Las musulmanas denuncian acoso sexual en el peregrinaje a La Meca
Una activista lanza la campa?a #MosqueMeToo despu¨¦s de que una paquistan¨ª contara su caso
Primero fue una mano en su cintura, luego algo duro que presionaba contra su culo; enseguida tuvo claro que no se trataba de un roce casual debido a la multitud agolpada alrededor de la Kaaba. Alguien intentaba agarrarle la nalga y pellizcarla. Sabica Khan estaba siendo acosada sexualmente durante la peregrinaci¨®n a La Meca. A primeros de este mes, se atrevi¨® a contar aquella experiencia en Facebook. La reacci¨®n le ha obligado a cerrar su cuenta, pero otras musulmanas se han animado a denunciar que ni siquiera en el lugar m¨¢s sagrado del islam las mujeres est¨¢n a salvo de depredadores y ha surgido #MosqueMeToo (YoTambi¨¦nMezquita).
¡°Durante mi sexta circunvalaci¨®n [a la Kaaba], de repente note algo que presionaba con fuerza contra mi trasero, me qued¨¦ paralizada, sin saber si era intencionado. [Lo] ignor¨¦ y segu¨ª avanzando despacio porque la multitud era enorme¡±, relataba Khan en su post. Pero lo que primero fue una sospecha, se convirti¨® en certeza cuando sinti¨® una mano en su cacha. Khan la agarr¨® y la apart¨® de su cuerpo, a la vez que intentaba volverse para ver al desaprensivo. No lo logr¨®. Tampoco tuvo fuerzas para denunciar. Aunque se sent¨ªa violada, temi¨® que nadie la creyera. Hasta ahora.
¡°Me qued¨¦ literalmente petrificada. No pod¨ªa escapar, as¨ª que me par¨¦ y me gir¨¦ todo lo que pude para ver qu¨¦ estaba pasando, pero¡ no pude ver qui¨¦n era¡±, explicaba la mujer, cuyo perfil de Facebook la identificaba como residente en Karachi (Pakist¨¢n). ¡°Toda mi recuerdo de la peregrinaci¨®n a la ciudad santa qued¨® eclipsado por este horrible suceso¡±, conclu¨ªa.
Numerosas mujeres respondieron a Khan compartiendo sus propias experiencias de toqueteos y refrotes sufridos durante esa parte de la peregrinaci¨®n, conocida como tawaf, el ritual de dar siete vueltas a la Kaaba, las tres primeras a paso r¨¢pido y el resto m¨¢s despacio, pero m¨¢s cerca de esa piedra sagrada. Las aglomeraciones son inevitables, en especial durante el Haj, o peregrinaci¨®n mayor, cuando hasta dos millones de creyentes se dan cita en La Meca. El acoso sexual, no, y los cl¨¦rigos que acompa?an a los grupos de peregrinos advierten al respecto, lo que indica que los responsables est¨¢n al tanto.
¡°Me alegra ver a las mujeres exponiendo los abusos que han sufrido durante el Haj¡±, declara a EL PA?S Mona Eltahawy, la activista egipcio-estadounidense que ha lanzado la campa?a #MosqueMeToo a ra¨ªz de que Khan reabriera el debate.
La propia Eltahawy sufri¨® esa experiencia en 1982 cuando ten¨ªa 15 a?os, tal como revel¨® en una entrevista tres d¨¦cadas despu¨¦s y m¨¢s tarde en su libro Headscarves and Hymens: Why the Middle East Needs a Sexual Revolution. All¨ª relata que durante a?os ni siquiera se atrevi¨® a cont¨¢rselo a sus padres porque no ten¨ªa la suficiente autoconfianza y la santidad de la peregrinaci¨®n lo hac¨ªa m¨¢s dif¨ªcil.
