Trump se reafirma en el proteccionismo elevando los aranceles al acero y el aluminio importado
El presidente de Estados Unidos convoca a los ejecutivos de la industria para definir las medidas que anunciar¨¢ la semana pr¨®xima
Estados Unidos alza a¨²n m¨¢s las espadas en el ¨¢mbito del comercio internacional, en la que se anticipa ser¨¢ la decisi¨®n proteccionista de mayor calado hasta la fecha. El presidente Donald Trump anunci¨® este jueves que la pr¨®xima semana instaurar¨¢ un nuevo arancel global del 25% al acero y del 10% al aluminio que importa de China, Alemania, Canad¨¢ o M¨¦xico entre otros pa¨ªses. Lo har¨¢ invocando la seguridad nacional y para revitalizar su industria.
Trump convoc¨® a ejecutivos del sector en la Casa Blanca para definir las medidas que adoptar¨¢. El presidente, que cuenta con plenos poderes para modular los aranceles, tiene de plazo hasta mediados de abril para concretar la nueva tarifa. La cuesti¨®n est¨¢ en saber contra qu¨¦ pa¨ªses lo dirige exactamente. Canad¨¢, Brasil y Corea del Sur son los principales exportadores hacia EE UU, junto a Europa, Jap¨®n, M¨¦xico y China.
¡°Nuestras industrias del acero y del aluminio se han visto diezmadas por d¨¦cadas de comercio injusto y malas pol¨ªticas con pa¨ªses por todo el mundo¡±, coment¨® el presidente en su cuenta en las redes sociales antes de la reuni¨®n con los ejecutivos, ¡°no debemos seguir permitiendo que se tome ventaja de nuestro pa¨ªs, de nuestras compa?¨ªas y de nuestros trabajadores. Queremos un comercio libre, justo e inteligente¡±.
Trump firmar¨¢ la orden ejecutiva la pr¨®xima semana. El argumento de Washington es que los astilleros militares y los grandes proyectos en infraestructuras dependen demasiado del acero importando, que es m¨¢s barato. Tambi¨¦n la industria de la automoci¨®n, aunque en su caso los fabricantes se oponen a las tarifas por el efecto que puede tener en el empleo del sector. Trump busca, sin embargo, incentivar la producci¨®n dom¨¦stica de acero especializado.
El Departamento de Comercio public¨® hace justo dos semanas los resultados de un estudio, tras consultar con varias agencias, en el que conclu¨ªa que estas importaciones minan las necesidades militares de EE UU y ponen en riesgo la seguridad. Planteaba tres opciones a considerar para pasar a la acci¨®n, utilizando una legislaci¨®n de 1962: imponer una tarifa global, aplicar cuotas o aplicar aranceles espec¨ªficos. Trump quiere m¨¢s all¨¢ de la recomendaci¨®n.
Ataque a la OMC
El sector sider¨²rgico da empleo a 385.000 personas en EE UU. Eran cerca de 640.000 asalariados en 2000. Trump se concentr¨® durante la campa?a en las localidades del viejo tejido industrial m¨¢s afectadas por la destrucci¨®n de empleo para captar votos y acus¨® a China de vender el acero por debajo del precio del mercado. "La Organizaci¨®n Mundial de Comercio ha sido un desastre para nuestro sector manufacturero", reiter¨®, "necesitamos a estas compa?¨ªas para nuestra defensa".
Las estad¨ªsticas, sin embargo, muestran una realidad muy diferente de la que defiende Donald Trump. EE UU produce el 70% del acero que consume y solo el 3% es de uso militar, de acuerdo con los datos del American Iron and Steel Institute. El Cato Institute se?ala que la industria da empleo a una proporci¨®n muy marginal cuando se compara con las empresas que lo consumen, que superan los 6,5 millones.
La acci¨®n unilateral est¨¢ respaldada por Robert Lighthizer, representante de Comercio Internacional, que como abogado defendi¨® los intereses de la industria sider¨²rgica en Washington, el secretario Wilbur Ross, que como inversor reestructur¨® compa?¨ªas de la industria, y Peter Navarro, su asesor econ¨®mico. Gary Cohn, principal consejero econ¨®mico de la Casa Blanca, con una visi¨®n m¨¢s globalista, y James Mattis, secretario de Defensa, fueron m¨¢s cautos.
Alan Greenspan, Ben Bernanke y otros antiguos economistas que pasaron por la Casa Blanca ya urgieron que se evitara imponer las nuevas tarifas bajo la bandera de la seguridad nacional, porque consideran que ¡°el coste diplom¨¢tico¡± no redundar¨¢ en beneficio de la econom¨ªa, ya que los aranceles elevar¨¢n el coste de producci¨®n y el precio que paga el consumidor final. "Es una v¨ªa muy cara de preservar empleos en industrias en declive o menos competitivas", a?ade el presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley.
Reacci¨®n de Wall Street
Los t¨ªtulos de las compa?¨ªas de la industria sider¨²rgica se apreciaron con fuerza en anticipaci¨®n del anuncio. AK Steel subi¨® un 8% durante la sesi¨®n burs¨¢til mientras que su rival US Steel lo hizo m¨¢s de un 5%. Nucor gan¨® un 3,5% y casi un 2% el productor de aluminio Alcoa. El alza de aranceles afecta, sin embargo, a grandes clientes como Boeing, Caterpillar o General Motors y el temor a una guerra comercial hizo de lastre en Wall Street, que cay¨® m¨¢s de un 2%.
La Uni¨®n Europa advirti¨® por su parte que adoptar¨ªa medidas de represalia si se daba este paso. De hecho, el temor de los economistas del Council on Foreing Relations es que este tipo de aranceles acaben detonando litigios comerciales que da?en m¨¢s a las empresas que protegerlas. Que el presidente invoque la seguridad nacional como argumento para alzar m¨¢s el muro proteccionista no le libra de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio puede considerar la medida ilegal.
La acci¨®n de Trump no es una sorpresa. Hace ahora un a?o que el Departamento de Comercio public¨® un estudio en el que dejaba claro que EE UU defender¨ªa con ¡°agresividad¡± sus intereses en el ¨¢mbito del comercio. Trump considera tambi¨¦n que se firmaron acuerdos en el pasado que fueron da?inos para la econom¨ªa. Por eso decidi¨® nada m¨¢s tomar posesi¨®n renunciar al tratado del Transpac¨ªfico y a renegociar el del Norteam¨¦rica. Las nuevas medidas pueden dificultar las discusiones con M¨¦xico y Canad¨¢.
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