Morgan Tsvangirai, voz y resistencia de Zimbabue
El s¨ªmbolo de la oposici¨®n al dictador Mugabe muere de c¨¢ncer en Johanesburgo a los 65 a?os
La oposici¨®n en Zimbabue ha perdido esta semana su columna vertebral. Morgan Tsvangirai, una de las voces m¨¢s cr¨ªticas con el r¨¦gimen de Robert Mugabe, muri¨® en Sud¨¢frica la noche del d¨ªa de San Valent¨ªn. Como si su cuerpo hubiera aguantado para perder definitivamente a los 65 a?os la batalla contra el c¨¢ncer de colon que padec¨ªa hasta vivir la ca¨ªda del longevo dictador, y el inicio de la esperada nueva era para Zimbabue, el pasado noviembre. De origen muy humilde, Morgan Tsvangirai (Gutu, 1952) pas¨® diez a?os de su juventud trabajando en una mina de n¨ªquel, y su car¨¢cter inconformista y combativo le llev¨® a liderar el poderoso Congreso de Sindicatos de Zimbabue. La suya fue siempre una carrera de fondo que enseguida pas¨® de defender los derechos de los trabajadores al vehemente activismo pro democracia.
En un pa¨ªs gobernado hasta hace solo tres meses por un solo hombre y un solo partido, Robert Mugabe y el ZANU-PF, Tsvangirai se erigi¨® en los a?os noventa como el m¨¢s inc¨®modo revulsivo de la oposici¨®n, organizando huelgas generales masivas y fundando su propio partido, el Movimiento por el Cambio Democr¨¢tico (MDC), en 1999. Fue objeto de la ira del r¨¦gimen en forma de palizas de la polic¨ªa, de acusaciones de los jueces y de varios intentos de asesinato. Pero nunca se amedrent¨®. ¡°No aflojar¨¦ hasta que Zimbabue sea libre¡±, escribi¨® en 2007, despu¨¦s de ser liberado, con un brazo fracturado, de una de sus detenciones. ¡°Lejos de matar mi esp¨ªritu, las cicatrices que me han infligido brutalmente me han dado m¨¢s energ¨ªa. Solo busco un nuevo alivio para mi pa¨ªs, en el que los ciudadanos puedan vivir libremente en prosperidad y sin temer a sus gobernantes¡±, dijo entonces.
La ¨²ltima etapa, la de los a?os 2000, fue la m¨¢s dura para ¨¦l y la oposici¨®n. La imagen de su rostro marcado con un ojo magullado ¡ªque qued¨® marcada como el s¨ªmbolo de la represi¨®n del r¨¦gimen¡ª, subray¨® la brutalidad policial y la oleada de violencia que el r¨¦gimen alent¨® durante el periodo electoral de 2008 contra sus detractores, y que dej¨® 200 muertos y centenares de heridos y detenidos. Tsvangirai gan¨® la primera vuelta, pero se retir¨® de la segunda, boicote¨¢ndola ante la brutal represi¨®n. De entonces data la informaci¨®n, oficiosa, de que Tsvangirai hab¨ªa sido preseleccionado como candidato al premio Nobel de la Paz. Tsvangirai acept¨® formar parte de un Gobierno de unidad nacional con su eterno rival Mugabe, y fue primer ministro desde 2009 hasta 2013, pero su autoridad real estaba maniatada por el dictador y la enorme maquinaria del ZANU-PF.
El activista y pol¨ªtico, el luchador incansable por los derechos humanos, recib¨ªa tratamiento contra su c¨¢ncer en Sud¨¢frica, donde muri¨®, cuando en noviembre se produjo el golpe militar y la lucha intestina en el ZANU-PF contra Mugabe que acab¨® provocando la ca¨ªda del dictador tras 37 a?os en el poder. Y Tsvangirai regres¨® inmediatamente a Zimbabue para estar presente en ese momento hist¨®rico, aunque volviera a marchar en enero a Johanesburgo para seguir tratamiento. Muchos zimbabuenses le reprochan no haber sido capaz de haber preparado bien su sucesi¨®n, incluso de dividir internamente su partido para mantenerse al frente ¡ªunas pr¨¢cticas parecidas a las de su eterno rival¡ª permitiendo que ahora, con un Zimbabue que se encamina hacia las primeras elecciones sin Mugabe de la historia poscolonial, en julio, el ZANU-P, el gran partido ¨²nico durante d¨¦cadas, tenga enfrente a un debilitado rival, privado definitivamente del pilar que constitu¨ªa Morgan Tsvangirai. En un gesto postrero de concordia, el MDC, que ha pedido que Tsvangirai sea declarado h¨¦roe nacional, eligi¨® el jueves a un nuevo l¨ªder interino, hasta que la formaci¨®n celebre elecciones. Dif¨ªcil ser¨¢ llenar el hueco dejado por quien encarn¨® la voz cr¨ªtica y el imbatible esp¨ªritu de resistencia de Zimbabue.?
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