La vuelta de Trump al nacionalismo econ¨®mico sacude la Casa Blanca
La abrupta apuesta del presidente por una guerra arancelaria choca con Wall Street, el Partido Republicano y su propio gabinete
Ya no es solo China, Europa, Canad¨¢ o M¨¦xico. La resistencia est¨¢ ahora mismo dentro de la Casa Blanca. La abrupta vuelta de Donald Trump al nacionalismo econ¨®mico y su empe?o en una guerra arancelaria ha chocado con Wall Street, el Partido Republicano y su propio gabinete. La ca¨ªda del influyente consejero Gary Cohn, una de las figuras m¨¢s respetadas del Ejecutivo, es un indicador de esta involuci¨®n. El presidente, otra vez, apuesta por las turbulencias.
Trump ha decidido dar la batalla. Ha mirado atr¨¢s y ha recogido la bandera del Am¨¦rica Primero que tan buen resultado electoral le dio en 2016. El mundo, as¨ª visto, es un lugar plagado de enemigos y ha llegado el momento de defenderse. Como primer golpe, est¨¢ preparando una subida arancelaria del acero (25%) y el aluminio (10%). Luego, vendr¨¢n m¨¢s. La guerra no ha hecho m¨¢s que empezar.
¡°Hemos sido maltratados como pa¨ªs durante muchos a?os; todos han sacado ventaja de nosotros, y esto no va a volver a ocurrir nunca m¨¢s. Las guerras comerciales no son tan malas. Porque somos m¨¢s poderosos que ellos¡±, clam¨® el presidente el martes por la tarde, una hora antes de que se hiciera p¨²blica la renuncia de Cohn.
From Bush 1 to present, our Country has lost more than 55,000 factories, 6,000,000 manufacturing jobs and accumulated Trade Deficits of more than 12 Trillion Dollars. Last year we had a Trade Deficit of almost 800 Billion Dollars. Bad Policies & Leadership. Must WIN again! #MAGA
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) March 7, 2018
Y para que no quedaran dudas, redobl¨® su ofensiva el mi¨¦rcoles por la ma?ana: ¡°Desde el primer Bush hasta hoy, nuestro pa¨ªs ha perdido 55.000 factor¨ªas, 6.000.000 de empleos manufactureros y ha acumulado un d¨¦ficit comercial de m¨¢s de 12 billones de d¨®lares. El a?o pasado, tuvimos un d¨¦ficit de casi 800.000 millones. Malas pol¨ªticas y mal liderazgo. Hemos de ganar otra vez¡±, tuite¨®.
Las hostilidades han arrancado poco despu¨¦s de que Trump lograra su mayor triunfo pol¨ªtico hasta la fecha. La reforma fiscal, con un recorte de 1,5 billones de d¨®lares en 10 a?os, super¨® los obst¨¢culos que hicieron encallar el intento de aniquilaci¨®n del Obamacare. Por una vez, logr¨® el apoyo de ambas C¨¢maras y apareci¨® como un l¨ªder ante su partido y la naci¨®n.
En el plan tributario participaron tanto Cohn como el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. Durante su dise?o, ambos trataron de frenar los impulsos de Trump de activar una guerra comercial. A su favor, seg¨²n los medios estadounidenses, jugaron dos pesos pesados del gabinete. El secretario de Defensa, Jim Mattis, y el de Estado, Rex Tillerson, quienes consideraban que la batalla tarifaria abrir¨ªa un periodo de incertidumbre que pod¨ªa acabar afectando tanto a la seguridad nacional como a la fluidez diplom¨¢tica con pa¨ªses aliados.
El presidente esper¨® a la aprobaci¨®n del proyecto fiscal a finales de diciembre, y entrado el nuevo a?o, volvi¨® a la carga. El 12 de febrero, llam¨® a su despacho al director del Consejo Nacional de Comercio, Peter Navarro, y le encomend¨® poner toda la le?a posible al fuego.
El ascenso del apocal¨ªptico Navarro, un ep¨ªgono del extremista Steve Bannon que tras brillar en las elecciones hab¨ªa quedado relegado a un segundo plano, fue un mensaje para el gabinete. La Casa Blanca retomaba el discurso de campa?a. La satanizaci¨®n del d¨¦ficit y los tratados comerciales volv¨ªan a primer plano. La primera andanada iba a ser el acero y el aluminio. Navarro junto con el implacable negociador del Tratado de Libre Comercio con Am¨¦rica del Norte, Robert Lighthizer, y el secretario de Comercio, Wilbur Ross, se situaban en vanguardia.
La resistencia, hasta ahora, ha fracasado. Cohn ha renunciado y las presiones de Mattis y Tillerson han ca¨ªdo en saco roto. La reacci¨®n a la baja de Wall Street tampoco ha importado. Y las peticiones del Partido Republicano han sido clamorosamente deso¨ªdas, pese al da?o que la guerra comercial puede ocasionarle en las ultrasensibles elecciones legislativas del 6 de noviembre. ¡°Exigimos precauci¨®n¡±, implor¨® el jueves el l¨ªder de la mayor¨ªa conservadora en el Senado, Mitch McConnell. D¨ªas antes, el l¨ªder republicano en el Congreso, Paul Ryan, hab¨ªa urgido a dar marcha atr¨¢s: ¡°Estamos extremadamente preocupados por las consecuencias de una guerra comercial y no queremos que amenace las ganancias de la reforma tributaria¡±.
Nada parece frenar a Trump. ¡°Fui elegido, al menos en parte, por este asunto y llevo 25 a?os dici¨¦ndolo¡±, explic¨® el martes. Empecinado, como lo fuera en campa?a, ha vuelto a representar el papel de outsider. El pol¨ªtico que solo y contra todos se enfrenta al mundo. Pero esta vez desde la Casa Blanca.
La carta de 100 congresistas republicanos
El aislacionismo es para Donald Trump un art¨ªculo de fe. Su desconfianza hacia otros pa¨ªses, sean amigos o no, es profunda. Y en su defensa del nacionalismo econ¨®mico no le importa perder apoyos. Uno de los ¨²ltimos en apartarse de Trump ha sido el presidente del poderoso Comit¨¦ de Finanzas del Senado, su antiguo amigo Orrin Hatch. En una amarga carta, este senador le recuerda que la subida de aranceles acabar¨¢ siendo pagada por el consumidor estadounidense y que la medida socavar¨¢ el ¨¦xito de la reforma tributaria. A esta misiva se sum¨® otra, adelantada por The Wall Street Journal, en la que 107 miembros de la C¨¢mara de Representantes ped¨ªan a Trump que reconsiderara la subida de aranceles por sus consecuencias negativas y le ped¨ªan que actuase contra aquellos que s¨ª hacen da?o a EEUU.
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