¨ªticos, polic¨ªas y fuerzas militares. En total son tres millones de personas, diez millones si contamos a sus familias. Todos ellos viven gracias al Estado. Pero los otros 30 millones de argelinos est¨¢n obligados a arregl¨¢rselas como pueden¡±.
¡°Yo no digo que esos 30 millones est¨¦n abandonados¡±, aclara Mart¨ªnez. ¡°Ellos se benefician de una sanidad p¨²blica gratuita, aunque de mala calidad, y de unos productos b¨¢sicos subvencionados. Es un equilibrio muy precario, pero equilibrio al fin. Las autoridades han decidido trabajar en la cohesi¨®n nacional antes que en la calidad de vida. Libia se rompi¨® no porque fuera pobre, sino porque no sab¨ªan vivir juntos. Este Gobierno se empe?a en que las desigualdades regionales sean las menores posibles¡±.
En abril de 2019 Argelia celebrar¨¢ elecciones presidenciales. A¨²n no se sabe si el actual presidente, Abdelaziz Buteflika, que tiene 80 a?os, lleva 18 en el poder y apenas ha hablado en p¨²blico desde que sufri¨® un infarto cerebral en 2013, podr¨ªa optar a un quinto mandato.
Todos los consultados coinciden en que el Gobierno, a pesar de todos los pesares, ha conseguido pilotar la crisis que toc¨® fondo a finales de 2016 y principios de 2017 cuando el precio del barril estaba entre 40 y 50 d¨®lares. Ahora ha subido a 67. Pero nadie sabe si la tendencia al aumento ser¨¢ sostenida. Las reformas para diversificar la econom¨ªa siguen pendientes,.
Gonzalo Escribano, director del Programa de Energ¨ªa y Cambio Clim¨¢tico en el centro de an¨¢lisis Real Instituto Elcano, se?ala: ¡°Vengo oyendo predicciones sobre el colapso de la econom¨ªa argelina desde hace d¨¦cadas. Se habla siempre de que el clan Buteflika por un lado, los militares por otro y los servicios secretos van a empezar la guerra abierta entre ellos. Pero lo cierto es que esos clanes tienen un inter¨¦s com¨²n, que es mantenerse en el poder. Y el pa¨ªs mantiene una continuidad deteriorada en su econom¨ªa. Han hecho las reformas m¨ªnimas para mantener la respiraci¨®n y llegar¨¢n bien a las elecciones de 2019. Despu¨¦s, el presidente que salga elegido tendr¨¢ cuatro a?os por delante para acometer las verdaderas reformas. Ah¨ª, la Uni¨®n Europea deber¨ªa ofrecer a este pa¨ªs perspectivas de futuro. Para que Argelia se gaste el dinero que no tiene en emprender su reforma energ¨¦tica tenemos que garantizarle la compra de sus hidrocarburos¡±.
Con Buteflika en silla de ruedas desde hace cinco a?os y sin salir de su casa presidencial, con las importaciones restringidas, la amenaza constante del yihadismo y sus reformas para liberalizar el mercado eternamente pendientes de hacer, Argelia sigue gozando de una mala salud de hierro.
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