¡°Llevo a?os hablando del asunto y siempre he encontrado mujeres que me dec¨ªan que a ellas tambi¨¦n les hab¨ªa sucedido; pero es dif¨ªcil evaluar el alcance del problema porque al tab¨² y la verg¨¹enza que acompa?an a los abusos sexuales, se une que ha sucedido en el lugar m¨¢s sagrado del islam, lo que aumenta la presi¨®n sobre las mujeres para que guarden silencio¡±, se?ala durante una conversaci¨®n telef¨®nica. Tambi¨¦n Khan dejaba claro en su relato, antes de cerrar su cuenta de Facebook, que tuvo ¡°miedo de compartir [su caso] por temor a herir sentimientos religiosos¡±.
¡°Las musulmanas nos encontramos entre la espada y la pared¡±, explica Eltahawy. ¡°Por un lado, la comunidad [isl¨¢mica] nos pide que guardemos silencio; y si denunciamos, damos un arma a la derecha racista e islam¨®faba¡±. Por ello ella se siente obligada a utilizar la plataforma que tiene como escritora para hablar por quienes no pueden hacerlo y se?alar a los agresores, rechazando a la vez la manipulaci¨®n de los islam¨®fobos.
Eltahawy, que se define como feminista, cree que ha llegado el momento de romper el silencio. ¡°Las mujeres no hemos hecho nada de lo que avergonzarnos. Los hombres tienen que dejar de agredirnos¡±, insiste. Hasta entonces apuesta por pararles los pies, incluso golpe¨¢ndoles como ha contado que ella misma hizo hace unos d¨ªas con un sob¨®n en una discoteca. De momento, #MosqueMeToo ha causado cierto revuelo en Twitter, donde se ha convertido en tendencia.
¡°#MosqueMeToo muestra que no importa c¨®mo vista una mujer, d¨®nde est¨¦, o lo que haga. El comportamiento depredador no necesita excusas¡±, sentencia una usuaria que se identifica como Safaneh. Tambi¨¦n algunos hombres han usado la etiqueta para mostrar su solidaridad.
La acusaci¨®n abre el debate
"Una de mis amigas fue toqueteada durante el Haj y cuando se quej¨®, los peregrinos con los que viajaba le dijeron que lo olvidara", tuitea Aisha Sarwari en respuesta a #MosqueMeToo. Esa actitud, de no darlo importancia y dejarlo pasar, es la que ha mantenido en silencio a las musulmanas, temerosas de dar mal nombre a su religi¨®n.
Algunos internautas, mayoritariamente hombres, han criticado la iniciativa y desautorizan a las denunciantes con frases como que los abusos "ocurren en todas partes" o incluso acus¨¢ndolas de buscar el desprestigio del islam. Sin embargo otros muchos, han apoyado la denuncia y mostrado su solidaridad.
"Como hombre musulm¨¢n me duele el coraz¨®n al leer [las historias de] #MosqueMeToo. Lo que m¨¢s me duele es ver que hombres y mujeres culpan a las v¨ªctimas. Tenemos que hacerlo mejor. No podemos permitir que los sentimientos antimusulmanes que nos ponen a la defensiva se interpongan e impidan que nos tomemos estos problemas en serio", reflexiona Ayman Ismail.
"Cada vez que mi madre y sus hermanas iban al Haj, eran v¨ªctimas de tocamientos ¨Ctipos repugnantes sin moral (¡) Sigue con lo que est¨¢s haciendo Mona", anima Hassan Saleh.
Y de las denuncias de las mujeres se deduce que no es s¨®lo en La Meca donde son objeto de tocamientos indeseados, sino en cualquiera de las ceremonias religiosas en las que se produce una aglomeraci¨®n. "Un Ramad¨¢n tuve que dejar de ir a [los rezos de] Taraweeh y Qiyam por culpa de algunos caballeros. Me calle porque pens¨¦ que nadie me creer¨ªa, o que me acusar¨ªan de tener una imaginaci¨®n calenturienta", conf¨ªa Maimoona Rahman. "#MosqueMeToo es nuestro esqueleto dentro del armario", concluye.
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