El hombre que le fabrica las bombas a Trump
El nacionalista e hiperb¨®lico consejero de comercio Peter Navarro es el mu?idor de la guerra arancelaria que hace temblar al mundo
Por las tardes, cuando en Washington ya ha ca¨ªdo la noche, no es raro verle correr por Pennsylvania Avenue. Con los cascos puestos, el pelo cano y su sonrisa de iconoclasta de Harvard, Peter Navarro, de 68 a?os, va dando botecitos en torno a la Casa Blanca. Espera, dicen los medios m¨¢s viperinos, que las dependencias oficiales se vac¨ªen para regresar al edificio y deslizarse en el Despacho Oval. All¨ª, habla con Donald Trump de aquello que tanto les une. La obsesi¨®n por el d¨¦ficit comercial, la injusticia de los tratados comerciales, el odio a los abusos de China, Europa y M¨¦xico. Navarro, m¨¢s gur¨² que economista, es el estratega de la gran guerra comercial. Ese terremoto que ha desatado las iras de la UE, la rebeli¨®n de los republicanos y la renuncia de uno de los ¨²ltimos moderados del gabinete, el anta?o poderoso Gary Cohn. Navarro es la explicaci¨®n de lo que ahora mismo sucede en la Casa Blanca.
El triunfo del director del Consejo Nacional de Comercio es un mal augurio. Durante un tiempo form¨® pareja ideol¨®gica con el tenebroso estratega jefe, Steve Bannon. Juntos lograron que EE UU renunciase al Acuerdo Transpac¨ªfico de Cooperaci¨®n Econ¨®mica (TPP, por sus siglas en ingl¨¦s), alentaron la ruptura del Tratado de Libre Comercio de Am¨¦rica el Norte (TLCAN) y emponzo?aron las relaciones con Alemania y por extensi¨®n la Uni¨®n Europea. En pocos meses, alimentaron el monstruo aislacionista que habita en Trump y pusieron al mundo en una vitrina en la que se lee peligro.
Fueron buenos momentos para Navarro. Pero ef¨ªmeros. La ca¨ªda de Bannon y la entrada este verano del general de marines, John Kelly, como jefe de gabinete, le relegaron a un segundo plano. La influencia del director del Consejo Nacional de Econom¨ªa, Gary Cohn, gan¨® terreno. Procedente de Goldman Sachs, este banquero de talante moderado y uno de los pocos que critic¨® a Trump por sus declaraciones sobre el crimen racista de Charlottesville, intent¨® por todos los medios aminorar los da?os y mostrar una Casa Blanca dispuesta al pacto antes que a la ruptura.
El esfuerzo, como tantas cosas en el universo Trump, ha servido de poco. Cuando el Despacho Oval parec¨ªa haber dejado atr¨¢s el espectro de Bannon, el furor nacionalista ha regresado. Trump ha roto hostilidades proclamando una brutal subida de los aranceles del acero y el aluminio, Cohn ha sido fulminado y Europa ha respondido con la amenaza de represalias. Una era turbulenta ha dado comienzo.
Visto de cerca, lo ocurrido no es nada distinto a lo que Trump prometi¨® en campa?a. La ofensiva sigue el patr¨®n que durante las elecciones dise?aron Navarro y el actual secretario de Comercio, Wilbur Ross. Una estrategia que entiende al mundo como enemigo y que considera que Estados Unidos ha sido enga?ado por todos. ¡°EEUU tiene un d¨¦ficit comercial anual de 800.000 millones de d¨®lares por nuestros est¨²pidos acuerdos y pol¨ªticas. Nuestros trabajos y riqueza est¨¢n siendo entregados a pa¨ªses que se han aprovechado de nosotros durante a?os. Se r¨ªen de lo tontos que nuestros l¨ªderes han sido. ?Nunca m¨¢s!¡±.
Son palabras de Trump, pero podr¨ªan haber sido dichas por Navarro. Calcan sus conceptos, su manique¨ªsmo. Durante a?os, este profesor de econom¨ªa de la Universidad de California ensalz¨® la industria nacional y lanz¨® su vitriolo contra el adversario exterior, sobre todo, China. No es solo que acusase al gigante asi¨¢tico de manipulaci¨®n de divisa, explotaci¨®n laboral y competencia desleal, sino que lleg¨® a recomendar el boicot a sus productos. ¡°Es un polarizador nato y no es respetado en el mundo econ¨®mico¡±, sentencia a EL PA?S el profesor de la Universidad de Maryland Peter Morici, ex director econ¨®mico de la Comisi¨®n de Comercio Internacional de EEUU.
Con este pedigr¨ª, sus argumentos apenas tuvieron acogida en la academia, pero hallaron eco en un multimillonario llamado Donald Trump. Cuando 2011 el magnate ley¨® su obra The coming China wars (Las guerras chinas venideras) qued¨® cautivado. Fue un flechazo que se desbord¨® en 2015. Tras anunciar el multimillonario su intenci¨®n de concurrir a las presidenciales, Navarro, que hab¨ªa sido republicano independiente, dem¨®crata y republicano (por este orden) se present¨® en la Trump Tower a brindar su ayuda. ¡°El resto lleg¨® org¨¢nicamente¡±, ha recordado.
Embarcado en la campa?a, Navarro se perfil¨® de inmediato como uno de los asesores preferidos de Trump. Ambos coincid¨ªan en su nacionalismo exacerbado y su amor a las c¨¢maras. Soberbios, altisonantes y extremadamente populistas buscaban enemigos en todas partes menos en Estados Unidos. China, Alemania, Corea del Sur, M¨¦xico¡ ah¨ª estaban los responsables de la desgracia americana. Un mensaje que ya hab¨ªa sido ensayado antes pero que en 2016 cautiv¨® a las masas blancas empobrecidas y germin¨® en la sorprendente victoria de Trump.
El triunfo llev¨® a Navarro a la Casa Blanca. No ocup¨® una cartera de relumbr¨®n, qued¨® supeditado a Cohn, pero tampoco perdi¨® el tiempo. R¨¢pidamemte se torno en la pesadilla del sector moderado de la Casa Blanca, que recuerda con terror el documento que reparti¨® en octubre pasado y donde en dos p¨¢ginas sin fuentes ni estudios resum¨ªa los males que acarrear¨ªa el TLCAN: mayor mortalidad, aumento del consumo de opi¨¢ceos m¨¢s abortos, presos cr¨ªmenes, violencia de g¨¦nero, infertilidad¡ Este apocalipsis de bolsillo es la esencia de Navarro. El hombre que, ca¨ªdo Cohn e iniciada la guerra tarifaria, representa el futuro. El espejo al que se mira el presidente. El nacionalismo en estado puro.
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