Del TTIP a la amenaza de guerra comercial

En poco m¨¢s de un a?o, Estados Unidos y la Uni¨®n Europea han pasado de negociar un acuerdo de asociaci¨®n que iba a sentar, de manera un tanto rimbombante, ¡°las bases del comercio del siglo XXI¡± (el TTIP, por sus siglas en ingl¨¦s) a amagar con una guerra arancelaria en toda regla, con la excusa de la ¡°seguridad nacional¡±. Una decisi¨®n que golpea directamente a algunos de sus socios de la OTAN, como Alemania o Canad¨¢, seg¨²n ha recordado con preocupaci¨®n al presidente de EE?UU su secretario de Defensa, Jim Mattis.

El pasado viernes, Donald Trump recuper¨® una de sus principales promesas de la campa?a electoral y anunci¨® la imposici¨®n de fuertes aranceles a la importaci¨®n de acero (25%) y aluminio (10%) para proteger la industria americana. De inmediato, las autoridades de Bruselas anunciaron que semejante medida implicar¨ªa represalias sobre determinados productos estadounidenses, que este mi¨¦rcoles se ha concretado en un listado que incluye el bourbon, los ar¨¢ndanos o la mantequilla de cacahuete. Entre medias, Trump volvi¨® a amenazar con imponer nuevos aranceles sobre los veh¨ªculos procedentes de la UE.

Se espera que esta misma semana Trump pase de la ret¨®rica a los hechos consumados, una vez que los halcones del nacionalismo econ¨®mico se han impuesto a los globalizadores dentro de la Casa Blanca, tras la marcha de los antiguos directivos de Goldman Sachs, Gary Cohn y, unos d¨ªas antes, Dina Powell. Tampoco parece importarle el rechazo que las medidas ha suscitado en buena parte de los legisladores republicanos, como ha dejado claro su portavoz en la C¨¢mara de Representantes, Paul Ryan.

No son buenas noticias para la econom¨ªa global. Aunque Estados Unidos apenas representa el 2% del mercado de acero mundial y su decisi¨®n tendr¨ªa un impacto limitado sobre el PIB, s¨ª eleva muchos escalones el riesgo de una guerra comercial y ah¨ª las consecuencias son impredecibles. Erik Nielsen, economista jefe de Unicredit, ya advert¨ªa en su carta a clientes de este fin de semana que, para empezar, el crecimiento del comercio mundial puede verse reducido entre medio y un punto al a?o.

Pero con todo, el primer impacto del anuncio se juega en el terreno pol¨ªtico. Trump ha dejado claro a sus aliados que est¨¢ dispuesto a sacrificar su relaci¨®n estrat¨¦gica por su propia agenda interna. Que el abandono de los acuerdos de Par¨ªs sobre el clima fue solo el inicio de las nuevas reglas de juego que el republicano quiere imponer en el escenario global porque la imposici¨®n unilateral de aranceles est¨¢ prohibida por la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). En definitiva, que como ya aventuraba la canciller Angela Merkel en cuestiones de Defensa, Estados Unidos ha dejado de ser un socio fiable para sus propios aliados.