Brasil, un para¨ªso tropical para la siguiente cepa de ¡®fake news¡¯
El mayor pa¨ªs de Am¨¦rica Latina se ha convertido en un caldo de cultivo para conocer el poder destructor de las herramientas de desinformaci¨®n
Si queda algo por descubrir del poder destructivo de las noticias falsas, Brasil es lugar perfecto para que lo exhiban. El mayor pa¨ªs de Am¨¦rica Latina celebra este a?o elecciones presidenciales tras a?os de deriva e inestabilidad, culpa de un traum¨¢tico impeachment producido, en 2016, en mitad de una crisis econ¨®mica enorme. La investigaci¨®n del caso Petrobras ha llevado a juicio a buena parte de la clase pol¨ªtica, de concejales al expresidente Lula da Silva, pasando por ministros. Tambi¨¦n el actual presidente, Michel Temer, ha sido denunciado. Por eso, quiz¨¢ resulte inevitable que en este pa¨ªs crispado y aturdido, haya perfiles falsos en redes sociales que lleven a?os ya difuminando mentiras, con la ¨²nica esperanza de afectar estos comicios. Y seg¨²n se acerca la fecha, la maquinaria se va acelerando.
En los ¨²ltimos meses, lo ¨²nico m¨¢s delirante que la actualidad brasile?a han sido los titulares falsos con los que se intenta deformarla. En la vida real, el presidente Michel Temer se ha convertido en el primero en ser acusado, varias veces, por corrupci¨®n. En la falsa, el hijo que tiene con su mujer, 43 a?os m¨¢s joven que ¨¦l, es en realidad del empresario que le firma los cheques. Los seguidores del extremista de derechas Jair Bolsonaro provocaron en el mundo real el cierre de varias exposiciones de contenido LGTBQ por vincularlo a la pedofilia. En la de mentira, Bolsonaro aparecer¨¢ en las latas de Pepsi porque en las de Coca-Cola ya sale la drag queen Pabllo Vittar, el mayor fen¨®meno pop de los ¨²ltimos a?os. El 24 de enero, la segunda instancia endureci¨® la condena de c¨¢rcel que pesa sobre el expresidente Lula por corrupci¨®n. En aquella tarde de enorme consumo informativo, el segundo portal que a m¨¢s lectores inform¨® era Jovens Crist?os, una p¨¢gina que no tiene nada que ver con el periodismo profesional.
¡°Ahora mismo en Brasil hay una guerra de informaci¨®n travestida de periodismo¡±, alerta Pablo Ortellado, fundador de Monitor Do Debate Politico No Meio Digital, que sigue el recorrido de las noticias pol¨ªticas por las redes. ¡°Hay p¨¢ginas de noticias que no est¨¢n oficialmente haciendo campa?a pol¨ªtica , pero s¨ª comparten informaciones en un ecosistema enorme. Uno que parece diverso pero que no lo es. Una misma persona puede tener decenas de p¨¢ginas. De nada sirve desactivar las p¨¢ginas, hay que desactivar a las personas¡±.
En pocos pa¨ªses estos titulares campan con tanta libertad como aqu¨ª. ¡°Porque es un pa¨ªs muy dividido, y no solo pol¨ªticamente, sino tambi¨¦n en asuntos culturales y sociales¡±, alerta Claire Wardle, una periodista estadounidense que lleva m¨¢s de dos a?os estudiando c¨®mo se propagan las noticias falsas en cada pa¨ªs. ¡°En escenarios as¨ª la gente es menos cr¨ªtica con la informaci¨®n que se encuentra. Si algo reafirma tus creencias, es probable que te lo creas y lo compartas. Y a los brasile?os, grandes usuarios de redes sociales, les gusta compartir¡±.
Y no es solo cuesti¨®n del ¨¢nimo, sino de la infraestructura: ¡°El uso de WhatsApp en Brasil es incre¨ªblemente alto¡±, prosigue Wardle. De los 200 millones personas que hay en el pa¨ªs, 120 usan esta aplicaci¨®n. ¡°Las aplicaciones de mensajer¨ªa son lugares donde se distribuye la desinformaci¨®n y, al estar encriptados, es m¨¢s dif¨ªcil que los periodistas o los verificadores de la informaci¨®n sepan lo que anda circulando. Cuesta m¨¢s desmentir las noticias falsas a tiempo¡±.
Por ¨²ltimo, Wardle cita la facilidad con la que se mueven los bots, programas capaces de mover cientos de cuentas en redes sociales que en apariencia son de personas pero que en realidad solo est¨¢n para diseminar mentiras. ¡°Ya sabemos que hay bots en Brasil, pero lo que es m¨¢s preocupante es que hay brasile?os dispuestos a trabajar como ciborgs, o sea, persona que act¨²a como bots, pasando el d¨ªa entero compartiendo contenido para dar voz a ciertos mensajes. La amplificaci¨®n prefabricada es una gran preocupaci¨®n¡±.
Esas personas que hacen el trabajo de bots son la mayor preocupaci¨®n para quienes est¨¢n siguiendo las elecciones. Son cientos personas a cargo de miles de perfiles de redes sociales con perfecta apariencia de normalidad. Se quejan de su d¨ªa a d¨ªa, comparten las cosan que les gustan y, entremedias, critican o alaban al partido pol¨ªtico que toque o usan el hashtag que les recomiendan sus jefes. Seg¨²n revel¨® BBC Brasil, los trabajadores que hacen estas farsas llevan en ello desde 2012, ganando 200 euros al mes por el trabajo. En ¨¦poca de campa?a ganar¨¢n 500 euros. El coordinador de una de estas redes, Eduardo Trevisan, ha recibido 300.000 euros de los principales partidos brasile?os.
Los brasile?os deber¨ªan estar m¨¢s preocupados que el resto de pa¨ªses, seg¨²n Wardle. ¡°No es solo porque haya p¨¢ginas web dise?adas para hacer noticias leg¨ªtimas", comienza. "Es que hay redes de bots, amplificaci¨®n prefabricada, intentos de manipular a periodistas para que escriban piezas basadas en hashtags cuya relevancia ha sido inflada, son fotos manipuladas, v¨ªdeos inventados, textos micro-dise?ados para votantes en seg¨²n qu¨¦ distritos¡ Los brasile?os deber¨ªan estar preocupados y deber¨ªan darse cuenta de lo importante que es no compartir informaci¨®n falsa en sus cuentas sociales en los pr¨®ximos medios¡±.
Wardle es la directora ejecutiva de First Draft News, un proyecto de la Universidad de Harvard especializado en buscar estrategias para combatir las fake news. En algunos pa¨ªses, ha obrado el milagro de unir a varias cabeceras period¨ªsticas, enemigas enconadas, en un esfuerzo conjunto por verificar y desmentir los rumores. En Francia sirvi¨®. En Alemania y en el Reino Unido. Ahora intenta hacer lo mismo con los principales peri¨®dicos de Brasil (EL PA?S entre ellos). Antes de que lleguen los comicios en octubre y sea demasiado tarde: ¡°Las elecciones deber¨ªan consistir en votantes que toman decisiones con informaci¨®n corroborada. Si no, la democracia est¨¢ en peligro¡±.
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