?Somos todos la vaca Hermien?
La sociedad se descubre cada d¨ªa m¨¢s castrada en su identidad, en su libertad de pensar y de crear
?Es posible identificarse con la historia de la vaca Hermien. que se tir¨® en Holanda del cami¨®n que la llevaba junto con otras al matadero y desde hace un mes est¨¢ huyendo por los bosques? Se dir¨ªa que s¨ª, dada la red de solidaridad que ha despertado en miles de personas que est¨¢n recogiendo fondos para comprar al animal y pueda as¨ª acabar sus d¨ªas en paz sin pasar por una muerte violenta.?
Una historia en realidad insignificante que ha acabado convirti¨¦ndose en un s¨ªmbolo de identificaci¨®n humana. Cabr¨ªa preguntarse qu¨¦ despierta en nuestro subconsciente ese animal que, en vez de dejarse llevar pasivamente hacia la muerte, tuvo el coraje de saltar del cami¨®n y emprender una fuga sin saber hacia d¨®nde, antes que dejarse sacrificar pasivamente en el matadero.?
Vivimos en un mundo dominado por la violencia, en el que cada vez los humanos nos sentimos m¨¢s masa pasiva dominada por quienes nos esclavizan de mil formas sofisticadas haci¨¦ndonos perder el sentido m¨¢s hondo de la existencia. Nos sentimos, todos, y los despose¨ªdos m¨¢s a¨²n, un n¨²mero, una ficha, dentro de una sociedad que se vuelve cada vez m¨¢s pasiva y resignada, ¡°como ganado llevado al matadero¡±, seg¨²n el sabio adagio popular.
La sociedad se descubre cada d¨ªa m¨¢s castrada en su identidad, en su libertad de pensar y de crear, de ser m¨¢s que un n¨²mero y una ficha en el ajedrez an¨®nimo de los poderes f¨¢cticos que nos vigilan, nos dominan y nos domestican para que seamos un producto que puede ser vendido y consumido. Somos todos v¨ªctimas destinadas a ser sacrificadas en el altar del dinero, por el bien com¨²n, dicen, los nuevos sacerdotes del mercado.?
Quiz¨¢s por eso, miles de personas se hayan sentido sensibilizadas, casi liberadas, al identificarse con ese animal que intuy¨® por instinto que estaba siendo conducido al martirio para convertirse en comida para sus due?os, los humanos, y salt¨® en busca de su libertad.
Esa ansia de libertad, la lucha contra la muerte, el forcejeo para no ser uno m¨¢s del mont¨®n anestesiado, las ganas de seguir disfrutando de la vida sin que nadie tenga el derecho de sacrificarnos antes de tiempo, puede haber sido lo que han sentido cuantos se est¨¢n identificando con el gesto de la vaca Hermien, que dijo ¡°no¡± a quien se arrogaba el derecho de sacrificarla. Librar de una muerte innatural a ese animal que prefiri¨® la huida en el vac¨ªo tir¨¢ndose del cami¨®n a la aceptaci¨®n pasiva del matadero, est¨¢ siendo para muchos una especie de catarsis. Es como si la sociedad se preguntara a s¨ª misma si, con nuestro conformismo ante los poderes y las ideolog¨ªas que pretenden decidir autoritariamente nuestro destino, no ser¨ªa preferible saltar del cami¨®n de la muerte para redescubrir nuestra dignidad humana. Esa dignidad que vemos metaf¨®ricamente reflejada en el gesto de esa vaca que dijo no al mont¨®n y se arroj¨® al vac¨ªo que acab¨® salv¨¢ndola.
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